Las mil caras de Ciudadanos en los municipios de Madrid: pacta con PP, PSOE, Vox, Podemos y Más Madrid
Ciudadanos ha sido en la región una bisagra para todas o casi todas las puertas. La formación naranja fue ayer decisiva en prácticamente todos los municipios donde podía favorecer la gobernabilidad, con independencia del partido que lo necesitase y del resto de implicados en la maniobra. El PP y el PSOE fueron los grandes beneficiados de estos apoyos, pero los de Albert Rivera también ha llegado a acuerdos puntuales con Vox, Podemos y Más Madrid, ubicados ideológicamente en las antípodas. Este equilibrio, a caballo entre el oportunismo y el pragmatismo, se refleja en Alcobendas, donde después de negociar con los populares e incluso exigir la cabeza de su candidato, Ignacio García de Vinuesa, entregaron la alcaldía a los socialistas.
Esta localidad del norte, gobernada por el PP desde 2007, era una de las plazas en las que todavía ayer por la mañana, a solo unas horas para la investidura, estaba sin decidir. La negociación se había enquistado porque la condición de Cs era que García de Vinuesa se echase a un lado. Después de negarse en un primer momento, el todavía alcalde de Alcobendas aceptó el órdago naranja y, «para no dañar» a los vecinos que le votaron, accedió a marcharse. Cs, sin embargo, selló el acuerdo con el PSOE y su candidato, Miguel Ángel Arranz, se repartirá el bastón de mando con el socialista Rafael Sánchez, con dos años cada uno.
La lectura posterior del acuerdo muestra versiones contradictorias entre ambos frentes. Fuentes populares tienen claro que el «chantaje» de Cs no era más que una excusa para terminar apoyando al PSOE, mientras que en Cs aluden a que ellos nunca dijeron públicamente que la cabeza de García de Vinuesa fuera una condición. «No hemos dicho nada más allá de que se estaba negociando», justifica un portavoz.
El giro de Alcobendas contrasta con el discurso repetido por Ciudadanos durante toda la campaña y los días posteriores a los comicios del 26-M, cuando insistió que el PP era su socio preferente. De hecho, esta alianza se ha repetido en varios municipios de la Comunidad, como Collado Villalba, San Lorenzo de El Escorial, Meco o Colmenar, y también en alianzas con los populares y Vox, como la capital o Valdemoro, donde Sergio Parra recuperó la alcaldía para los naranjas.
La posición decisiva del partido naranja ha cambiado incluso el color del mapa tras las elecciones, mutando el Gobierno que se esperaba en un principio por las sumas entre los diferentes bloques ideológicos. Alcobendas es un ejemplo muy claro, pero también San Fernando de Henares, donde a pesar de que los socialistas podían sumar con Podemos, IU-Madrid En Pie, Más Madrid San Fernando y Actúa San Fernando, el acuerdo fue también entre PSOE y Cs.
Así, la formación que lidera Rivera se ha puesto de acuerdo con el bipartidismo y con Vox, algo esperado por los precedentes de otras elecciones, pero al mismo tiempo lo ha hecho con partidos que a priori no casan con sus postulados. Son las siglas que la propia formación naranja tilda de «populismo». El exponente más evidente de esta estrategia es Galapagar, la localidad donde casualmente viven Pablo Iglesias e Irene Montero. El aspirante socialista, Alberto Gómez, tomó la alcaldía con los votos a favor de Ciudadanos, Podemos-IU-Cambiemos Galapagar y Más Madrid.
Vox y PSOE, juntos
Dentro de los acuerdos imposibles en los que Cs está presente destaca Villaviciosa de Odón, donde el PP fue el partido más votado. José Luis Pérez Viú será el regidor con el apoyo –también aquí– de formaciones tan dispares entre sí como Vox, PSOE y Más Madrid, además del local Agrupación de Vecinos. Sorprende aún más si cabe en este juego que agrupaciones bajo las órdenes de Pedro Sánchez y Santiago Abascal vayan de la mano.