De capones y caponatas
La seseante ministra de Exteriores ha dicho que “no hay que levantar la ‘vos’ ante Marruecos para hacerse oír”. Ahora resulta que Marruecos es nuestro gran aliado, cuando todos sabemos que es nuestro enemigo secular. Gracias a esta incapaz enchufada, descubrimos estupefactos que Rabat colabora bizarramente combatiendo el terrorismo islamista. Ya pudimos constatar en Atocha, a través de los pordioseros marroquíes de Lavapiés, en qué consiste esa “eficiente y leal colaboración” que sólo existe en la retorcida mente de los compinches del reyezuelo agareno.
La ministra ‘caponata’ también ha dicho que Marruecos colabora heroicamente en perseguir el mismo tráfico de hachís que el narcosultán alauita mangonea y promociona desde Ketama, e introduce en España través de sus socios, los anglonarcos de Gibraltar. Y también ha asegurado contumazmente esta párvula individua, que Marruecos colabora en el control de la inmigración ilegal. Si tenemos en cuenta que el mayor número de inmigrantes ilegales en nuestro país son precisamente marroquíes, seguimos sin ver en qué consiste esta “colaboración” del régimen de Rabat que, a los delitos de narcotráfico, ha unido recientemente los de genocidio y limpieza étnica.
Lo que sí sabemos es que Marruecos está masacrando a los saharauis ante el bochornoso y pávido silencio del gobierno de Zp y su seseante ministra, que más encajaría desempeñando un papelito secundario en un culebrón caribeño, que ejerciendo de titular de Exteriores. Estos ganapanes ya han perdido cualquier rubor ante la mentira. Vomitan falacias con tal desparpajo, que ni siquiera les producen arcadas el genocidio que Mohamed Vil está llevando a cabo contra los saharauis. Regurgitan embustes del mismo modo que los rumiantes hacen lo propio con el forraje. Mercadean con la verdad, envolviéndola en papel de estraza, y revendiéndola como progresismo adulterado en el mercadillo de una democracia de pacotilla propia de una república bananera.
Marruecos está masacrando a los saharauis ante el silencio y la indiferencia de una repugnante Unión Europea de mercachifles y usureros, y que cada día se parece más a un bazar chino de “todo a cien” que no ve más allá de sus pútridos intereses mercantilistas. ¿Qué inconfesable secreto de Estado oculta el sátrapa de Rabat para chantajear al mantecoso gobierno de Zp, y a sus pringosos capones y asustadizas caponatas? No entiendo tampoco cómo pueden, los mismos medios de comunicación a los que Rabat acusa de “xenófobos y de distorsionar la realidad”, emitir hoy una montaje sobre los supuestos ataques de los indefensos saharauis a la andrajosa policía marroquí. La respuesta al apagón informativo impuesto por Rabat en El Aaiún, debería ser no emitir ningún videomontaje urdido por la propaganda alauita. Que los cuelguen en You Tube si quieren, pero no les sigamos el juego. Y mucho menos si el ministro de Exteriores marroquí viene aquí cacareando y advirtiendo chulescamente que no va a reunirse con la prensa española. ¿Cuándo tendremos pelotas?
Si es cierto que existe esa evanescente Al Qaeda del Magreb, ¿cómo es que no ha dicho ni media palabra sobre los graves incidentes de El Aaiún? Mira que si al final sucede con Al Qaeda lo mismo que con los Reyes Magos. La sutil diferencia es que, mientras todos sabemos que los segundos son los padres, de los primeros sólo sabemos a ciencia cierta que no están en desiertos lejanos y que son unos hijos de puta. Ellos, y los hermafroditas que tanto les deben y que, tal vez por eso, les amparan con su ignominioso, criminal y cobarde silencio.