Multan a una ciclista por hablar por el móvil mientras circulaba
Llevaba el teléfono en el bolsillo. Sonó. Era una amiga. Atendió la llamada y la conversación se alargó. Llegó a la plaza de la Marina. Siguió charlando. Lo que no sabía es que una patrulla de la Policía Local venía detrás, y la había sorprendido usando el móvil mientras circulaba por la vía pública.
Hasta ahí podría ser una denuncia más de las muchas que se ponen cada día en la ciudad. Y la noticia no sería tal si el conductor manejara una moto, un coche o un camión. Pero Ana Sánchez Guzmán, de 42 años, iba en bicicleta. Y eso lo convierte en un caso muy poco frecuente.
Había estado dando un paseo y se dirigía de vuelta a casa. Eran las siete de la tarde del miércoles. Asegura que hizo todo el tramo del paseo del Parque a pie mientras arrastraba la bici con una mano y, con la otra, sostenía el teléfono. Pero reconoce que, al llegar al semáforo del lateral de la plaza de la Marina y doblar hacia Manuel Agustín Heredia, optó por continuar su camino pedaleando. Para no cortar a su amiga, siguió atendiendo la llamada. «Iba muy despacito, por lo que no pensé que había peligro en hacerlo», afirma.
Tras pasar delante de la entrada del ‘parking’ de la plaza de la Marina, la patrulla la interceptó. «Al principio creí que la cosa no iba conmigo, pero se pusieron al lado y me pidieron la documentación. Le dije a mi amiga: ‘Ya te llamaré, que me ha pillado la policía’. Más tarde hablé con ella y cuando le conté que me habían multado se quedó muy asombrada».
«Si voy muy despacito…»
Dice que se quedó un poco bloqueada, ya que no se lo esperaba. «El agente me informó del motivo y yo solo pude decirle que iba muy despacito. Él me explicó que lo hacía por mi bien, que podía despistarme y que me pillara un coche», relata la denunciada. «También me dijo -prosigue- que había pasado por delante del aparcamiento, que un vehículo me había pitado y yo ni siquiera me enteré. No era cierto; sí lo escuché, pero tenía preferencia. Me puse tan nerviosa que ni siquiera se lo discutí. De todas formas, el policía fue muy correcto».
Ana afirma que el agente le reconoció que era la primera denuncia que ponía contra un ciclista, por lo que no sabía la cuantía de la sanción. «He encontrado algún caso y la cifra de la que se habla me parece desproporcionada. ¿Cómo te pueden cobrar lo mismo que si te pillan con un coche, en el que la velocidad y el daño puede ser mucho mayor? ¿Y qué pasa con un patinador? Puede ir igual de rápido que yo con la bici, y él sí puede hablar por el móvil», argumenta.
Lo cierto es que el artículo 11.3 de la Ley de Seguridad Vial prohíbe «la utilización durante la conducción de dispositivos de telefonía móvil», y contempla una sanción de 200 euros, que se queda en la mitad si se paga antes de 20 días. Y la bici no es ajena. Según fuentes policiales, la norma considera conductor a todo aquel que maneja el mecanismo de dirección o va al mando de un vehículo, o a cuyo cargo están animales; y en un anexo de la ley se definen las bicis como «ciclos o vehículos de dos ruedas». Los agentes aseguran que se aplica a rajatabla, hasta el punto de que se ha llegado a denunciar a «jinetes ebrios o incluso a pastores».
Ana admite que, al menos estos días, se le han quitado las ganas de volver a coger la bici.