1 abril 1939: Españoles, siempre alerta
Por José Luis Díez.- Tras la estrada del Ejército Nacional en Madrid y previo al discurso de la Victoria que pronunció el Caudillo, a las 22,30 horas de aquel glorioso e histórico 1º de Abril de 1939, Radio Nacional de España retransmitió el último parte de guerra, que leyó el locutor Fernando Fernández de Córdoba:
“En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. Burgos, 1º de abril de 1939, año de la victoria. El Generalísimo. Francisco Franco Bahamonde”.
Con este escueto y lacónico parte anunciador del final de la Guerra civil, se puso fin a un trienio de enfrentamientos armados y marcó la frontera entre la destrucción y el inicio de un futuro tan anhelado como necesario. Comenzando una nueva etapa regeneracional, en la que el Caudillo dedicó todo su esfuerzo vital a sacar, sin hacer distinción de las procedencias ideológicas, al pueblo español de la miseria, haciendo a España resurgir de sus escombros, para llenarse de polígonos industriales, bloques de viviendas nuevas y planes de desarrollo, pantanos, trasvases, electrificaciones, universidades laborales, industria…
Aquel Día de la Victoria, Madrid, adornada con las banderas triunfadoras, vivió aquella jornada como testigo presencial, viendo la explosión de júbilo de sus habitantes, que se echaron en sus calles, plenos de alegría, con los ojos brillantes de luz especial, abrazándose y llorando de emoción, porque podían manifestarse tras tres años de esclavitud comunista, sintiéndose libres y felices al saberse dueños de su destino, y porque tenían fe en Dios y en el Caudillo, que les había conducido a la victoria. Y, así, con el brazo en alto y cantando el “Cara al Sol”, festejaron y celebraron el primer Día de la Victoria.
El día 3 de abril, el cardenal Goma, felicitó al Caudillo por la Victoria, y esa misma noche se emitió por radio una alocución del Generalísima Franco, con una clara expresión de su pensamiento y estilo, en conmemoración de los caídos, que fue conocida como el discurso de las tres alertas:
“Españoles, alerta. La paz no es un reposo cómodo y cobarde frente a la Historia; la sangre de los que cayeron no consiente el olvido, la esterilidad ni la traición.
Españoles, alerta. Todas las viejas banderías de partido o de secta han terminado para siempre; la rectitud de la justicia no se doblegará jamás ante los egoísmos privilegiados ni ante la criminal rebeldía; el amor y la espada mantendrán, con la unidad de mando victoriosa, la eterna unidad española.
Españoles, alerta. España sigue en pie de guerra contra todo enemigo del interior o del exterior, perpetuamente fiel a sus caídos, con el favor de Dios, sigue en marcha, Una, Grande y Libre, hacia su irrenunciable destino”.
Pocos días después el Papa Pío XII mandó un paternal telegrama a Franco y al pueblo español:
“Levantando nuestro corazón al Señor, agradecemos sinceramente, con V. E., deseada victoria católica España. Hacemos votos porque este queridísimo país, alcanzada la paz, emprenda con nuevo vigor sus antiguas y cristianas tradiciones, que tan grande le hicieron. Con esos sentimientos efusivamente enviamos a V. E. y todo el noble pueblo español, nuestra apostólica bendición”.
También en esos primeros días de abril tuvo lugar un emocionante acto de dolor y duelo en honor y gloria a los caídos por Dios y por España.
Todo ello puede visionarse en el enlace https://vimeo.com/manage/343922276/general