Mi buen amigo Armando Robles me ha pedido un análisis sobre el alza de la Plataforma per Catalunya en estas elecciones y me es grato complacer al único medio que no sólo nos ha apoyado de forma incondicional, sino que lo ha hecho con absoluta corrección, sin llamarnos nunca “formación de ultraderecha…” o “formación racista y xenófoba”, entre otras lindezas utilizados por los pocos medios al servicio de la casta que han hablado de nosotros. El resto ni siquiera para insultarnos. Sin embargo, de nada les ha servido.

Hoy he leído una entrevista a Josep Anglada en uno de estos medios y automáticamente he echado en falta la coletilla. La hipocresía tiene los dientes largos. Pero flojos.

La constatación de que votantes socialistas de toda la vida e incluso inmigrantes integrados, esos que trabajan codo a codo con nosotros y levantan nuestras ciudades y pueblos -como antaño lo hicieron andaluces y extremeños-, nos voten, es señal de que lo estamos haciendo bien.

Demasiado bien para quienes no les interesa exactamente esto; es decir, que las cosas vayan bien.

Los que se desgañitan llamándonos racistas empiezan a quedarse con el trasero a la fresca ante la aplastante evidencia de que ellos viven a costa de esos inmigrantes que dicen defender. Subvenciones millonarias de las que tres cuartas partes van a parar a los bolsillos de los esforzados defensores de quienes, cuya presencia, les permita chupar del bote.

Hemos entrado en más de cuarenta municipios catalanes con sesenta y nueve concejales y ocho consejos comarcales, algo nada desdeñable para una formación que se quedó a la puerta del Parlament hace unos meses, superada por un partido de payasos chupópteros; el histrionismo que tanto gusta a muchos, meros paletos a quienes importa bien poco lo que suceda.

La sorpresa -para ellos-, ha sido precisamente constatar que los paletos no son tantos, que las personas decentes e inteligentes ya se han dado cuenta de cómo funcionan las cosas y aunque muchos han caído en la trampa del pepero García Albiol, quien se ha alzado con el triunfo en Badalona usando el discurso de Anglada, estos comprobarán pronto de qué manera han sido engañados. Sufrirán su propia estupidez durante cuatro años, pero no hay mal que por bien no venga porque pasado este plazo, los votos de la PxC se multiplicarán muchísimo más.

Ya no hay quien detenga a la Plataforma per Catalunya porque convencemos. Poco a poco, son nuestros enemigos quienes van quedando en la cuneta sin tocarlos siquiera, su mal hacer es suficiente, está a la vista de todos, ya eliminada la trampa y el cartón.

*Dirigente de la PxC en Hospitalet.