Anabel Ortega, ejerciendo en la imagen de activista medioambiental (sic)

La frivolidad de Vox Málaga desde el nombramiento de la nueva gestora-títere alcanza niveles estratosféricos. Patricia Rueda, la que manda en la sombra, aunque cada vez lo disimule menos, ha convertido al partido en Málaga en un reflejo de su propia mediocridad.

Del partido de los pulidos y moltós se ha pasado al de las wendis y las anabeles. Del señorío de Pedro Barceló al gañanismo de Juan Herrera. Y es que con “Barbie” al frente, Vox Málaga sigue avanzando a paso de cangrejo. Hoy le vamos a contar la penúltima astracanada protagonizada por ella. Que tomen nota en Madrid y pongan freno a esta incompetente superlativa antes de que termine haciéndole al PP de Málaga el trabajo sucio.

Vecinos de la provincia andan en pie de guerra contra la decisión de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de construir la nueva depuradora norte en la vega de Mestanza, unos terrenos situados entre los municipios de Málaga y Alhaurín de la Torre poblados por unos 15.000 árboles frutales con una producción de cítricos de millón y medio de kilos con certificado ecológico.

Los afectados alegan “flagrante indefensión” por la falta de información sobre el proyecto y piden la paralización del proceso como medida cautelar.

El coordinador de zona de Vox perteneciente al equipo de trabajo del anterior presidente provincial, José Enrique Lara, ha tratado infructuosamente de que, tanto Enrique de Vivero como Patricia Rueda, se interesasen por el asunto y acudiesen a la zona a respaldar a los vecinos, como han hecho algunos partidos.

Este coordinador zonal de la etapa larista explica que la vega es un vergel, un paraíso de un verde intenso en el que se descubren árboles cargados de naranjas, mandarinas y limones.

Denuncia que la parcela elegida para la construcción de la depuradora norte “es la peor y la más cara”. Pequeños propietarios, la mayoría descendientes de los abuelos que se instalaron allí en 1924, no están dispuestos a su construcción.

¿Y por qué no acude Patricia Rueda pese a los numerosos requerimientos que se le han hecho? ¿Será porque la campiña malagueña no tiene el glamour de un salón de la moda? Lo desconocemos. Para compensar su ausencia junto a los vecinos afectados, “Barbie” y sus dos mariachis, Luna y Sevilla, el primero monta más que el segundo, han enviado a la zona, en representación del partido, nada menos que a la licenciada Anabel Ortega, experta como se sabe en temas de salud y medioambientales. Como enviar a Belén Esteban a un congreso de mecánica cuántica. O a Mari Carmen a un cursillo de asesores matrimoniales.

Está bien que Vox Málaga se parezca cada día más a un circo, pero no esta burla a los vecinos de Málaga. Tiende Patricia Rueda y sus mariachis a cicatrizar en falso, a cerrar la boca de la herida sin que se resuelva el problema anterior. Sencillamente, a dar por liquidado un período de su historia cuando ese período sigue vivo por dentro, más o menos cubierto por la piel endeble de un puñado de nulidades intelectuales.

Así que ya tenemos a Anabel Ortega haciendo su fulgurante aparición en la vega de la Mestanza y posando de esta guisa. El problema es que al verla nos genera la duda de si habrá ido a recabar información y estar con los los vecinos, o a participar en una sesión de postureo fotográfico para la revista “Pronto”.

¿Puede ser ésta la imagen de un partido de derecha que cuenta con mujeres que no necesitan recurrir al estridente tono capilar para brillar con luz propia? Si la banalidad y la futilidad se han instalado en Vox Málaga de esta manera, entonces no es extraño que suba el número de los que añoran ya los buenos tiempos del larismo, cuando los que representaban al partido no tenían el perfil de un concursante de “Gran Hermano”?

Tenemos que decirles que para ser diputada, basta poco más que con señoras como “Barbie”; pero para ganar un pueblo se necesita más que una simple sesión de fotos; hay que tener una solvencia ideológica, una base intelectual y principios, muchos principios. Sin ellos, los partidos no sirvan para más que deparar a una mujer ligera de cascos el privilegio de prosperar en la medida que no alcanzaría nunca fuera de la política.

¿Qué será lo siguiente? Mañana se lo contaremos.