El lider de VOX, Santiago Abascal, junto a Sanchez Dragó, en los toros (El Mundo)

No se puede defender rectamente la opción identitaria sin contemplar como irrenunciable la defensa del nutriente étnico como base fundamental de las sociedades nacionales. El alto rendimiento intelectual y la fecundidad creativa de las etnias caucásicas ha sido el fruto de la herencia biológica transmitida desde hace centenares de años.

“Por supuesto que no soy racista. Ser racista es ser antiespañol. El mestizaje racial en líneas generales me parece positivo, aunque también es verdad que ocasiona, a veces, problemas de convivencia e igualdad”.

Así lo asegura el líder de Vox en un libro-entrevista con el escritor Fernando Sánchez Dragó. Las ideas de Abascal sobre la libertad religiosa son, como poco, confusas: asegura que “en la política no juega ningún papel la religión” y que el hecho de que él sea católico “no significa que Vox sea un partido confesional”. Pero agrega que “la religión vertebra España” y que “el islam define el ser de España, pero en sentido contrario”.

El libro, editado por Planeta y titulado España vertebrada, parafraseando la obra de Ortega y Gasset, sale en vísperas de la campaña electoral con el objetivo de encumbrar al líder de Vox.

Siguiendo los pasos del presidente de Estados Unidos, Abascal propone construir un muro en las fronteras de Ceuta y Melilla. “Y quizá debería pagarlo Marruecos, que es quien nos lanza oleadas de inmigrantes clandestinos para chantajear a la Unión Europea”, agrega.

Se trata de un brindis al sol, pues Ceuta y Melilla ya cuentan con una valla en su frontera terrestre con Marruecos y ni siquiera Trump ha conseguido que México le financie su muro, como él prometió en campaña. Durante la conversación (que se desarrolló entre el 11 y el 13 de enero en casa del escritor) este intentó repetidamente que su invitado se pronunciara en contra del sistema democrático, lo que no consiguió, aunque tampoco hizo una defensa firme de sus principios y se limitó a calificar el sufragio universal de “inevitable”. “No se puede saltar al ruedo de la política cuestionando la democracia. No puedes pedir el voto a la gente diciendo que a lo mejor no están capacitados para votar”, argumenta.

Sánchez Dragó, ¿espejo claro?

En su libro Dios los cría… y ellos hablan de sexo, drogas, España, corrupción… (Planeta), el escritor Fernando Sánchez Dragó aseguró haber mantenido relaciones sexuales con dos “lolitas” de 13 años en Tokio. En la página 164 de la obra, que recoge sus conversaciones con el dramaturgo Albert Boadella, Sánchez Dragó narra lo ocurrido, que sitúa en la capital japonesa en 1967.Cuenta que salió del metro y se topó de frente “con unas lolitas de esas -ahora hay muchas- que visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda…”. El escritor hoy en la órbita de Vox da más detalles. “Las muy putas se pusieron a turnarse”. Y afirma: “Las delincuentes eran ellas y no yo”.

Tras trascender estos detalles, Sánchez Dragó, que se jactó en la obra de que el delito ya prescribió, quiso rectificar y señaló que lo que relata en el libro es “una anécdota trivial y sin mucha chicha convertida en literatura”. “Era un grupo de chicas y chicos. Nos fuimos a tomar un café al lado de la estación de Ikebukuro. Hubo risas, chanzas y coqueteos. Luego cada mochuelo y cada mochuela se fue a su olivo. No creo, además, que tuvieran 13 años, sino algunos más. Era una forma de hablar. Los jóvenes japoneses tienen un aspecto muy aniñado”, aseveró.

Sin embargo, a pesar de sus declaraciones tratando de salir del paso, en su libro no dejó de dar detalles sexuales de las que llama “lolitas”. “No hay nada como la piel tersa, los pechitos como capullos, el chochito rosáceo”, dice. En la página 159, antes de contar el encuentro en Tokio, el dramaturgo Albert Boadella le cuenta que a él le gustan las mujeres cincuentonas. “Las mujeres, a partir de los 50, empiezan a tener un atractivo irresistible, adquieren una solidez erótica pausada pero intensa”, apunta Boadella. Pero Dragó le contesta: “Ese es un punto de disidencia entre nosotros. A mí me gustan las de 15”. Y más adelante sigue: “Llámame viejo, llámame como quieras pero es así. Y conste que, por desgracia, no hago nada. Pura boquilla. No están los tiempos como para meterse en ese tipo de fregados”.