Lo de siempre
Después de las elecciones municipales todo ha vuelto a la normalidad. En el Parlamento de Andalucía esta semana se han debatido asuntos importantes y, como siempre, hemos perdido todas las votaciones por razonables que fuesen nuestras propuestas. Esta vez el único consuelo ha consistido en ver las caras de los diputados socialistas. Ya os podéis imaginar cómo quedó la expresión de su arrogancia y prepotencia.
Soy de la opinión de que la izquierda, históricamente, ha demostrado que no sabe perder. No acepta el resultado de las urnas y hace todo lo posible por violentarlo. Recordemos la frase del fundador del PSOE, Pablo Iglesias: ”Los socialistas estarán en la legalidad mientras la legalidad les permita adquirir lo que necesitan”. De hecho, la Guerra Civil española no es más que la consecuencia de la rebeldía izquierdista ante unos resultados electorales totalmente adversos. Ahora no se encuentran en mejor disposición.
En 2004 los socialistas ganaron las elecciones tras un atentado terrorista escalofriante, sangriento e inexplicado. Se dieron todo tipo de argumentaciones confusas, pero lo cierto es que a día de hoy y con el proceso judicial cerrado en falso, el caso no está resuelto. Sabemos que el atentado sirvió para cambiar la voluntad de una nación ante el proceso electoral, que extrañamente se destruyeron pruebas definitivas para la investigación y que el Partido Socialista se crispa enormemente cuando se vuelve a abordar tan tremendo asesinato. Sin embargo desconocemos siete años después el objetivo de esta masacre, así como quienes fueron los responsables de su organizaron o financiaron. A pocos parece importar. Tras la victoria de Zapatero, los que pedían reparación se silenciaron para siempre.
En este proceso electoral de autonómicas y municipales, ha surgido un movimiento denominado Democracia Real que ha distorsionado el interés informativo en las jornadas previas a la emisión del voto. Se organizó en el mes de febrero por militantes de la izquierda. Se encuentran acampados en plazas de diferentes ciudades a pesar de la prohibición. Están arruinando a los comerciantes del entorno más cercano. No obstante, su permanencia se garantiza con la protección de Rubalcaba.
Comparto que cientos o miles de jóvenes no se pueden desalojar sin utilizar la violencia desmedida, pero la pregunta es por qué no se les obligó a levantar cuando eran diez o doce. Se ha permitido interesadamente que el problema alcance semejante magnitud. No tengo la mínima duda de que si a Rubalcaba le perjudicara la irrupción de este clamor contestatario, alternativo e indefinido, le abría cortado las alas desde el principio. Nadie puede considerar incapaz o ingenuo al ministro de Interior, al del Gal, al de los crímenes de estado, al del caso Faisán.
Mientras asistimos a estos espectáculos que no proceden del azar, en el Parlamento de Andalucía todo ha sido normal. El PSOE por quinta vez votó en contra de la Comisión de Investigación que mi grupo planteaba para investigar los EREs ya abonados. El argumento es que no existen indicios de irregularidad. Y se quedan tan a gusto.
Se han investigado de manera interna en la Consejería de Empleo los EREs vivos, es decir los que se estaban pagando en estos momentos. En ellos se incluían 5000 prejubilaciones. De los expedientes inspeccionados, la mitad están contaminados por corrupción. Parecen suficientes indicios para sospechar que los 19000 restantes puedan correr la misma suerte.
El PSOE se negó insistentemente a aceptar la aclaración. Sería interesante saber por qué se empeñan en encubrir a los intrusos anteriores, por qué todavía no les molesta la enorme corrupción, por qué protegen a los culpables, por qué se alinean con la indecencia, por qué son tan frívolos con la desviación de fondos públicos, por qué eligen las conductas más aberrantes, por qué no sienten vergüenza ni pudor.
Desde el año 96, Chaves y Griñán han impedido 72 comisiones de investigación. Continúa esa tendencia de transparencia sin igual. Continúa la absoluta normalidad.
*Alcaldesa de Fuengirola y portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía.