La pandemia hace estragos
La economía mundial empieza a ofrecer datos de los primeros meses del año y son francamente malos. A pesar de que oficialmente la pandemia fue declarada por la OMS a finales de febrero y de que no todos los países paralizaron sus economías del mismo modo y al mismo tiempo, la Unión Europea y Estados Unidos han publicado caídas del PIB que sobrecogen. La eurozona, sufrió una caída del 3,6%, la mayor de su historia. Destacan los casos de Italia, España y Francia con descensos superiores al 5%. También hay países que lo han hecho mejor y sus economías han crecido, como el caso de Irlanda, Bulgaria, Rumanía o Suecia. Además, se ha sabido que Estados Unidos entró en recesión en febrero y que Alemania sufrió en abril un desplome sin precedentes de sus exportaciones superior al 30%, lo que ha dejado tiritando su superávit comercial.
Son datos, si duda, para la reflexión y habrá que ver qué ha pasado en los siguientes meses. En España, las previsiones siguen preocupando y mucho. El último en publicar las suyas ha sido el Banco de España qué prevé para el segundo trimestre una caída brutal de la economía de entre el 16% y el 21,8% y varios escenarios para el cierre del ejercicio. En el mejor de los casos calcula un retroceso del PIB del 9% y en el peor del 15,1%. La tasa de paro oscilaría entre el 18,1% y el 19,6%.
En todo caso, una de las previsiones más preocupantes de prácticamente todos los organismos e instituciones tiene que ver con el volumen de deuda y déficit público. Los dos grandes escollos de la economía española que han lastrado, y van a seguir lastrando, una recuperación sana y que impiden sin la ayuda de Europa, hacer frente a los pagos normales y a los extraordinarios provocados por la pandemia. Veremos en qué condiciones finalmente la Unión Europea presta el dinero a España, aunque ya se empieza a dejar caer por parte del Gobierno que habrá que reformar el sistema público de pensiones, es decir recortar las del futuro, y retocar la reforma laboral en términos que todos recordamos y que tienen que ver con la “mochila austriaca” y los contratos.
Parece que Sánchez e Iglesias van asumiendo que los fondos de Europa tendrán condicionalidad y que ésta tendrá que afectar a las grandes partidas de gasto público. Veremos