En momentos cuando el gobierno de China endurece los controles propagandísticos contra quienes critican sus políticas, por una orden de proveniencia desconocida la popular red social WeChat, similar al Facebook, eliminó docenas de las cuentas de contenido LGBT y feministas más seguidas del país, alegándose que algunas infringían las normas sobre información en Internet.

De acuerdo con las versiones de la agencia noticiosa AP y el el sitio informativo digital Magnet, no se precisó en cual punto fueron infringidas, lo que supone que se aplicará una mayor censura a contenidos de este tipo. Ni aún se sabe si la orden procedió desde el ejecutivo o si fue un gesto promovido por la compañía Tencent.

Según los estudiantes universitarios que administraban una de estas cuentas en la provincia de Jiangsu, funcionarios del gobierno les formularon algunas advertencias. Entre ellas que debían investigar si los grupos feministas y de LGTB habían incurrido en protestas contra el gobierno. Les solicitaron además que desasociaran el nombre del grupo de WeChat al de la casa de estudios. Aunque años atrás se organizaban festivales de cine y actos públicos en favor de los derechos de las minorías, como el famoso Orgullo de Shanguai, el año pasado se canceló el evento sine die.

La nación asiática despenalizó la homosexualidad en 2001. Sin embargo algunos manuales de consulta científica y centros sanitarios siguen considerando esta condición sexual como un “trastorno psicológico”. Allí el matrimonio gay es ilegal, lo cual genera grandes problemas de herencias.

En China el movimiento LGBT constituye una “mala influencia”

Recientemente la Administración de Ciberespacio de China anunció que limpiaría las redes sociales de contenido LGTB para evitar que sea una “mala influencia” social y para proteger a los niños. En el cine, incluido el extranjero, no se permite la exhibición de sexualidades no heterosexuales.

En China las denuncias que apuntan a la reivindicación del derecho a la libre orientación sexual del individuo suelen desestimarse. Por esta razón los activistas del colectivo utilizan otras estrategias, entre ellas la de los derechos al consumidor. Así, por ejemplo, un tribunal chino condenó a una clínica de reconversión de la homosexualidad con terapias de electroshock. La obligó a indemnizar a un hombre que se sometió a la terapia por fraude, ya que no es posible “curar” la homosexualidad.

Recientemente también un comité gubernamental anunció una serie de medidas para prevenir la feminización de sus varones. Esgrime que con la misma se convierten en personas excesivamente “débiles, inferiores y tímidas”, obsesionados con los videojuegos y la masturbación.

En China no gustan los chicos con tatuajes, piercings y el pelo teñido. Y se prefiere la idea de unos futuros musculosos guerreros bien preparados para el siglo de la sinodominancia mundial.