Conversación en Nochebuena con mamá
Cena en casa. De la habitual Nochebuena de treinta bocas a una de sólo dos. 91 años: no está para muchos más paseos de los que le apetezcan ni para visitas cariñosas, desgraciadamente. Puchero andaluz, algunas gambas, un poco de jamón y el lujo consentido de una copa de cava. ¿A qué hora abrimos el debate Monarquía-República, Omá?
El vicepresidente, como buen comunista, ha decidido lo que debemos hablar los españoles en nuestra cena «de los afectos», como dice el cursi que le preside. ¿Que tenemos que hablar de qué?, pregunta Doña Blanca. Pues de algo que solo le preocupa al 0,3% de los españoles, pero que en el imaginario de algunos cretinos forma parte de la fantasía única. Pues yo pensaba hablar de mis nietos, de cómo le va a tu hija en Nueva York y del novio ese que tiene que me parece tan buen muchacho. Y de tu hijo, que la otra tarde vino a verme y me enseñó la fotografía de la que le habla. Por cierto, ¿cómo está tu compañero, el que se ha contagiado del bicho? Están todos bien, por ahora, ¿pero tú crees Omá que el modelo de Estado requiere un cambio radical hacia otras fórmulas en la Jefatura? Me mira con condescendencia. Yo me acuerdo de la República. Era una niña. En mi Valencia querida. ¿Es necesario que cuente todo lo que sufrimos entre los anarquistas, los saqueos, los paseos, las checas y después la guerra?, ¿sabes si ha podido abrir el bar tu primo en el pueblo?, ¡el pobre estaba tan ilusionado con su negocio!
Mamá nunca ha sido partidaria de recrearse en detalles escabrosos como el asesinato de su padre en tiempos republicanos. Podría refrescar maravillosamente bien con su excelente almacenaje de recuerdos muchos detalles sobre la memoria histórica, pero siempre dedicó su tiempo a deslomarse trabajando. Y ahora a lamentar que las piernas no le respondan. Es que me cuesta un mundo ir de aquí a la puerta, cuando hace cuatro días salía de casa tan contenta. Ahora si no me acompañan no tengo nada que hacer. ¿Y qué vas a hacer en Nochevieja? Con el lío de la pandemia no podrás juntarte con tus amigos en la fiesta que haces cada año. No, mamá, seremos seis, y de los seis cuatro han pasado la Covid, con lo que no habrá problemas.
Pero, dime, ¿eres más partidaria de un modelo republicano presidencialista o del otro? Es decir, ¿como Francia o como Italia? Pela una gamba. Hay que ver lo bien que cueces estos bichos desde que te enseñaron en Sanlúcar. Loca estoy por que llegue el verano y estar viva para ver atardecer desde La Jara. ¿Y por qué estás tan pelma con la tontería esa de la República? ¿Tú sabes de cuántas cosas hay que hablar en una noche como esta después de todo lo que hemos pasado este año?, ¿después de tanta gente que se ha ido? Déjate de zarandajas. Y pon la televisión, que quiero ver el discurso del Rey…
Un excelente artículo que más bien puede considerarse como un relato corto completo. Felicidades, señor Herrera, por su escrito, emotivo sin ser empalagoso, y por tener a su madre aún con usted. La mía falleció hace unos meses viviendo sus 92 años, y no por coronavirus, aunque estos miserables la metieron en la estadística, según pude enterarme. Por cierto, el certificado de defunción me lo dieron tras una entrevista telefónica que me hizo el médico de la aseguradora solicitándome que le explicara de qué había fallecido…