El voto tirado de la derecha deja el futuro de España en manos de Sánchez e Iglesias: sientan las bases para un acuerdo de legislatura
La primera toma de contacto entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se saldó sin grandes avances de cara a la investidura del candidato socialista, pero sí con buenas sensaciones, según informó el secretario general de Podemos tras las más de dos horas de reunión en la Moncloa con el presidente del Gobierno.
Como había anunciado, Iglesias transmitió a su anfitrión lo que lleva repitiendo desde la noche electoral, que el electorado ha votado de forma mayoritaria por una coalición de formaciones progresistas. Justifica esta reclamación en los números. Juntas, las dos fuerzas de izquierda suman 165 diputados frente a los 149 de PP, Ciudadanos, Vox y Navarra Suma.
Suficiente según el líder morado para gobernar durante los próximos cuatro años con el apoyo externo de nacionalistas e independentistas.
La intención de Sánchez de reeditar un Ejecutivo formado por socialistas e independientes de prestigio no es una opción viable para Iglesias y los suyos, que solo contemplan un bipartito con un reparto de ministerios proporcional a los votos obtenidos el 28-A por cada fuerza política y en el que, reconoció este lunes el líder de Podemos ante su plana mayor, habría un claro liderazgo socialista. Otra fórmula que está sobre la mesa es la de las carteras compartidas.
Iglesias, el tercero líder nacional en ser recibido en la Moncloa al primar Sánchez el orden de las fuerzas más votadas, mantuvo el encuentro más largo de esta primera ronda preliminar de la que Sánchez ha excluido a Vox, y que puede continuar la próxima semana con nacionalistas e independentistas. «Nos hemos puesto de acuerdo en ponernos de acuerdo», señaló Iglesias en una brevísima comparecencia tras el encuentro en la que, además de mostrarse optimista sobre las negociaciones, abogó por la paciencia y la discreción en las próximas semanas.
Añadió que desde este martes se abre un periodo en el que las dos fuerzas progresistas han acordado comenzar a trabajar para alcanzar un acuerdo de legislatura. No se extendió, en cambio, sobre si éste incluirá la incorporación de miembros de su coalición al Consejo de Ministros. La primera fecha clave es el 21 de mayo, día en que se constituirá la Mesa del Congreso. La negociación para cerrar una mayoría progresista en el órgano rector de la Cámara baja correrá a cargo de las portavoces, Adriana Lastra e Irene Montero, según acordaron los jefes de filas de PSOE y Unidas Podemos. No se antoja complicado el pacto, y los pronósticos apunta a tres socialistas en la Mesa, dos del PP, dos de Ciudadanos y otros dos de Unidas Podemos. Pero aún quedan dos semanas y hay otras variantes.
Iglesias no se extendió más allá en la valoración de la reunión al margen de subrayar la relación «de confianza y empatía» que ha forjado con el jefe del Ejecutivo en funciones desde el triunfo de la moción de censura. Todo un cambio respecto al distanciamiento que hubo entre ambos tras la fallida investidura de Sánchez en 2016 por la negativa de Iglesias a respaldarla.
Cesiones
La incógnita es hasta qué punto de la negociación llevarán sus posiciones respecto al futuro Ejecutivo, aunque el líder de Podemos ya adelantó el lunes que todos tendrán que ceder y que por su parte no habrá líneas rojas. Con el no asegurado de los diputados de PP, Ciudadanos y Vox a su investidura, al candidato socialista solo le vale un sí de Unidas Podemos, que podría, además, ser suficiente en segunda votación para lograr una mayoría simple con abstenciones de otros grupos.
Pero si la coalición izquierdista no se apea de su demanda de entrar en el Ejecutivo, Sánchez se arriesgaría a una investidura fallida que, además, pondría en marcha el reloj de dos meses para la convocatoria de unas nuevas elecciones generales.
Dentro de Podemos han surgido voces, especialmente en el sector anticapitalista y la organización andaluza, que rechazan cogobernar con el PSOE, lo que jugaría a favor de la pretensión de Sánchez de continuar en solitario. En cualquier caso la decisión final sobre el voto de Podemos la tomarán sus inscritos, y en los cinco años de vida de la formación morada las bases nunca han llevado la contraria a su secretario general.
Estamos 100% en manos del marxismo cultural de George Soros. Malos tiempos, sin duda.