Una sorpresa desagradable es lo que se ha encontrado esta mañana la alcaldesa Rita Barberá al salir de su casa, en el centro de Valencia. «Rita muérete» y «muérete» formaban dos pintadas amenazantes en la franja blanca que separa en la calzada el carril bus del resto de carriles, justo un día después de que pasara por dicho lugar la manifestación convocada por el movimiento 15M.

El Ayuntamiento pedirá al Ministerio del Interior que investigue las amenazas, mientras que una brigada municipal se ha encargado ya de limpiarlas. La alcaldesa llamó ayer al ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, este domingo para alertarle de que la protesta había cambiado de itinerario para pasar enfrente de su casa. Esta mañana, la Delegación del Gobierno decía sobre esa denuncia que fue un «momento puntual» y que no se había producido ninguna concentración de indignados en la vivienda de Barberá. Por el contrario, fuentes cercanas al gobierno municipal insisten en que la manifestación debía haber pasado por el otro lado del jardín de la Glorieta, junto al Palacio de Justicia, y que sí cambiaron la ruta para discurrir por el otro lado.