AD.- El debut de la selección nacional de fútbol en el Europeo no alteró gran cosa el patrón urbano a la hora del encuentro. En Málaga, el tráfico rodado a las 9 de la noche (hora de comienzo del partido) no difería gran cosa del que se registra cualquier otro día a la misma hora. No hay banderas en las terrazas. No hemos visto a nadie con la camiseta roja. Ni siquiera los ‘uy’ lastimeros reverberaban ayer en el ambiente. Y eso que Mediaset se está batiendo a fondo para que el papanatismo hacia la ‘Roja’ cale en el personal. Definitivamente, esta selección nos produce pereza y rechazo a partes iguales. La presencia en el combinado antes llamado nacional de jugadores que mayoritariamente han vendido sus servicios a ligas de otros países, no contribuye a identificar a un sector de la población con el equipo. El punto borde de Luis Enrique y su acendrado antimadridismo, tampoco contribuye a mejorar el clima de distanciamiento con la selección que se ha instalado en los aficionados. Luis Enrique ha utilizado a la selección de España para saldar viejas rencillas con el Real Madrid. El ex del Barça ha privado a la selección de jugadores tan eléctricos como Sergio Ramos, Carvajal y Nacho, que hubieran dado otro aire a esta selección de futbolistas de pitiminí. Luis Enrique es un entrenador mediocre que ha optado por un grupo de jóvenes talentosos pero indolentes e inoperativos, incapaces de meterle un gol al arco iris. Ver a Álvaro Morata corretear como un pollo sin cabeza nos hace ser todavía más críticos con esta selección sin pies ni cabeza. Y por si le faltaba algo al pastel, Luis Enrique le ha puesto la guinda multicultural, lo que ya nos iguala a otras naciones europeas. Pues qué bien.

En el plano puramente futbolístico, apuntaba uno de nuestros comentaristas que no tardará la selección de Luis Enrique en caer eliminada. Estas son algunas de las razones:

– No existe cohesión entre las líneas, hay una total descoordinación en la defensa, en el centro, y por supuesto, en el ataque. Ningún rematador decente, ningún organizador de juego, ninguna táctica decente. Pura improvisación de patio de colegio, niñatos millonarios que se obstinan en jugar al futbito cuando tendrán que vérselas con hombres de verdad.

– Un esquema de juego basado en el llamado tiqui-taca; es decir, en una insulsa cadena de pases entre pitufos para avanzar dos metros y a la menor presión del contrario… balón para atrás o para el portero. Un sistema insustancial y más inofensivo que Pedro Sánchez en una cumbre de líderes mundiales..

– Salvo dos o tres jugadores con aspecto varonil, los demás integrantes del grupo de Luis Enrique parecen adolescentes zangolotinos imberbes, o maripilis sacadas de un instituto.

Por otra parte, resulta grotesca la contemplación de un campo grandioso vacío de público, con la maldita excusa de la plandemia. Nos preguntamos por qué hay estadios donde se permite asistencias de hasta 60.000 personas y en Sevilla, sin embargo, no.

Cuanto antes eliminen a esta banda de chiquilicuatros a los que les viene grande el escudo que portan en sus camisetas, mejor. Y si es posible, que se lleven por delante a ese seleccionador incompetente y ensoberbecido, con pinta de hortera de bolera. Eso que nos ahorramos.

Un puro desastre. ¡Esta selección no nos representa!