Una foto con el Villegas
Hay que estar muy necesitado para hacerse una foto con el Villegas. Aunque sea de madre soriana, que eso le honra ante mis ojos, lo siento. Prefiero una foto de feria subido a un caballo de cartón, o de esas de medio cuerpo, que sales con un mono di pinto di blu, y volando en un biplano, tan solo metiendo la cabeza en el orificio de la chapa y poniendo cara de recipiendario para los amigotes del pueblo que te saben en la mili africana.
Tienen mucho más mensaje y relieve que su figura señera, de madera de tabla, o de roble americano por lo del sabor a tí.
Ignoro si subido en un trillo y con los pelos hacia atrás ganará mucho o poco y si merecerá la pena inmortalizarle en la era. Es algo como la Celaá, la Celabé, y la Celacé, no cambia a segunda ni en las cuestas y se le ve sublimado y triste en ese entusiasmo que finge a lo Mateo con la guitarra. Sería divertido comprobar cómo suena y si cierra los ojitos cuando le aprietas en la tripa.
Es lo que tiene la madera sin desbastar con la escofina o la garlopa, esa seriedad y esa firmeza que no dan el pego ni con alcaloides y bien que fumado. Es como un peñazo pertinaz que se te adhiere al costado y que te echa el aliento espeso.
¿A quién se le ocurre ponerle de imagen de nada que no sea la tristeza y la sosez extrema?
Subido a un púlpito, este macho-man sería tremendo y no te digo nada abrazado a un facistol entrambos pájaros y revestido de roquete. Purito oficio de tinieblas. No te digo nada si se pone cariñoso… Mejor en la lejanía, como los autillos.
Por todo ello y considerados los extremos que se refieren a su posible solubilidad en agua, tolueno o alcohol –para elaborar alcoholatos y ceratos principalmente- y su posible aplicación para dolores de lumbago, mialgias y tirones musculares por contracciones, venimos a resolver por la presente que este personaje, de escasa relevancia y bajo perfil, carece de todo interés para hacerse una foto o retrato, que no aportaría nada para nuestro book, que resulta aburrido, triste y poco estimulante y que tiene un aspecto trágicamente soso, que nos recuerda mucho al Buster Keaton de la depresión del 29 sin la vis del que fuera un gran actor hollywoodense.
He dicho.