Hacinados y sin alimentos: así son tratados por la dictadura de Maduro los inmigrantes venezolanos que volvieron al país por el coronavirus
Por Lucas Goyret.- A principios de mayo, la vicepresidenta de la dictadura chavista, Delcy Rodríguez, resaltó en conferencia de prensa “las bondades del modelo venezolano” para frenar la pandemia de coronavirus. Las autoridades del régimen, además, denuncian casi a diario las condiciones en las que son presuntamente tratados los migrantes venezolanos en otros países. Sin embargo, cada vez son más los reportes de tratos “inhumanos” que reciben los venezolanos que decidieron volver al país por la pandemia.
Según ACNUR, la agencia para los refugiados de la ONU, a fines de abril eran casi 6.600 los venezolanos que regresaron pese a las catastrófica situación humanitaria y sanitaria que atraviesa el país. ¿Entonces por qué decidieron volver? “Yo he tenido contacto con varios de ellos. Una de las razones por las que vuelven es que quieren estar cerca de sus familias. Tienen mucho miedo de los que les pueda pasar en Venezuela por la pandemia, viendo que otros países, con mejores sistemas de salud, se han visto afectados seriamente”, explicó David Smolansky, comisionado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la crisis de refugiados y inmigrantes venezolanos.
“Las consecuencias en Venezuela por el coronavirus, si golpea como golpeó a otros países, pueden ser inimaginables. Entonces ellos quisieran estar cerca de sus familiares ante esta situación. También hay casos de personas que fueron desalojadas, se quedaron sin su hogar, y no tienen otra opción que volver a Venezuela. También tenemos casos de personas que han perdido su trabajo, y no les queda otra que volver. Hay otros que tienen mucho miedo, mucha incertidumbre, mucha ansiedad, y ante eso prefieren estar en su país”, agregó.
No obstante, las condiciones en las que son recibidos distan mucho de lo promocionado por el régimen, que se esfuerza en mostrarse como un “ejemplo mundial” ante la pandemia.
Smolansky sostuvo que al llegar a suelo venezolanos, los inmigrantes “son seriamente maltratados por el régimen”. En esa línea, detalló las vejaciones a las que son sometidos: “Muchos de ellos han dormido días en el piso, han estado en albergues hacinados, aglomerados, donde se rompe cualquier tipo de protocolo de distanciamiento social para evitar el contagio. Hemos tenido denuncias de que a muchos no se les ha dado la comida constantemente como se le ofreció. Y peor aún, obviamente no todos ellos viven en la frontera venezolana, muchos van a otras ciudades del país, por ejemplo a la capital Caracas, y han denunciado que efectivos de la Guardia Nacional les cobran moneda extranjera, específicamente 30.000 pesos colombianos, para poder trasladarlos”.
“Esto de trato humanitario no tiene nada. Las autoridades colombianas han hecho un esfuerzo importante en permitir ese corredor humanitario en el puente internacional Simón Bolívar, y en el puente de Tienditas. Pero una vez que llegan a Venezuela están en manos de la dictadura. Está recibiendo tratos crueles y degradantes. Ya de por sí los inmigrantes son una población vulnerable, y ante este trato que están recibiendo en Venezuela para su retorno, se hace más vulnerables. Muchos me han dicho que una vez que pase la pandemia y se reabra la frontera quisieran volver a Colombia; incluso si tienen la oportunidad de llevarse a su familia se la llevan”, relató el ex alcalde del municipio El Hatillo, quien se encuentra exiliado en Estados Unidos por la persecución de la dictadura de Maduro.
