En España, pleitear es jugar a la lotería judicial
Soy abogado en España, que es tanto como decir prostituta en Tailandia, ante la gran competencia existente. Y aconsejo a mis clientes que no pleiteen. Aspiro a solucionar problemas, no a crearlos, dedicación que se ha convertido en la principal ocupación de muchos picapleitos.
El cliente agradece –o no-, que se le escuche y hable con sinceridad, haciéndole ver los pros y los contras de cualquier acción judicial que pretenda emprender, la duración –imprevisible- del litigio, y el coste económico del mismo, incluida la hipotética condena en costas, en el peor de los casos.
Teniendo en cuenta la tradicional lentitud de la administración de justicia española –me niego a llamarla justicia, pues no lo es, en absoluto-, lo primero que el cliente debe hacer es contratar un abogado relativamente joven, pues caso contrario puede quedarse sin letrado a mitad del pleito, bien por jubilación o por fallecimiento.
Pero siempre teniendo en cuenta que más sabe el abogado por experiencia que por ciencia, es decir que conviene sea persona con años acreditados de ejercicio profesional.
Por no hablar del posible agotamiento del jurista, ante la pesadez de algunos clientes, que vierten todas sus quejas contra el sistema no en el Consejo General del Poder Judicial, sino en su abogado, que es un simple colaborador de la justicia, seguramente la parte más débil.
Siempre he pensado que un buen abogado tiene que ser duro, pero también flexible cuando sea necesario, pero que se haga respetar, y que no tenga miedo o un respeto reverencial a los fiscales y jueces, que son compañeros de estudios y profesión jurídica.
Un abogado debe serlo con dignidad, y no puede dejar al libre arbitrio de los jueces y fiscales la solución de los asuntos, como por desgracia sucede cada vez más, sobre todo en los juicios rápidos, que son un atentado al derecho de defensa y al estado de derecho.
No espere el letrado apoyo alguno del colegio correspondiente, más dedicado a sancionar que a apoyar a los colegiados, en sus posibles encontronazos en los tribunales, ni mucho menos de sus compañeros, que no amigos, al menos en la mayoría de los casos.
La abogacía es una profesión de caníbales, en donde la mejor merienda es otro compañero.
Por no hablar de los antiguos compañeros de carrera, que ahora te miran por encima del hombro, con aire conmiserativo, desde la altura que da haber aprobado una oposición a juez, fiscal, o letrado judicial, aunque ello no acredite, en modo alguno, la competencia profesional, ni mucho menos el interés por el trabajo y el buen hacer.
Las oposiciones son excesivamente memorísticas, aunque se diga que no.
Pasado este escenario dantesco, entramos propiamente en el drama judicial, aunque más bien habría que hablar de la comedia. Desgraciadamente, hoy en día pleitear en España se asemeja cada vez día más a jugar a la lotería, que nunca sabes si te va a tocar, pero lo único que tienes claro es el gasto que supone. Pues lo mismo pasa con los litigios.
Una vez decidido iniciar el proceso, se redacta la demanda, denuncia o querella, mejor o peor hecha. Ante la sobrecarga de trabajo de los órganos judiciales, soy partidario de la concisión, que siempre es de agradecer, y, sobre todo, de la claridad expositiva.
La profesión tiende a centrarse mucho en el Derecho aplicable, e incluso en la Jurisprudencia existente sobre el particular, lo que creo es un error, pues si de algo anda sobrado el Juez es de conocimientos jurídicos, mientras que lo que desconoce son los hechos, sobre los que pienso que el profesional debe incidir más, detallando las circunstancias concurrentes, y sin ocultar aquellas cuestiones relevantes que puedan tener transcendencia para la justa resolución del pleito, aunque nos perjudiquen.
Creo que la lealtad procesal y la buena fe son dos poderosas armas en manos del letrado, que muchos no utilizan, pero es algo que a la larga se vuelve en contra de uno mismo. Si algo aprecian los jueces es la honestidad profesional del abogado.
Desgraciadamente cuando el asunto se reparte a un determinado juzgado, comienza ya la “lotería” judicial. Qué juez es, de dónde procede, es sustituto, del tercer o cuarto turno, o de la oposición libre. Qué experiencia profesional tiene, o de la que carece. Cuál es su ideología política conocida, pues es obvio que todos tenemos alguna, y es totalmente legítimo. Qué opinión tiene de nosotros, si ya hemos tenido alguna relación o contacto previo, pues es evidente que ello de alguna forma condicionará su actuación, pues los jueces también son personas, con sus debilidades y defectos.
¿Recurrirá o no recurrirá la parte demandada, denunciada o querellada? Hay abogados –yo, por ejemplo-, que acostumbro a terminar el asunto que empiezo, y agotar todas las instancias posibles, al menos las nacionales, ya que las europeas me parecen más lotería todavía que las españolas. Pero claro, esos recursos posteriores dependen también de las ganas de pleitear del cliente, así como de su solvencia –o insolvencia- económica, con lo cual muchas veces la posibilidad de defender la acción en todas las instancias queda al arbitrio de la parte, más que del profesional, que es un simple técnico a su servicio.
