¿Retorno a escenarios autárquicos en España?
El shock traumático provocado en la sociedad por la irrupción de coronavirus y la posterior entrada en recesión de las economías obligará a una profunda catarsis y metanoia de la sociedad en su conjunto que hará revisar los fundamentos que lo sustentan. La metanoia sería transformar la mente para adoptar una nueva forma de pensar, con ideas nuevas, nuevos conocimientos y una actitud enteramente nueva ante la irrupción del nuevo escenario pandémico lo que implicará la doble connotación de movimiento físico (desandar el camino andado) y psicológico (cambio de mentalidad tras desechar los viejos estereotipos vigentes), siendo preciso transitar por la senda marcada por il poverello d´Assisi: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”.
Hacia la distopía económica en España
Una distopía sería “ una utopía negativa donde la realidad transcurre en términos antagónicos a los de una sociedad ideal” y vendrá marcada por lo siguientes vectores:
Severo estancamiento del mercado inmobiliario por lo que las entidades bancarias intentarán mediante subastas y la creación de sociedades de gestión de activos inmobiliarios dar salida a los pisos embargados que acumularán en sus carteras (considerados “bienes ilíquidos”), lo que originará drásticas caídas de los precios de los inmuebles, precios artificialmente revalorizados debido a la especulación inmobiliaria de la última década.
Finiquito del consumismo compulsivo imperante en la pasada década, provocado por la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores debido a los exiguos incrementos salariales, congelación o dramática reducción de los mismos lo que unido a la ausencia de la cultura del ahorro doméstico provocará una severa contracción del consumo interno.
El drástico descenso de los ingresos del Estado y el bestial incremento de las prestaciones de Desempleo podría provocar una dramática reducción de los subsidios sociales que afectaría a la duración y cuantía de las prestaciones de desempleo, a las pensiones de jubilación y viudedad y a los sueldos de los funcionarios así como la subsiguiente contracción de inversiones en Infraestructuras Básicas.
Incrementos de la tasa de paro hasta niveles desconocidos desde la época de la posguerra española provocados por el efecto dominó en la declaración de EREs en las empresas (estimaciones del 20 % para el 2021), retraso de la jubilación a los 67 años y la generalización de la precariedad laboral con salarios tercermundistas e interinidad vitalicia. Todo ello conllevará la radicalización de los otrora aburguesados y sumisos sindicatos de clase, sedados por el chorro de millones de € de los sucesivos Gobiernos, la ruptura del diálogo social con la patronal, frecuentes estallidos de conflictividad laboral y la aparición mediática de los grupos antiglobalización que utilizando tácticas de guerrilla urbana pondrán en jaque a las fuerzas de seguridad.
Desertización comercial de amplias zonas urbanas, con la progresiva desaparición del pequeño comercio (alimentación, ropa , calzado y concesionarios de automóviles) y de establecimientos de ocio y diversión (bares, cines, restaurantes, discotecas y centros comerciales) consecuencia de la severa contracción del consumo interno que llevará aunado la extinción de incontables medios de comunicación impresa y audiovisual ante la pérdida de ingresos por publicidad, quedando Internet como refugio para navegantes.
Revitalización de los cascos antiguos y centros urbanos de las ciudades en detrimento de los barrios periféricos, motivado por la falta de liquidez de las arcas municipales y consecuente reducción de servicios públicos, fruto de la ya mencionada desertización comercial y de la profunda recesión del mercado inmobiliario que conllevarán una acusada reducción de ingresos por impuestos y subsiguiente endeudamiento crónico de los ayuntamientos.
Inicio del éxodo al medio rural de una población urbana afectada por la asfixia económica, embargo de viviendas e ingreso en las listas del paro, con la consiguiente revitalización de extensas zonas rurales, rejuvenecimiento de su población y regreso a escenarios ya olvidados de economía autárquica.
Progresivo deterioro de la Educación Pública con tasas insultantes de fracaso escolar en la Educación Secundaria Obligatoria, quedando la mayoría de los centros públicos convertidos en guetos de inmigrantes y los centros privados como refugio de la excelencia educativa y de las clases económicamente solventes.
Redescubrimiento de la Formación Profesional en detrimento de los estudios de Bachillerato y drástica reducción del número de Universidades Públicas asfixiadas por la falta de subvenciones y la reducción espectacular del número de estudiantes.
Finalmente, la agudización de la crisis económica podría acelerar los sentimientos xenófobos de la población española agravado por el recorte de la oferta laboral y consecuente feroz competencia por los puestos de trabajo, la proliferación de insalubres poblados ilegales y la conversión de numerosos barrios periféricos en auténticos guetos de inmigrantes.