Smolansky compartió con este medio uno de los tantos videos que le hicieron llegar los venezolanos que volvieron a su país para afrontar la pandemia cerca de sus familias. Desde la terminal de pasajeros de San Antonio, en el estado fronterizo de Táchira, uno de los inmigrantes, cuya identidad no reveló, mostró y relató la difícil situación que debieron atravesar: “Hay alrededor de mil personas. Aquí nos están usando como escudo por temas políticos. No nos están dando alimentación, dormimos todos aglomerados, en plena pandemia. Lo que están haciendo es llenar un bus, sacan un video de cuando la gente se monta, le dan la vuelta a la terminal, y vuelven y bajan a la gente para usarlo como tema político”.
El joven, con un barbijo cubriendo su rostro, agradeció el trato de las autoridades colombianas, y desmintió la versión del chavismo que indica que los inmigrantes venezolanos han recibido malos tratos en el país vecino: “Intentan decir que en todos los países nos tratan mal, que nos echaron a la calle. Eso es mentira. Colombia nos trató muy bien, nos ayudó, nos dio de comer. Nos trajo gratis hasta nuestro destino que era Cúcuta. Ahí nos volvieron a dar comida y nos acompañaron hasta que cruzamos el puente”.
Smolansky contó que muchos de estos venezolanos que vuelven al país tienen miedo de hacer este tipo de denuncias por temor a represalias de los brazos armados de la dictadura: “Los cuerpos de seguridad del régimen, específicamente el SEBIN y el DGCIM, llegaron a donde ellos estaban, por algunas horas les secuestraron el teléfono, y los amenazaron con llevárselos detenidos si seguían denunciando los tratos recibidos a su retorno”.
Además, sostuvo que al regresar a Venezuela “ni siquiera les realizar los tests, simplemente les tomaron la temperatura”: “A algunos los aislaron por dos semanas, pero es algo aleatorio del régimen; algunos simplemente fueron aislados uno o dos días”.
El comisionado de la OEA para la crisis de refugiados y inmigrantes venezolanos indicó que “el régimen, desde su carácter criminal, ha utilizado esta pandemia para militarizar mucho más el país, para profundizar la represión, y sobre todo sofisticar el control social, apoyándose de actores externos como Rusia, Cuba y China”.
La semana pasada la ONG Provea denunció que muchos migrantes “son reclutados bajo engaño y forzados a trabajar por grupos armados, paramilitares colombianos” y al menos 12 bandas criminales.
También aseveró que las cifras reportadas por la dictadura “no son transparentes”: “Yo creo que hay muchos más casos de los que conocemos”.
En los últimos días el régimen de Maduro reportó que la cifra de contagios ya supera los 800. El dictador, que acusó al presidente colombiano Iván Duque de querer “contaminar” a Venezuela con el coronavirus, indicó que el aumento de casos se debe a contagios “importados” de otros países, como Colombia.
José Manuel Olivares, diputado de la Asamblea Nacional (AN), rechazó los datos y acusaciones del régimen: “Venezuela sigue siendo el país que menos pruebas realiza en América Latina. Pese a las reiteradas mentiras de Jorge Rodríguez, Delcy Rodríguez y Nicolás Maduro, Venezuela hoy es el país menos eficiente en el diagnóstico del COVID-19. El tiempo promedio en el interior del país para recibir el resultado de la prueba va de 12 a 14 días: dos semanas para recibir un diagnóstico fuera de la ciudad de Caracas”.
Además, el gobierno interino alertó en los últimos días, en medio del aumento de casos de contagios, que la situación podría tornarse “catastrófica”, mientras los hospitales del país siguen con desabatecimiento de agua, insumos médicos, y hasta elementos básicos como batas, máscaras y anteojos para tratar a pacientes con COVID-19.
(Infobae)
En Caracas se ha roto gran parte de la infraestructura de abasto de agua potable (que, de todos modos, se suministraba una o dos veces semanales) y las plantas de gas están bajo mínimos, así que se espera un pronto colapso de las mismas. Sin gasolina y gas en pleno país petrolero, y remediando lo del agua con unos 250 camiones cisterna chinos recién importados.
Ardan en el infierno Maduro y todos sus adláteres.