Del centralismo democrático a la “soberanía compartida”
Del centralismo democrático a la “soberanía compartida”. Se trata del perfecto pretexto para que los dirigentes de IU de Extremadura acaben apoyando al socialista Guillermo Fernández Vara, a pesar de que sus afiliados estén en contra.
Para empezar, es necesario que expliquemos uno de los principios de actuación en los que se basa cualquier agrupación política que se autodenomine “de izquierda”: el centralismo democrático, gracioso y perverso eufemismo utilizado para enmascarar la ausencia de democracia interna. En los antiguos regímenes marxistas-leninistas, (y en los partidos que se dicen herederos de aquellos partidos que no hace mucho decían aspirar a la implantación de un régimen “socialista”, desde los homologables con la llamada socialdemocracia hasta Izquierda Unida) se denominaba así una forma de organización que, al menos en teoría, permite lograr el equilibrio entre el control democrático desde abajo, por parte de los miembros del Partido y sus delegados electos, y la vigilancia y conducción centralizadas desde arriba. Se basa, supuestamente, en la discusión “libre” hasta llegar a una decisión y la obligación de defenderla en todo terreno una vez adoptada (aquello de la “disciplina de partido”).
Quienes proclaman la necesidad del centralismo democrático (ahora denominado “soberanía compartida”, Pedro Escobar dixit) parten del modelo de gobierno propuesto por Platón en “ La República ”, en la que se afirma que deben gobernar “los sabios”, los que mejor están preparados para ello, pues si para los asuntos corrientes buscamos a gente especialista, más aún hemos de hacerlo cuando se trata de gobernar a una comunidad. El sistema platónico propone en cierta forma la implantación de un sistema “comunista”, que exigiría de sus gobernantes y supervisores/guardianes un fuerte compromiso y sacrificio por el resto de la sociedad. El gobierno platónico sería de tipo aristocrático. Sin embargo, la aristocracia defendida por Platón está basada en la sabiduría y no en la sangre. El gobernante no lo es por su ascendencia, sino por su sabiduría, por sus demostradas capacidades para dirigir el curso de la ciudad.
Coincidiendo, ¡casualmente! con quienes aún se proclaman herederos de Carlos Marx, Platón también propone que en esa nueva sociedad, se deberá evitar a toda costa la extrema opulencia, así como la extrema pobreza (en esto también están de acuerdo los “dirigentes” del denominado Movimiento 15M).
Resulta especialmente grotesco, esperpéntico que quienes se arrogan el monopolio de la democracia, ¡Qué digo, la personificación de la democracia, como poco! (y van repartiendo diplomas de tal cosa, a la vez que se los niegan a quienes ellos no consideran de su cuerda y los llaman “fachas” y lindezas por el estilo) hayan convocado consultas, referendos, entre “sus bases” para que opinen sobre la conveniencia o no, de apoyar a la otra agrupación política que en Extremadura se hace llamar “de izquierdas” en el futuro gobierno de Extremadura; pero (sin sonrojarse) han añadido que el resultado de la consulta no es vinculante, que al final quienes tendrán la última palabra serán los notables de la organización, “los sabios”, que para eso son los que más saben, quienes tienen el buen criterio… porque a los afiliados de IU no se les puede dejar decidir, no sea que se acaben desmadrando.
Como suele ser característica común a todas los grupos totalitarios (que se supone que son los que pretenden dar respuesta global, total, a todas las facetas y ámbitos de la vida de la gente, y por tanto convertirse en los nuevos gestores de la moral colectiva, y mediante acciones de ingeniería social convertirnos en nuevos hombres y mujeres…) esta gente se arroga una especial sabiduría, una notable preparación, que les hace sentirse la vanguardia revolucionaria, llamada a poner en marcha una nueva sociedad, en la que el enorme riesgo de individualismo atroz, perverso, implícito en cualquier sociedad democrática, se vea limitado, no sea que el pueblo, que suele ser presa fácil de cualquier demagogo que alimente sus más bajos vicios e impulsos.
Realmente es una burla, un sarcasmo especialmente hiriente, un insulto a la inteligencia que con la excusa de evitar que suba al poder lo que ellos llaman “la derecha”, acaben apoyando la permanencia en el gobierno regional de Guillermo Fernández Vara y la pandilla que gobierna en Extremadura desde hace treinta años. Acabará siendo un enorme fraude, una estafa a sus afiliados, y también a los habitantes de Extremadura, que para que se promuevan supuestas políticas de progreso, se acaben volviendo contra el mismo pueblo al que dicen pretenden defender, para perpetuar su poder personal, aliándose con algunos de los oligarcas derrotados en las últimas elecciones a la Asamblea de Extremadura.
Guillermo Fernández Vara no debe ser investido Presidente de la Junta de Extremadura gracias al apoyo de lzquierda Unida. Guillermo Fernández Vara no merece que IU le dé su confianza, por la sencilla razón de que Extremadura no se la ha dado el 22 de mayo, porque la gente de IU (eso que llaman las bases) tampoco está por la labor.
Es de agradecer que la mayoría de los afiliados de Izquierda Unida de Extremadura esté teniendo la sensatez de oponerse abiertamente, sin tapujos, a cualquier tipo de acuerdo con quienes después de tres décadas han demostrado sobradamente que no aspiran a sacar a Extremadura de la situación de ostracismo en que se encuentra, y que si continúan malgobernándonos, seguiremos ocupando los lugares que nadie desea, en las listas europeas y españolas.
El PSOE de Extremadura, primero presidido por Juan Carlos Rodríguez Ibarrra, y en la última legislatura por su “hijo político”, Guillermo Fernández Vara, que ha dispuesto de más dinero que nadie nunca jamás, procedente de Europa y de la solidaridad nacional, no ha hecho justicia a la gente de esta tierra, que no se olvide “también es España”. Extremadura sigue ocupando el último lugar de España en educación, sanidad, empleo, salarios, renta, PIB, nuevas tecnologías, etc… o coincidimos con Andalucía y Castilla-La Mancha (casualmente también gobernadas por el PSOE).
Es imprescindible un profundo cambio, no solo por la enorme corrupción que impera en Extremadura, por el amiguismo, el enchufismo, el nepotismo que ya apestan, el tráfico de influencias descarado, urge un cambio, sin más aplazamientos porque los extremeños nos merecemos subir a la primera división de las regiones españolas y europeas… y ese profundo cambio vendrá solamente si se permite gobernar al partido político que más votos ha logrado en las elecciones autonómicas del 22 de mayo.
El PSOE no sólo ha actuado de forma sectaria y haciendo un uso infame de lo público, sino que ha sido incapaz de crear lo que Extremadura necesita: empleo, estabilidad, igualdad de oportunidades, sociedad civil, libertades y respeto por las instituciones democráticas.
Las asambleas de IU que están decidiendo no apoyar a Fernández Vara han interpretado de forma clara y rotunda que Extremadura desea un profundo cambio, por eso han decidido pelear por el cambio, atreverse al cambio, luchar por el cambio… saltándose a la torera el centralismo democrático, o si se quiere, en palabras de Pedro Escobar, las recomendaciones de “soberanía compartida”.
¿Tendrá Pedro Escobar lo que hay que tener para no impedir que en Extremadura se produzca el cambio que los extremeños nos merecemos?