¿Dónde están los sacrificios de la clase política?
Xavier Rius.- Todavía no he oído a ningún político anunciar que se bajará el sueldo con la crisis del coronavirus. A ninguno.
Y eso que llevamos ya oficialmente doce días desde que se declaró el estado de alarma el pasado día 14.
Esta mañana ha habido una especie de minipleno telemático en el Parlament y tampoco se lo he oído a nadie.
Ni al presidente de la Generalitat, Quim Torra (146.000 euros anuales)
Ni al resto de portavoces parlamentarios. Por orden de intervención tras Torra:
Carlos Carizosa (Ciudadanos)
Miquel Iceta (PSC)
Jéssica Albiach (Comunes)
Maria Sirvent (CUP)
Daniel Serrano (PP)
Sergi Sabrià (ERC)
Y Albert Batet (JxCat)
¡Ni a los de la CUP!
Por un momento he pensado que el representante del PP -que por otra parte ha hecho un buen discurso- iba a lanzar la propuesta cuando hablaba de “trabajadores, autónomos y pymes”.
Pero tampoco.
Quiero remarcar con ello que no se les ha ocurrido ni al Govern ni a la oposición. ¿Por qué será?
Tampoco he oído plantear el tema a Ada Colau o a algún representante del Ayuntamiento de Barcelona.
Ni al Gobierno central o presidente de comunidad autónoma alguna.
Y eso que el propio Pedro Sánchez advirtió en su comparecencia del pasado sábado del “frenazo económico” que se avecinaba.
Mientras que la portavoz del Gobierno central, María Jesús Montero, tuvo que desmentir este martes que piensen recortar el sueldo a los funcionarios.
Lo atribuyó a los “bulos y mentiras” que están corriendo con la crisis.
¿Pero de dónde van a sacar los 200.000 millones anunciados?
Tampoco ha propuesto iniciativa alguna la portavoz del Govern, Mertixell Budó -que comparece cada día junto a Miquel Buch (Interior) y Alba Vergés (Salut)- aunque éstos visto el desaguisado quiza deberían trabajar gratis. Incluso a pesar de la sobrecarga de trabajo.
En efecto, todos nuestros dirigentes piden sacrificios a los obreros, a los autónomos, a los empresarios.
¿Y ellos? ¿Qué sacrificios económicos están dispuestos a hacer?
Porque tengo la sensación de que la crisis del coronavirus -que se añadirá la que ya se avecinaba en el horizonte- será peor que la del 2008.
Será como la de 1929 pero silenciosa. Sin Jueves Negro.
Por eso nuestros representantes políticos deberían predicar con el ejemplo. Como el resto de la ciudadanía.
Entre otras razones porque también son responsables de lo que ha pasado. Los de aquí y los de allí.
Su falta de previsión al inicio de la crisis -o directamente imprudencia en algunos casos: 8-M- ha agravado la situación.
Ya se encargarán los tribunales de dilucidar su responsabilidad en el caso de que la haya.
Pero tienen que ser los primeros en los sacrificios.
No sólo nuestros gobernante sino todos: ministros, consejeros, diputados, altos cargos, asesores, empresas públicas. Todo cargo público o electo.
Siempre hay el debate de si los políticos están mal pagados.
Yo creo que si accedieran por méritos profesionales probablemente sí. Pero con frecuencia no es el caso.
En general quizá acceden más por razones politicas o ideológicas -cuando no directamente por enchufismo- que por un brillante currículum profesional o académico.
Pues es hora de reabrir el debate.