En fin, lo que quiero decir, y sin perjuicio de volver sobre el asunto, es que hoy en día pleitear en España es una lotería, pues depende del abogado, del juez que te toque –en suerte o en desgracia-, del fiscal, en su caso, e incluso de la capacidad profesional e interés –o no- del funcionario judicial que tramite el proceso.
Lo único seguro es el alto coste de los pleitos, como cuando se compra la lotería, que lo único que tenemos claro es el precio del décimo o participación correspondiente.
Debo decir, en honor a la verdad, que el PSOE lo único que ha hecho en los últimos años ha sido estropear aún más, si cabe, la administración de justicia, con el establecimiento de sistemas informáticos incompatibles, la dependencia de parte del personal de las comunidades autónomas y otros del ministerio de justicia, los enfrentamientos entre jueces y letrados de justicia, la creación de unos servicios comunes que funcionan todavía peor que cuando cada juzgado hacía su trabajo –lo que ya es difícil-, una fiscalía desmotivada y con exceso de trabajo, unos procuradores absolutamente innecesarios, y que sólo contribuyen a aumentar el coste de los litigios, etc.
En resumen, nada nuevo bajo el sol. Donde mete la mano el PSOE joroba lo que hay, y no lo sustituye por nada nuevo ni mejor. Pero así justifican sus sueldos y su incompetencia.
*Abogado y escritor, académico Correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España.
https://www.graueditores.com/
Y para postre, LAS TASAS JUDICIALES Y LAS CONDENAS EN COSTAS, encaminadas a disuadir a los posibles litigantes del “peligro” de embarcarse en pleitos…
En otras palabras, EL SISTEMA ESTÁ DISEÑADO, ÚNICA Y EXLUCISVAMENTE, para joder a los de abajo, en beneficio de los de arriba: el Estado, Hacienda, la Seguridad Social, la grn banca y compañías de seguros, etc.
Y el ciudadano normal y corriente, más bien el contribuyente, vasallo, plebeyo, etc., QUE SE JODA.
Así de claro.
Desgraciadamente, es la realidad.
El sistema judicial está diseñado, y se va “perfeccionando” para que la gente normal y corriente no pueda acceer al mismo, dados los elevados costes.
Al final sólo pueden litigar los sinvergüenzas, con el dinero previamente estafado, y las grandes empresas…
“Del abogado, del juez y del doctor, mientras más lejos, mejor”. Curioso refrán que te indica que pongas distancia entre el que imparte justicia y al que te “ayuda” en estas lides en el mismo saco.
Un buen amigo del género bien me dijo un día que el que era buena persona no podría vivir bien de abogado, y es que mientras más pleitean más cobran
Su amigo tenía razón. Me considero un abogado honrado, de ese -escaso- diez por ciento de abogados honrados, y muchas veces intento disuadir a mis clientes -y amigos- de que emprendan pleitos que sé están perdidos de antemano… Pues bien, siempre buscan una segunda o tercera opinión, y siempre encuentran un abogado que les dice que “su caso está ganado” y que, obviamente, les saca todo el dinero que puede, PARA NADA. ¡Pero encima, posiblemente pensarán que yo soy un inútil, y que han ido a caer en manos DE UN GRAN ABOGADO! Acojonante… Muchos clientes parece que están buscando… Leer más »
Es ese el matiz por el que me dijo vivir bien de abogado, no ser buen abogado, como el éxito profesional en algún campo no se basa en el conocimiento, si no en el reconocimiento social y este es consecuencia del dinero que se gana y ostenta, pues eso, en esto supongo que influye como bien indica Don Ramiro, una justicia lenta e impredecible, eso si, en la lotería manda la suerte, en la justicia la mala suerte, mucho más común, y en mi opinión, el mayor fallo es la discrecionalidad, es decir, no se gana por saber más o… Leer más »
A algún amigo mío, jurista, pero buena persona, le he diho que no ejerza la abogacía,porque para ser abogado hace falta SER UN POCO -O UN MUCHO- HIJO DE PUTA…
Así de claro.
Hoy por hoy, los abogados buenas personas son, somos, una espcie en vías de extinción, que no creo comprenda a más de un 10% de la totalidad del colectivo, y eso como mucho.
Hace años había una frase en el medio rural que decía o venía a decir que quien tiene un amigo guardia civil, es cómo si no tuviera nada, dando a entender que los guardias civiles no se casan con nadie, y aplican la ley a todo el mundo, amigos o desconocidos…
Pues lo mismo sucede con los abogados, pero en este caso no para aplicar la ley aunque también, pero siempre torciéndola y retorciéndola a gusto del cliente, SINO ENTRANDO A SACO A POR NUESTRO DINERO, que a partir de un determinado momento, pasa a ser el suyo.
