Madrid
Nunca ha dejado de ser la capital de España, su referencia política. Y no sólo por ser la sede del Gobierno. Hay más. Hay mucho más Madrid.
Lo acontecido en la configuración de Ayuntamiento y Comunidad tras las elecciones del 26-M tiene gran calado ejemplar para el resto del territorio nacional.
En primer lugar, el modo en que se puede llegar a un acuerdo de gobernabilidad. Cosa que a nivel estatal se antoja harto difícil. Cuando se quiere, se puede.
Seguidamente, están los temas acordados básicos que son los que la mayoría de ciudadanos quiere y desea: menos impuestos, mejores prestaciones sanitarias, mejor sistema educativo, más limpieza en las calles y mejores comunicaciones. Así de simple, así de sencillo.
Lo de las ideologías no es que esté en el crepúsculo, es que están en el entierro. Quién no quiere progreso, quién no quiere igualdad, quién no quiere justicia social, quién no quiere cuidar el medio ambiente?. Venga ya, menos cuentos!
La gente quiere cosas concretas. En el día a día, en lo importante. En la cartera y el plato. Lo demás, para otro sitio (tertulias, por ejemplo).
Estoy convencido que de aquí a cuatro años se reafirmará el dicho “de Madrid al cielo”. Proyectos como Madrid Norte, Operación Campamento, Vicente Calderón y otros, van a dejar un Madrid aún más magnífico. Grandioso.
Y con el mejor (y ampliado) Metro del mundo. Con los mejores parques. Con la mejor oferta cultural, turística, de ocio y gastronómica. Con lo mejor de nuestra historia. Con los mejores museos. Con los mejores monumentos. Con el mejor fútbol (que también cuenta). Con lo mejor de todo.
Ejemplo para toda España. Ejemplo a seguir. Empezando por ponerse de acuerdo en las elecciones y terminando por dedicarse a hacer cosas, no sólo a prometerlas. Para ideas, los filósofos. Para resultados, los gestores. Que es lo que importa.
¡Viva MADRID, que es mi Villa!