Contador decide sentenciar el Giro
El venezolano José Rujano, del Androni, ha sido el vencedor de la decimotercera etapa del Giro disputada entre Spilimbergo y Grossglockner, de 167 kilómetros, en la que Alberto Contador, segundo, asestó un golpe de minuto y medio a sus rivales y reforzó la maglia rosa en la víspera de la polémica etapa del Crostis y Zoncolan.
Contador, como hizo en el Etna con un ataque a 8 kilómetros de meta, volvió a incendiar el Giro en la primera jornada del “infierno” del norte, donde se volvió a mostrar intratable ante sus rivales directos. Solo le siguió la rueda el venezolano José Rujano, a quien el madrileño le cedió el paso en Grossglockner para apuntarse el triunfo parcial. La tercera plaza fue para el francés John Gadret (Ag2r), el vencedor en Castelfidardo. Por detrás fue llegando el pelotón de la oposición. Buena etapa de Igor Antón (Euskaltel), que pasó a 1.29 y dura jornada para Kreuziger, Scarponi, Nibali, Menchov y Arroyo, que terminaron a 1.36 de Rujano y Contador.
Otro golpe a la general a las primeras de cambio. Contador se siente con fuerzas para prodigarse en las exhibiciones. Por eso decidió arrancar, cuando vio que “tenía piernas para tratar de golpear la general y obtener una diferencia muy buena”. Un zarpazo que se refleja en la general como una losa para sus adversarios directos. La maglia rosa adquiere un tono más intenso con Vincenzo Nibali ya a 3.09 minutos y Michele Scarponi a 3.16, segundo y tercero respectivamente. La cuarta plaza es para David Arroyo a 3.25 y la quinta para Roman Kreuziger a 3.29.
José Rujano, el venezolano de Santa Cruz de Mora, fue el único capaz de seguir la rueda de Contador. Una repetición de la jugada del Etna. En el volcán siciliano no relevó y el de Pinto ganó una etapa prestigiosa y simbólica para los ciclistas italiano. Fue su primer aviso.
En la cima del puerto austríaco Contador levantó el pie y dejó pasar al ultraligero del Androni, solo pesa 49 kilos. Un detalle a lo Indurain. Quien sabe si algún día le puede devolver el favor, aunque el líder del Saxo Bank , que pescó 12 segundos de bonificación, “está en otra galaxia”, como reconoció en meta Igor Antón.
Era la segunda victoria de Rujano, de 29 años, en el Giro de Italia, pues en 2005, su año inolvidable, se llevó la etapa de Sestriere y además fue tercero en la general y maillot de la montaña.
Una carrera controlada
Antes de que los favoritos apareciesen en la escena, el protagonismo de la etapa se lo repartieron un grupo de 16 corredores que formaron grupo pasado el kilómetro 40. Entre ellos los españoles Angel Vicioso (Androni), Rafael Valls (Geox), Alberto Losada (Katusha) y Pablo Lastras (Movistar Team). También el croata Robert Kiserlovski (Astana), quien saltó a 45 kms de meta, en el ascenso del Iselsbergpass y aguantó hasta los primeros compases del Grossglockner, cuando fue atrapado por el Weening y Sarmiento, últimos supervivientes hasta la llegada del grupo principal, que ya había sido seleccionado por el Euskaltel, muy activo en las labores de caza.
Con los gallos en cabeza, el primero en probar fue Scarponi, sin resultado alguno, pues enseguida le cogieron la rueda Antón, Contador, Nibali y Rujano. Llovía camino de la cima de la “Gran campana”, nombre que recibe esta montaña alpina, cuya carretera está cerrada la mayor parte del invierno y es todo un prodigio de ingeniería.
Como lo fue el salto de Contador a 8,5 kilómetros de meta. Salió disparado miró atrás una vez para comprobar las reacciones de los demás y emprendió el viaje, primero en solitario y luego con su inseparable Rujano, viejos conocidos. Ambos coronaron el puerto puntuable de Kasereck con 40 segundos sobre el grupo de Nibali, Scarponi y Arroyo. El dúo lo tuvo claro, la etapa para el venezolano, que aún dio algún relevo, sin esmerarse demasiado, y el mazazo a la general, a cargo de Contador, que hundió la moral de sus enemigos. Gadret aguantó el tirón y tiró en solitario para ser tercero y Antón se probó con éxito para acabar en el ‘top five’. “No hubo nada que hacer, hay que esperar a que tenga un día malo, así es imposible”, se lamentable Nibali.