La ‘muerte súbita’ aúpa a Nadal a cuartos de Wimbledon
Rafa Nadal apenas había encontrado dificultades en sus tres primeros encuentros. La placidez reinante en esos duelos le había llevado a la segunda semana sin desgaste, pero también sin la oposición de un rival de entidad. Hasta que llegó Juan Martín del Potro. El argentino, que bombardeó al balear como suele hacer tanto con la derecha como con el revés, llevó hasta la extenuación al número uno del mundo. Gracias a dos ‘tie-breaks’ conseguidos con muchísimo esfuerzo mental y físico, y a la ayuda de su servicio, que le funcionó perfectamente en ‘La Catedral’, el de Manacor cerró su pase a los cuartos de final de Wimbledon por 7-6, 3-6, 7-6 y 6-4 tras tres horas y 52 minutos de partido. En su próximo duelo se verá las caras con Mardy Fish, verdugo del finalista de la última edición, Tomas Berdych.
El partido contra Del Potro se inició sin apenas intercambios. Ambos tenistas mantenían su servicio sin apuros, mientras la pelota era martilleada por el español y el argentino sin conceder absolutamente nada al oponente. Los saques de Del Potro y de Nadal perforaban la hierba londinense. Los peloteos no duraban más de tres o cuatro golpes. Hasta el sexto juego, en el que la bola de rotura que no aprovechó el mallorquín dio entrada a un juego más pausado, con más tiros desde la línea del fondo.
Pasado el ecuador del set, el “warning” recibido por Nadal por tardar demasiado en sacar no le gustó nada al balear. A pesar de ello, lo contestó con un ‘ace’ y con una posterior mejora de su juego al resto. Pero ahí estaba el saque del de Tandil para pararle los pies en un parcial que caminaba irremediablemente hacia el ‘tie-break’. Con 6-6 en el marcador, el partido se paró a causa de la llamada de Nadal al fisioterapeuta por unas molestias en su talón izquierdo. Con dolencias aún en su pie, el manacorense disputó una ‘muerte súbita’ que fue a rachas. Del 0-3 del argentino al 4-3 del español y saque. De perder sus dos servicios, Nadal pasó a agarrarse a la pista, salvar una bola de set y cerrar la primera manga. “Pensé que al final de ese primer set quizás tendría que retirarme. Pude continuar, aunque con un poco de dolor”, reconoció Nadal . “No sé todavía cuál era el problema. Era el hueso Me tienen que hacer un reconocimiento”, apuntó el manacorense, que jugó infiltrado ante el argentino.
Las quejas de Del Potro al juez de silla por la visita de Nadal al vestuario inauguraron una segunda manga con el guión calcado a la primera. Al igual que en el acto inicial, la espectacularidad fue a más a partir del sexto juego, en el que el número uno del mundo salvó una bola de rotura. El balear bailaba sobre la resbaladiza hierba para colocarse con su ‘drive’, con el que mandaba desde todas las zonas. Pero Del Potro repartía misiles por ambos lados. Y Rafa lo pagó. El argentino, en el octavo juego, rompió el servicio del español, le arrasó con su saque y abrochó la manga por 6-3.
Igualdad desde el fondo
Como en los dos actos anteriores, la nota predominante del tercero fue la igualdad. La caída de Del Potro sobre el jardín londinense con 2-2, que paró el encuentro momentáneamente, fue de lo poco que se salió del guión impuesto por la dictadura de los saques. Las bolas de rotura de servicio desaparecieron. La cara demacrada de Nadal reflejaba la dureza mental del momento. Ninguno daba la más mínima oportunidad con su servicio. Ninguno podía fallar. Los dos aspiraban a llegar sanos y salvos al decisivo ‘tie-break’. Y así fue. En la segunda ‘muerte’ del partido, una vez más, la mentalidad del bicampeón de Wimbledon se mostró decisiva.
Sin tanto sufrimiento como en el primer parcial, el manacorense se bastó de su buen hacer desde la línea de fondo para declinar la balanza a su favor y encarrilar el choque. El compás marcado por los bombardeos al saque no varió un ápice en el inicio del último set. Sin embargo, tres horas y media después de iniciar el duelo, en su quinta oportunidad, el balear consumaba un punto de rotura y se colocaba 3-2 en el marcador. A continuación, el 0-30 hizo peligrar el ‘break’ a favor del pupilo de Toni Nadal . Pero son esos momentos en los que el número uno juega a su mejor nivel. Sin dudar hasta el final del partido, el primer cabeza de serie del torneo selló una victoria que supone una importantísima inyección de moral para levantar su tercer trofeo de Wimbledon.