El Papa recuerda a los sacerdotes que “el anuncio del Evangelio siempre está ligado al abrazo de alguna Cruz”
El Papa ha instado a los sacerdotes a salir a predicar sin miedo al “escándalo” o a las “controversias moralistas” porque el anuncio del Evangelio “no recibe su eficacia” de las “palabras elocuentes, sino de la fuerza de la Cruz”.
Así lo ha puesto de manifiesto en la Misa del Crisma, la primera del Triduo Pascual, en la que han sido bendecidos los santos óleos que servirán a lo largo del año para impartir los sacramentos.
Debido a la emergencia sanitaria, se ha celebrado la eucaristía en el altar de la catedral, en la basílica de San Pedro, y además de unos 70 sacerdotes de Roma, miembros del Consejo presbiteral de la diócesis de la capital italiana, que han renovado sus promesas sacerdotales, han participado cardenales de la Curia Romana, los superiores de la secretaria del Estado Vaticano. La participación de fieles laicos ha sido muy limitada.
El Pontífice ha aclarado que el anuncio del Evangelio siempre “está ligado al abrazo de alguna Cruz concreta”. A este respecto, ha advertido de que si bien “todos los crucificadores de la historia hacen aparecer la Cruz como si fuera un daño colateral” en realidad no es así.
“La Cruz no depende de las circunstancias como tampoco es un suceso a posteriori, ocasional o el producto de una coyuntura en la vida del Señor –ha señalado–. La luz mansa de la Palabra genera claridad en los corazones bien dispuestos y confusión y rechazo en los que no lo están”.
Francisco ha pedido a los sacerdotes que salgan a predicar, con discernimiento y rechazo del “veneno del escándalo con que el demonio nos querrá envenenar cuando inesperadamente sobrevenga una cruz en nuestra vida”. “Hay cruz en el anuncio del Evangelio, es verdad, pero es una Cruz que salva”, ha agregado.
Así, ha instado a no escandalizarse y seguir el ejemplo de Jesús que no se escandalizó “al tener que sanar enfermos y liberar prisioneros en medio de las discusiones y controversias moralistas, leguleyas, clericales que se suscitaban cada vez que hacía el bien”.
“Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús al tener que dar la vista a los ciegos en medio de gente que cerraba los ojos para no ver o miraba para otro lado. Nosotros no nos escandalizamos porque no se escandalizó Jesús de que su proclamación del año de gracia del Señor -un año que es la historia entera- haya provocado un escándalo público en lo que hoy ocuparía apenas la tercera página de un diario de provincia”, ha añadido.
De este modo, ha pedido que abracen la Cruz “al anunciar el Evangelio” primero “con obras y, si es necesario, “con palabras”. El Papa ha dejado claro que “los sufrimientos que sobrevienen por el Evangelio” no son de los sacerdotes sino “los sufrimientos de Cristo”. “No nos anunciamos a nosotros mismos, sino a Jesús como Cristo y Señor y nosotros somos servidores por causa de Jesús”, ha concluido.
Así ha pedido a los sacerdotes que sigan la “cercanía de Jesús” que va a “comer con los pecadores gana corazones como el de Zaqueo, el de Mateo, el de la Samaritana, pero también despierta sentimientos de desprecio en los que se creen justos”.
En otro momento de la homilía también ha comparado “las penurias que padece la Sagrada Familia” con las de “tantas familias que deben exiliarse de su patria”.