La teoría inaplicable del 1+1+1 para que el PSOE no domine el Senado
Poco después de que Pedro Sánchez convocara elecciones comenzó a correr como la pólvora un mensaje por los teléfonos móviles. Este whatsapp animaba, vista la efervescencia que las encuestas le presuponían a los socialistas, a que los votantes del centro-derecha dividieran sus votos al Senado entre PP, Ciudadanos (Cs) y Vox para frenar una mayoría de izquierdas en la Cámara Alta. En su momento advertimos del interés oculto bajo este mensaje, que ha vuelto a estallar a pocos días de la cita con las urnas.
«Si todos los votantes de PP, Cs y Vox votamos así, lograremos la mayoría de las provincias con este resultado: un senador Cs, un senador Vox, un senador PP y un senador PSOE», reza dicha hipótesis, que sólo es aplicable en el marco teórico y en el que caso de que en todas y cada una de las circunscripciones hubiera más electores de centro-derecha que de centro-izquierda.
Al margen, Narciso Michavila, presidente de GAD3 ya desacreditó esta teoría: «La primera máxima en estos casos es que cualquier cadena de WhatsApp que no se fundamente en un caso real es un fake». A falta de un antecedente histórico sólido que nadie por el momento ha puesto sobre la mesa, hace dos días el propio Michavila volvió a salir al paso de esta campaña con una nueva explicación a través de su cuenta de Twitter, en su caso, aportando datos concretos que complican la viabilidad del 1+1+1 para que el PSOE no gane la Cámara Alta con el apoyo de Unidas Podemos. «Durante 42 años con 13 elecciones al Senado y todo tipo de situaciones se ha mantenido siempre el mismo patrón: los tres primeros senadores son del partido más votado -por cada circunscripción- en el Congreso y el cuarto, del segundo partido», explicó el experto, quien acto seguido cuantificó el asunto y pronosticó que en esta cita el patrón seguirá siendo similar: «En el 99% de los 767 casos los senadores han salido de los dos partidos más votados».
A tenor de los precedentes y de los pronósticos de las encuestas, que dan menos escaños al centro-derecha -suma PP, Cs y Vox- que a la izquierda -PSOE y Unidas Podemos-, la hipótesis que promueve esta cadena de WhatsApp es irrealizable. Sin embargo Iván Espinosa de los Monteros, número 3 de Vox, opinó lo contrario en la misma red social: «¿Qué pasaría si todo el que no es de izquierdas votara 1-1-1? Pues que los tres senadores más votados serían los primeros de la lista de cada uno de esos partidos. Es de cajón». Obvió Espinosa de los Monteros que el centro-derecha tendría que tener más votos que la izquierda en la mayoría de las circunscripciones. No obstante, que los votos de los electores de PP, Cs y Vox se unieran para evitar que la izquierda controle el Senado podría haber sido una realidad si las tres formaciones hubieran acordado concurrir en coalición a los comicios de la Cámara Alta. No hubo acuerdo, lo que refuerza que hay un interés para dividir al electorado de centro-derecha en la cadena de mensajes.
¿Quién está detrás?
La pregunta del millón entonces se antoja clara: ¿quién está detrás? El mayor perjudicado ante esta hipotética división sería el PP, que hasta estas elecciones ha aglutinado la mayor parte de ese voto. Tanto Vox como Cs verían mejorados sus resultados notablemente y, bajo este modelo, incluso equipararían sus fuerzas con el partido que lidera Pablo Casado. El otro beneficiado sería el PSOE, al que algunos líderes populares culpan de una «intoxicación» que dividiría todavía más votante del centro-derecha si cristalizara.