Clark Gable, el hombre que domó a Scarlett O’Hara
Probablemente sea el bigote más famoso de Hollywood, excepción hecha, quizás, de los de Groucho Marx y Charles Chaplin, pero claro, comparar a estos actores es como mezclar el agua con el aceite. Hablamos de Clark Gable, uno de los galanes más emblemáticos del séptimo arte, de cuyo fallecimiento se cumplen hoy 50 años y que siempre quedará en la retina de los espectadores y, sobre todo, espectadoras de todo el mundo, como el arrogante pero en el fondo tierno Rhett Butler de Lo que el viento se llevó.
Nacido en Ohio en 1901, su infancia y adolescencia no estuvo exenta de penalidades. Su madre murió cuando él apenas tenía unos meses y era poco más que un adolescente cuando abandonó el colegio para empezar a trabajar en una fábrica. Pero el gusanillo de la actuación no tardó en picarle, por lo que en los años veinte ya estaba haciendo giras con pequeñas compañías de teatro. Afincado en Hollywood desde mediados de esa década, se casó con Josephine Dillon, su agente, a pesar de que esta le llevaba diez años. Sus primeras apariciones fueron pequeñas intervenciones en filmes como La viuda alegre (Erich Von Stroheim, 1925) que no le acabaron de satisfacer. Tampoco le fue mejor con Dillon, de la que se divorció en 1930- Pero a Gable le iban las mujeres mayores y adineradas, por lo que volvió a pasar por el altar, esta vez con Rhea Langham.
Fue a comienzos de los años treinta cuando firmó su primer contrato con la Metro-Goldwyn-Mayer, estudio que no tardaría en entregarle golosos papeles. En 1934 ganaba su primer Oscar por Sucedió una noche, una comedia de Frank Capra en la que encarnaba a un periodista del que caía rendidamente enamorada una mimada joven (Claudette Colbert). La cinta se hizo con las cinco principales estatuillas de la Academia y supuso el primer hito de una leyenda ascendente que al año siguiente volvía a conquistar al público con Rebelión a bordo, película de aventuras dirigida por Frank Lloyd en la que Gable compartía cartel con Charles Loughton.
De la ‘ficticia’ Guerra de Secesión a la lucha contra los nazis
Pero su nombre estará ligado siempre al del capitán Rhett Butler de Lo que el viento se llevó (1939), la cinta sobre la Guerra de Secesión americana que se convirtió en el mayor éxito cinematográfico de la época y en la que Gable encarnaba a un arrogante y mujeriego hombre sin escrúpulos aparentes que terminaba doblegando a otro espíritu aparentemente indomable, la Scarlett O’Hara a la que ponía rostro Vivien Leigh. La extraordinaria acogida de este fresco de la escisión que a punto estuvo de acabar con Estados Unidos convirtió a Gable en uno de los hombres más deseados del planeta, merced a su rostro duro y pícaro. Gable entregó entonces su corazón a Carole Lombard, a la que había conocido en el rodaje de No man of her own (1932). Se casó con ella tras obtener el divorcio de Langham, pero la felicidad les duraría poco. La rubia actriz fallecía en 1942 en un accidente de aviación, sumiendo a Gable en la desesperación. Para huir de sus ‘fantasmas’, se alistó en el Ejército y luchó en la Segunda Guerra Mundial.
Teminada la contienda, regresó a Hollywood, aunque ya no bajo el paraguas de la Metro-Goldwyn-Mayer. En 1949 contrajo matrimonio por cuarta vez. La afortunada fue Sylvia Ashley, ex de otro mito del séptimo arte como Douglas Fairbanks. John Ford le dio el papel de un cazador de safaris en Mogambo (1953), en la que se veía en la codiciada situación de ser el objeto de deseo de Ava Gardner y Grace Kelly.
Su carrera volvía a cobrar aire, aunque su vida personal seguía siendo, cuanto menos, turbulenta. La ruptura con Sylvia Ashley le permitió casarse con Kay Spreckles. Era su quinto matrimonio y fruto de esa unión nacería su único hijo, John Clarke Gable. Pero él no llegaría conocerle. Poco antes de su nacimiento, la vida del galán expiraba, y sus restos fueron depositados junto a los de la mujer que le había dejado con el corazón roto, Carole Lombard.
Su testamento cinematográfico, Vidas rebeldes (John Huston, 1961), era la crónica de unas existencias atormentadas. Sus protagonistas -Gable, Marilyn Monroe y Montgomery Clift- eras seres lastrados bajo su fachada de glamour. Gable sufrió un infarto tres días después de acabar el rodaje. La mujer más deseada del planeta por aquel entonces ahogó sus penas con una combinación fatal de medicamentos y su cadáver fue hallado el 5 de agosto de 1962 en su casa de Los Ángeles. Y ‘Monty’ nunca pudo superar las secuelas del accidente de tráfico que tuvo en mayo de 1956, lo que precipitó su caída en una espiral de drogas y alcohol que terminó el 23 de julio de 1966.