Carta de Alfonso Ussía a Dolores Delgado, la villana e indecente Fiscal General del Estado
Alfonso Ussía.- Lola: Te escribo desde la única condición que tenemos en común. Somos antiguos alumnos del mismo colegio. Pasé, junto a mis hermanos, del Pilar de Castelló al colegio Alameda de Osuna, un colegio con unos proyectos excepcionales, cuyo fundador, don José Garrido Casanova, fue preceptor del Rey Juan Carlos I y su hermano el Infante Don Alfonso. Eres, por lo tanto, una antigua niña de pis de oro. A los alumnos del Alameda nos llamaban en otros colegios “los niños del pis de oro”, y a los de Santa María de Rosales, “los niños que mean colonia”. Nos tenían envidia. Las clases no sobrepasaban los quince alumnos, teníamos unos campos de deporte extraordinarios, unos profesores de altísimo nivel –don Santiago Amón entre ellos-, y unos conceptos de libertad desconocidos en aquel tiempo. “Véritas et Libertas” era nuestro lema.
Siendo director don José Garrido, los exámenes los hacíamos sin profesor vigilante, porque se daba por seguro que ningún alumno llevaría chuletas o copiara a un compañero. El que era sorprendido, sufría las consecuencias del deshonor y del mentiroso. Todas las aulas las presidía una fotografía enmarcada del entonces Jefe del Estado, el Generalísimo. En una clase de Latín, le rogué a don Santiago Amón que convocara un refrendo para elegir a la personalidad que había de presidir nuestra clase. Los candidatos presentados por los alumnos fueron tres. El General Franco, Don Juan De Borbón y Manuel Azaña. Don Juan obtuvo nueve votos, Franco cinco, y Azaña uno.
Y al día siguiente una gran fotografía de Don Juan De Borbón, democráticamente elegido, presidía la clase de Preuniversitario Letras.
El profesor de Formación del Espíritu Nacional, don Diego Monreal, denunció a don José Garrido, pero las autoridades no concedieron importancia al asunto, y Don Juan se quedó en su lugar presidencial.
Como compartimos en el pasado nuestra condición de meones de oro, me considero con el suficiente derecho de comunicarte que me daría mucha tristeza que terminaras en la cárcel. No por antigua alumna, sino por las constantes prevaricaciones, mejunjes, injusticias, silencios y obsesiones partidistas que has llevado a cabo como Fiscal General del Reino.
Has convertido a la Fiscalía en un instrumento al servicio de un Gobierno, no de la Justicia. Convives con un juez prevaricador apartado de la carrera judicial que ingresa importantes sumas de dinero defendiendo a los tiranos, dictadores y asesinos más eficaces del mundo. Tu obsesión es el Rey Don Juan Carlos, y no has conseguido nada. Y no te has opuesto a la celebración del homenaje que hoy se rinde al mayor asesino de la banda terrorista ETA. Los votos de Bildu a favor de tu presidente Sánchez te han arrastrado hasta esa indignidad.
Indignidad que compartes con tu ex compañero de Gobierno Marlaska, que usa de toda su fuerza e influencia para detener el ascenso de un ejemplar coronel de la Guardia civil, y no para impedir que se celebre el homenaje al genocida –80 crímenes, con muchos niños entre sus víctimas-, que tendrá lugar hoy, 18 de septiembre, en Mondragón, también conocido por Arrasate, lo cual no importa, porque llamada de una forma u otra, Mondragón o Arrasate, es una localidad igual de fea. Tu inacción ha facilitado que un juez tembloroso de la Audiencia Nacional no se haya atrevido a suspender el homenaje pasándole la patata caliente el Delegado del Gobierno. El hecho es incontestable. Hoy, en Mondragón o Arrasate, con el beneplácito del Pedro Sánchez, de la Fiscalía que presides, del ministerio del Interior a cuyo ministro tratabas de “maricón” en tus conversaciones con Villarejo, y un juez de pantorrillas débiles, se va a homenajear en un Estado de Derecho –al menos en apariencia-, al mayor criminal de nuestra reciente historia.
He hablado con muchos de tus compañeros del colegio de los niños –y niñas- del pis de oro. Y todos coinciden en desear, desde su dolor y vergüenza por haber sido tus colegas de pupitre durante años, en verte entre rejas. Hay preparadas todas suerte de demandas y querellas contra ti, que terminarán por llevarte ante la Justicia de verdad. Quizá, con suerte, antes de enfrentarte a ella, puedas escapar a cualquiera de las tiranías comunistas tan cercanas y afines a tu novio, y te libres de tu futuro. En lugar de hacer tu pis de oro en la cárcel, lo harás sobre las cabezas de las víctimas hambrientas de tus sátrapas preferidos.