¿Pandemización del coronavirus?
Shakespeare, por boca de un asustado Enrique IV expresa el miedo y la impotencia del hombre debido a la ausencia de certezas ante el caos de la mudanza : “¡Dios mío, si tuviésemos la opción de leer en el libro del destino y ver del tiempo las revoluciones, ver cómo la ocasión se burla y cómo llena el cambio la copa de Mudanza con diversos colores”. Así, el coronavirus representa el finiquito del “escenario teleológico” en el que la finalidad de los procesos creativos eran planeadas por modelos finitos que podían intermodelar o simular varios futuros alternativos y en los que primaba la intención, el propósito y la previsión así como su sustitución por el “escenario teleonómico”, marcado por dosis extrema de volatilidad y por la instauración del khaos o vacío que ocupa un hueco en la nada cósmica.
Por khaos entendemos algo impredecible y que se escapa a la miope visión que únicamente pueden esbozar nuestros ojos ante hechos que se escapan de los parámetros conocidos con lo que inevitablemente recurrimos al término “efecto mariposa” para intentar explicar la vertiginosa conjunción de fuerzas centrípetas y centrífugas que terminarán por configurar el puzzle inconexo del caos ordenado que se está gestando. El citado” efecto mariposa” trasladado a sistemas complejos como la Prevención de Epidemias tendría como efecto colateral la imposibilidad de detectar con antelación un futuro mediato. Así, los modelos cuánticos que utilizan serían tan sólo simulaciones basadas en modelos precedentes, con lo que la inclusión de tan sólo una variable incorrecta o la repentina aparición de una variable imprevista provoca que el margen de error de dichos modelos se amplifique en cada unidad de tiempo simulada hasta exceder incluso el límite estratosférico del cien por cien, de lo que sería paradigma el cisne negro del coronavirus.
La teoría del Cisne Negro fue desarrollada por Nicholas Taleb en su libro “El Cisne Negro (2010) en el que intenta explicar “los sesgos psicológicos que hacen a las personas individual y colectivamente ciegas a la incertidumbre e inconscientes al rol masivo del suceso extraño en los asuntos históricos”, lo que explicaría el shock traumático provocado en la sociedad por la irrupción de coronavirus. Así, el retraso de las autoridades sanitarias en la adopción de medidas quirúrgicas en los principales focos mundiales de transmisión del coronavirus podría derivar en una auténtica pandemia con sus consiguientes efectos colaterales en forma de cuarentenas, colapso de los servicios médicos, paralización de la actividad productiva y entrada en recesión de las economías.
Desde el principio de los tiempos la soberbia ha estado presente en el comportamiento del ser humano, cosa absolutamente verificada por la Historia con todo lujo de detalles, en ese caos que sigue siempre a toda imprudencia. Es lo que tiene no aceptar nuestros límites cuando entramos a causar mudanza en asuntos que nos exceden. Por eso está sentenciado que no acabarán bien. Hemos cambiado a Dios por un antropocentrismo delirante. Y no puede acabar bien precisamente por eso. Es evidente nuestra incapacidad para resolver los inmensos interrogantes que se plantean por la incertidumbre ante el desconocimiento de unas variables… Leer más »