Australia planta cara a China: Scott Morrison rechaza el dinero del Partido Comunista y anula las obras de la Nueva Ruta de la Seda en el país
El gobierno australiano anuló esta semana el proyecto de expandir la Ruta de la Seda de China en el Estado de Victoria, el único distrito que pensaba apoyarla del país oceánico.
El Partido Comunista Chino aprovechó la pandemia y la crisis global para impulsar definitivamente su mega-plan de infraestructura que busca crear puertos marítimos, aeroparques, rutas, sistemas ferroviarios y más en países del tercer mundo en Asia, Oceanía y África, con el objetivo de convencerlos que dejen de comerciar con Occidente y empiecen a comerciar exclusivamente con ellos.
Este plan es llamado la Nueva Ruta de la Seda China, en alusión a la masiva ruta comercial que existió en el siglo I a.C., donde todos los países del mundo comerciaban con el Imperio Chino por telas de seda.
Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre aquella y ésta, y es que la que existió en esa época fue producto de los primeros pasos del comercio internacional a gran escala, mientras que la actual es un proyecto artificial creado e impulsado por burócratas del régimen chino.
El masivo plan de China busca llevar sus productos y ejercer soberanía sobre países desde Oceanía hasta Europa.
De esta forma, Australia se convierte en uno de los primeros países apuntados por el plan de China en rechazar las millonarias sumas de dinero que el régimen ofrece a cambio de las obras, en pos de mantener la soberanía y la alianza con países occidentales.
Esta no es la primera vez que el gobierno conservador de Scott Morrison se le planta a China tampoco. En 2018, en la licitación por la Red 5G para la zona de Canberra (capital), Morrison decidió excluir a Huawei, la empresa de telecomunicaciones vinculada al régimen chino.
En respuesta, China bloqueó la importación de ciertos productos de mucho valor para la economía australiana, como el vino. Desde entonces, Australia y China están en una guerra comercial con constantes subas y rebajas de tarifas para perjudicar al otro.
Esta, sin embargo, es la mayor medida por parte del gobierno australiano en esta batalla comercial y China asegura que no va a dejar pasar esta escalada desapercibida.
El pasado miércoles, la canciller australiana Marise Payne había anticipado que su gobierno iba a anular la decisión del gobierno de Victoria, Estado que contiene a la ciudad de Melbourne y que está en manos del Partido Laborista desde 2014.
El gobernador laborista Daniel Andrews mantiene estrechos lazos con China y había anunciado que a pesar de la decisión del resto del país de no sumarse a la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda, él sí lo haría.
Finalmente, Morrison intervino alegando que esto pondría en riesgo la soberanía nacional y le anuló el acuerdo original firmado en 2018 con China y un acuerdo para más obras firmado en 2019.
Además, le anuló otros dos acuerdos que había firmado el gobierno victoriano: uno con Irán que permitiría el intercambio estudiantil entre países, habilitando la entrada de miles de inmigrantes iraníes al país; y otro con Siria, para cooperación tecnológica y científica. En ambos casos, también alegó que la soberanía nacional estaba en riesgo.
Morrison además busca evitar que China ponga sus manos en Indonesia, lo cual también le daría una importante presencia en la región.
La canciller Payne ha aprobado una propuesta de Memorando de Entendimiento sobre Cooperación en el Desarrollo de Recursos Humanos en el Sector de Recursos Minerales y Energía entre el gobierno australiano y el indonesio, lo cual contrarrestaría la oferta de China.
Morrison pudo intervenir en las decisiones del Estado de Victoria debido a una ley que aprobó el Parlamento australiano, que establece que en materia de acuerdos económicos o comerciales con países extranjeros, el poder nacional rige por obre el regional.
Esta ley fue hecha a medida para que el gobierno del Partido Liberal pueda evitar que los gobiernos regionales laboristas aprueben unilateralmente acuerdos con China.
Un acto de gran valentía el de Morrisson, hacer frente a una dictadura inhumana cuyo único propósito es ir fagocitando todo lo que encvuentre a su paso sin importarle nada.
Bravo por Morrisson.Quien prefiere tener barcos y perder la honra, al final ni tiene barcos ni tiene honra!!