Como tantas cosas van cambiando…, respecto a lo de la guardia civil o era así, o la equivocación era hacerse “amigo” (agasajar interesadamente no debe tratarse de amistad) de quien no es mando, no lo sabremos, me viene a colación que antes existía un argumento para evitar o moderar una sanción y era decir que tenías un amigo en el cuerpo, suponía que, si bien no habías dejado de cometer una infracción en sí no eras un delincuente, ahora el de a pié no se casa con nadie, incluso es mejor no mentar nada, quizás porque los justos vean dentro… Leer más »
Entre * abogados, * procuradores, * tasas judiciales, * peritos judiciales, * condenas en costas, etc., el justiciable acaba siendo EL AJUSTICIADO, y es desollado camino del “matadero” de los siniestros PALACIOS DE JUSTICIA…
Está demostrado en la Historia de España, que en las épocas de mayor miseria y corrupción, que suelen ir anexas, es cuándo más abogados ha habido…
Y, desgraciadamente, esta es una de esas situaciones históricas e histéricas.
En mi opinión, hay 3 clases de despachos de abogados, a grandes rasgos: LOS DESPACHOS DE INFLUENCIAS, caso de ROCA, y algunos otros ex ministros o altos cargos políticos, como SUÁREZ en su día, que una vez dejaba la política, se dedican a vivir de sus influencias, contactos, relaciones, etc. LOS DESPACHOS REALMENTE PROFESIONALES, que son los menos, y además suelen ser a los que peor les va en la vida, y LOS DESPECHOS DE ABOGADOS, que son aquellos despachos montados por políticos, jueces o fiscales fracasados en sus anteriores ocupaciones, Y QUE SE REFUGIAN EN SU DESPECHO, PARA SOBREVIVIR.… Leer más »
Mi hijo trabaja en un gran despacho de abogados, de los primeros de España, con sede en Madrid y en varias de las principales ciudades del mundo. Él nunca habla del despacho, sino DE LA EMPRESA, pues todos sus integrantes (miles de peronas, entre abogados y paralegales, como llaman al personal administrativo, etc.), sólo piensan en FACTURAR, es decir en hacer los trabajos con la mayor rapidez posible, para poder FACTURARLOS. Es decir, tienen una “cultura jurídica” totalmente ajena a lo que es, o debería ser, un auténtico despacho de abogados… Yo callo y observo,pero veo que les va muy… Leer más »
Elegir la abogacia como carrera profesional no habla demasiado a favor de una persona en ninguna circunstancia, siempre hay alternativas mas honestas como el trafico de armas de guerra o asaltar bancos y furgones blindados a soplete, quien diga que se hizo abogado porque no tuvo alternativa miente como un bellaco, cada vez que sale en las noticias que ha muerto un abogado es un dia alegre para la raza humana, quien no lo vea asi vive completamente condicionado por sus prejuicios, del abogado que da el salto y se hace funcionario ya ni hablemos, ese no es mas que… Leer más »
Veo que no simpatiza usted mucho con los abogados.
Yo tampoco, y eso que soy abogado.
Siempre digo que frecuento poco la amistad y relación con otros abogados, salvo la estrictamente profesional, pues la gran mayoría me parecen mala gente…
Ahora bien, ¡QUE ME DICE USTED DE LOS PROCURADORES DE LOS TRIBUNALES?
Son, más o menos, como las palanganeras en las antiguas casas de lenocinio.
Simples intermediarios que, si te descuidas, SE QUEDAN CON TODO.
(Y alguno habrá honrado, estoy seguro, el único problema es que yo no le conozco).
Al atraer usted mi atencion hacia los procuradores solo consigue hacerme pensar que la guillotina fue ilegalizada demasiado pronto
LOS PROCURADORES prácticamente han desaparecido en casi todo el mundo o, por lo menos, han quedado en algo meramente residual y testimonial, DE UTILIZACIÓN OPTATIVA O VOLUNTARIA.
EN ESPAÑA, EN CAMBIO, cada vez han asumido mayoes competencias, a pesar de su total y absoluta inutilidad, pues con una JUSTICIA INFORMATIZADA, en dónde los documentos se envian en soporte digital, ¿realmente para que sirven los Procuradores de los Tribunales, al día de hoy, ADEMÁS DE PARA ENCARECER EL COSTE DE LOS LITIGIOS…?
Un avance importante seria que la ley dejase de proteger la integridad fisica de los procuradores y pudiesemos hacerles la eutanasia por las calles a golpes con grandes garrotes de madera de roble y despues usar sus cadaveres para la manufactura de comida para perros, sin embargo dudo mucho que los actuales legisladores esten por la labor ya que andan demasiado ocupados mandando al pais a tomar porculo y destruyendo los avances sociales de varias decadas de sacrificios ciudadanos generalizados durante la vilipendiada dictadura militar franquista.