El español es ya el tercer idioma más usado en internet
Las proyecciones de la Oficina del Censo de EE.UU. apuntan a que en 2060 habrá 119 millones de hispanos en el país. Para entonces, el 28,6% de la población de la principal potencial mundial -al menos, a día de hoy- será hispano, casi uno de cada tres estadounidenses. Y EE.UU., el segundo país con más hispanohablantes del mundo después de México. Es uno de los datos que destaca el informe anual del Instituto Cervantes sobre la situación del español en el mundo, que fue presentado ayer en su sede de Nueva York.
En el ámbito global, el español confirma su presencia dominante en el mundo: es la segunda lengua con más hablantes nativos, 483 millones, por detrás del chino mandarín y por delante del inglés; es la tercera más hablada, por detrás del chino mandarín y del inglés, si se incluye a quienes tienen una competencia limitada y a los estudiantes, con más de 580 millones de personas; es el idioma extranjero más estudiado, con diferencia, en EE.UU. y pronto superará al francés en Reino Unido; su comunidad de hablantes representa un poder de compra del 10% del PIB mundial; y es la tercera lengua más utilizada en Internet.
Al contrario que el inglés o el chino, el español seguirá su expansión de aquí a mediados de siglo con el impulso demográfico de la comunidad hispanohablante. «El español seguirá creciendo para situarse en 2050 en 756 millones de hablantes», explicó Carmen Pastor, directora académica del Cervantes. Para entonces, el peso porcentual del español será del 7,7% en todo el mundo, frente al 7,6% anual, mientras que el inglés, el francés o el chino sufrirán fuertes caídas. «La tendencia se invertirá para 2100, con retroceso de hablantes, mientras regiones como India o el África subsahariana tomarán el relevo».
Esa contracción podría adelantarse en EE.UU., más por cuestiones sociales que demográficas. Es difícil saber cuántos de los 119 millones de hispanos que habrá en el país en 2060 hablarán español.
«Lamentablemente, se registra un abandono intergeneracional del español en EE.UU.», reconoció Pastor. «Casi un 80% considera que la lengua no es relevante para considerarse hispano».
La realidad es que en muchas comunidades hispanas de EE.UU., la tercera generación pierde el español: los nietos apenas son capaces de comunicarse con sus abuelos. Estos apenas aprendieron inglés y aquellos no se han visto animados a aprender el idioma de sus padres. Sobre todo, porque el idioma que implicaba la aceptación social y el progreso económico ha sido el de Shakespeare, no el de Cervantes.
Daniel Fernández, de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, aseguró que eso está cambiando y que la idea del español como «un problema a resolver» ha dado paso a una visión en la que es algo «que no empobrece, sino enriquece», «un cambio de paradigma en el que el español se percibe como un bien, un capital cultura eLas proyecciones de la Oficina del Censo de EE.UU. apuntan a que en 2060 habrá 119 millones de hispanos en el país. Para entonces, el 28,6% de la población de la principal potencial mundial -al menos, a día de hoy- será hispano, casi uno de cada tres estadounidenses. Y EE.UU., el segundo país con más hispanohablantes del mundo después de México. Es uno de los datos que destaca el informe anual del Instituto Cervantes sobre la situación del español en el mundo, que fue presentado ayer en su sede de Nuevn el que vale la pena invertir».
Que esa idea se consolide y afecte positivamente a la evolución del español en EE.UU. está por ver, sobre todo en un momento en el que el nacionalismo populista de la presidencia de Donald Trump lo han puesto en el disparadero. El multimillonario neoyorquino ha eliminado el español de la web de la Casa Blanca, ha proyectado un discurso negativo contra los inmigrantes hispanos y se repiten los episodios en los que sus seguidores atacan a hispanos por hablar su idioma en lugares públicos. «Quien pierde el respeto al español en EEUU no pierde el respeto a México o a España», defendió el director del Cervantes, Luis García Montero. «Pierde el respeto a más de 50 millones de ciudadanos estadounidenses que tienen el español como lengua propia».