La influencia del Caso Dreyfus
Alfred Dreyfus (foto), un capitán de artillería de origen judío asignado al Estado Mayor General de París, fue acusado de traición en 1893. Concretamente, se le imputaba el haber escrito un bordereau (“lista” en francés) con una relación de documentos militares secretos del Gobierno francés, que pretendía enviar a la Embajada alemana en París. Un tribunal militar le declaró culpable en 1894; fue degradado y se le trasladó a la isla del Diablo, en la que debía permanecer prisionero durante el resto de su vida. Dos años después del juicio, en 1896, el teniente coronel George Picquart, jefe de la Inteligencia Militar francesa en esos momentos, descubrió pruebas que revelaban que el verdadero autor del informe sobre el que se articulaba la traición, atribuido a Dreyfus, era un oficial de infantería francés, el comandante Marie Charles Esteráis.
En 1899, el Caso Dreyfus fue llevado ante la Cour de Cassation (Tribunal de Apelación), que ordenó celebrar un nuevo juicio. En este segundo proceso se volvió a declarar culpable al militar judío, pero su condena quedó reducida a diez años de prisión. Diez días después, un nuevo Gobierno, más progresista, encabezado por Pierre Waldeck-Rousseau y con Émile Loubet como presidente, anuló el veredicto y otorgó el perdón a Dreyfus.
Fue totalmente rehabilitado siete años después, en 1906, gracias a una sentencia del Tribunal de Apelación; el ejército le readmitió con la graduación de comandante y le concedió la Legión de Honor. Sirvió en la I Guerra Mundial como teniente coronel.
Con respecto a los demás implicados en el caso, Esteráis permaneció en Inglaterra y confesó haber sido un espía alemán a finales de 1899, en tanto Picquart, su acusador, fue restituido en su puesto, ascendido a general y nombrado ministro de Guerra del gabinete presidido por Georges Clemenceau.