Un jeque marroquí “legaliza” la boda de una niña de 9 años
Un jeque islamista de la corriente más tradicionalista y retrógrada del islam, el salafismo wahabita, ha emitido una fatua que “legaliza” el casamiento de un musulmán con una niña de 9 años. Mohamed Benabderrahman El Maghraui justifica su “decreto” religioso aduciendo que el profeta Mahoma también se casó con una niña, Lalla Aicha, cuando esta tenía siete años, y el matrimonio se consumó cuando cumplió los nueve.
La polémica provocada por este pensador religioso islámico está alcanzando proporciones insospechadas en Marruecos, ante el mutismo de las autoridades religiosas oficiales.
El alem (doctor en leyes islámicas) Abdelbari Zemzmi, conocido por sus posiciones doctrinarias cercanas al fundamentalismo pero con tintes populistas, ha considerado que dicha fatua es “absurda y una mala interpretación de los textos sagrados”. En cuanto a la alusión de El Maghraui al ejemplo del propio Mahoma, estima que “la época de nuestro Profeta es completamente diferente a la nuestra; las realidades sociales no son idénticas; el ambiente de entonces favorecía y legitimaba este tipo de matrimonio”. Una explicación que deja sin embargo perplejos a los defensores de la modernidad y de la democracia en Marruecos, y que pone de manifiesto contradicciones insolubles en la doctrina y la práctica del islam tradicional.
La intromisión del predicador Zemzmi en la polémica suscitada por la fatua de El Magraui ha hecho llegar a la calle las divergencias y los contrasentidos que agitan a los intérpretes del islam, sobre lo que es legal o no, lo que es permisible o no. Zemzmi sacudió a las clases populares de Casablanca cuando a comienzos del reinado de Mohamed VI inflamaba los espíritus con sus arengas desde el púlpito de la mezquita El Hamra. Hasta que el ministerio del Interior, que es quien tiene el control de las mezquitas y espacios religiosos públicos en Marruecos, le prohibió predicar, so pretexto de unas declaraciones de Zemzmi que cuestionaban el tratamiento de “mártir” para Mehdi Ben Barka, el dirigente socialista secuestrado y presumiblemente asesinado por esbirros de Hassan II en París en 1965. Las posiciones del predicador llamando a la renovación del islam según los criterios de la vida moderna, contrastan sin embargo con sus furibundos ataques contra la izquierda laica y marxista, y contra la corriente islamista del jeque Yassin, que considera una invención del propio régimen marroquí contra “los verdaderos islamistas”.
Desde otros sectores de la sociedad se critica que esta fatua “incita a la pedofilia”. Así lo expresa Najia Adib, presidenta de la asociación « Fuera las manos de mis niños », nacida en Marruecos precisamente para combatir la explotación sexual de los menores. El alem Zemzmi en cambio declara que “se trata de dos problemas diferenteas”. Uno, para él, es el casamiento y el otro la pedofilia, que reconoce que se hace en Marruecos “en la sombra y escondiéndose, utilizando todos los medios posibles para hacer caer a los niños en la trampa”.
Varias asociaciones de defensa de los derechos humanos y de los derechos de los niños, han venido denunciando todos estos años “la explotación de decenas de miles de niños y niñas que hacen servicio doméstico” en los hogares de las clases medias fuera de todo control de las autoridades. Son comprados a sus familias generalmente en el medio rural del que provienen, por algunas decenas de euros o mediante trueque por alimentos y ropa. Al llegar a la edad adulta, gran parte de estos niños y niñas van a engrosar las filas de la prostitución en las grandes urbes del Reino.
Esto nada más demuestra la falta de moral, conciencia y lógica de parte de los humanos. Eso es pedofilia permitida por su religión y cultura; no culpo a su religión, sino que a los que la mal interpretan por falta de sentido crítico.
Mujeres mirad vuestro futuro en cataluña y despues en España