Vara sólo podría gobernar en Extremadura con el apoyo de los comunistas
La sangría del PSOE en Extremadura parece no tener límites. A una semana de las elecciones, el PP amplía su ventaja medio punto con respecto a la última encuesta publicada por este periódico hace tres semanas y alcanza sus mejores resultados de todos los estudios, con 5,1 puntos de diferencia con respecto a los socialistas (48,7% frente al 43,6%). Estos datos le otorgarían la mayoría absoluta. Sólo un pacto entre el mejor PSOE y la mejor IU de la horquilla del sondeo haría salvar los muebles a Guillermo Fernández Vara. Pero lo más probable, según la encuesta, es un vuelco histórico.
Con todo, la mejor noticia para el popular José Antonio Monago, más que aumentar en medio punto su ventaja con respecto al último sondeo, es que IU retrocede y baja en intención de voto, y está alejándose de poder alcanzar un diputado (de 4,9% a 4,6%). Este descenso privaría a Fernández Vara del aliado que podría ayudarle a conservar el poder.
Éste es el escenario apasionante que se abre en una región donde la alternativa parecía imposible hasta hace muy poco. Ahora los indicios apuntan a una noche electoral de infarto, porque, si se cumplen todas las encuestas publicadas desde hace un año, el resultado final se decidirá por un puñado de votos, centrados casi exclusivamente en la provincia de Badajoz, donde la igualdad es mayor (el PP consigue un triunfo rotundo en Cáceres) y las posibilidades de variación del único escaño que está en juego penden literalmente de un hilo, con posibilidades para los tres partidos casi en la misma proporción. Ahí estará la clave. De quien lo obtenga dependerá si hay o no un cambio de ciclo.
Vara se agarra como un clavo ardiendo al voto oculto, que parece que ahora ha cambiado de bando, pues siempre ha sido el votante del PP el que no ha revelado sus preferencias políticas, sobre todo en los pueblos, ante el poder que otorga el estar al frente de las administraciones públicas durante tanto tiempo.
«No me planteo en ningún momento la posibilidad de perder las elecciones», viene asegurando Vara estos días en los mítines, a pesar del chaparrón de encuestas que auguran que los socialistas no sólo no están recuperando posiciones, sino que incluso retroceden.
Estos días se da una tensión electoral que nunca había existido. Se ha pasado del buenismo y del buen rollo que existía entre Vara y Monago -durante la legislatura han alcanzado varios pactos importantes- a que el presidente de la Junta amenace con demandar al líder de la oposición porque dijo en una entrevista que los militantes y simpatizantes del PP siguen teniendo temor a represalias en muchos pueblos ante la influencia casi asfixiante del aparato socialista.
Por otro lado, la hipotética coalición de gobierno entre PSOE e IU está siendo puesta estos días bajo sospecha por los líderes de ambos partidos, al menos de cara a la galería. «Si tengo que ir en contra de mis principios socialdemócratas, me voy a mi casa», enfatiza Fernández Vara.
Y replica Pedro Escobar (IU): «Vara tiene tendencia a pactar con el PP por sus orígenes [en referencia a que militó en AP], pero yo no pactaré ni con la derecha declarada, que se reconoce como tal, ni con la derecha camuflada que hoy es el Partido Socialista». Por encima de estos discursos, la clave, si se da la circunstancia de pacto, se encuentra en el proyecto de construcción de una polémica refinería, al que IU se opone rotundamente.
Mientras, remontar 14,1 puntos de diferencia, una distancia sideral, y colocarse 5,1 por arriba es ya todo un éxito para el aspirante Monago. «Pase lo que pase, el próximo domingo me iré a la cama tranquilo», afirma, arropado por la dirección nacional (Mariano Rajoy visitó Extremadura dos veces seguidas en menos de un mes).
La encuesta dice también que su valoración va subiendo, a la vez que su popularidad. Los sondeados ya le dan un aprobado: 5,66 de 10. Por contra, Fernández Vara, con una nota todavía alta, un 6, va retrocediendo poco a poco en cada encuesta. Mientras, Monago, que tomó posesión como líder regional hace apenas dos años y medio, parece ir superando su gran handicap: el ser reconocido ampliamente por los ciudadanos. Ya le identifica el 79% de los entrevistados, frente al 97,2% que dice conocer al barón socialista.
Monago ha recorrido 230.000 kilómetros y visitado más de 380 pueblos, mientras que a Fernández Vara se le reprocha que, en vez de intentar enderezar una región con 125.000 parados (el 25% de su población), haya estado más ocupado en el asunto de la sucesión de Zapatero y en tratar de desvincularse de él para que no le afectara electoralmente la crisis de liderazgo del presidente del Gobierno.
En el fondo, existe entre los populares el temor de que un PSOE a la desesperada -y más tras el caso Feval- y que lleva casi 30 años manejando las instituciones logre in extremis la remontada y eche por tierra las expectativas de un partido que tiene ante sí la gran oportunidad. Esta ocasión puede que no se le vuelva a presentar. Ahora o nunca.