Revive el discurso tendencioso feminista de estas fechas en el que se consideran los juguetes como armas de discriminación sexista según se definan como masculinos o femeninos.

En realidad, es una creencia más ideológica que científica. Se afirma que regalar camiones o balones a los niños y muñecas o cocinas a las niñas fomenta la discriminación sexista que marcará el dominio machista sobre las mujeres en las generaciones venideras. Nada más lejos de la realidad. Los juguetes son elegidos por la identificación previa de los pequeños con ellos, lo cual parte de su propio mundo de imaginación e ilusión infantil por el objeto deseado y el disfrute que puede brindarle. Es lo más cercano a la felicidad que un niño experimentará con su regalo. El discurso feminista, aquí y en otros aspectos, cae en la contradicción de no poder definirse entre la igualdad de sexos y su necesaria diferenciación. En realidad mujeres y hombres no somos iguales ni pensamos de la misma manera, ya desde chiquitos.

Louann Brizendine, neurobióloga norteamericana, ya advertía con su propia experiencia de lo falaz de esta idea. En su libro, “El Cerebro Masculino”, cuenta una anécdota con su hijo varón a quien regaló una Barbie que terminó usando como espada tomándola por el torso como el mago y las piernas como la hoja.

Al final, reconoce, “hay que dejar que un niño sea un niño y creo que las madres, tienen que apreciar simplemente la masculinidad de sus hijos”.

Fuente:

El cerebro masculino. Programa REDES. TVE

http://www.rtve.es/alacarta/videos/redes/redes-20101010-2130/898672/