La ONU denuncia al régimen chino por realizar una brutal sustracción forzada de órganos a prisioneros de conciencia
Andrés Vacca.- En un informe aterrador, un panel de expertos en derechos humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), denunció que el Partido Comunista Chino (PCCh) está llevando a cabo miles de sustracciones de órganos a prisioneros de conciencia, disidentes políticos y religiosos, para comercializarlos en el millonario negocio de la venta ilegal de órganos.
Según denuncian los expertos en derechos humanos, el PCCh extrae corazones, riñones, hígados y córneas de al menos 100.000 prisioneros cada año, con una red gubernamental de tráfico de órganos “por encargo” que opera a gran escala. El programa de extracción forzada de órganos recauda mil millones de dólares al año, asegura el informe.
Las principales víctimas de este brutal negocio, son los presos disidentes del PCCh quienes habitualmente se encuentran aislados, sin contacto con sus familiares o abogados, y especialmente los presos religiosos, entre los que se destacan los musulmanes uigures y los practicantes de Falun Gong, quienes además gozan de excelente salud debido a sus saludables hábitos garantizando órganos de primera calidad.
A pesar de las contundentes denuncias que prueban la sustracción forzada de órganos, la comunidad internacional continúa impotente para detener la matanza, dado que organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), continúa aceptando los datos hospitalarios inadecuados y engañosos del gobierno totalitario.
Según detalló la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las ONU, hay información fidedigna que indica que los detenidos pertenecientes a minorías étnicas, lingüísticas o religiosas son sometidos por la fuerza a análisis de sangre y exámenes de órganos, como ecografías y radiografías. Los resultados de los exámenes se registran en una base de datos de fuentes de órganos vivos que facilita la asignación de órganos cuando surge un comprador.
El medio británico The Daily Mail, reveló el estremecedor testimonio que el practicante de la disciplina espiritual Falun Gong, Jinato Liu, brindó ante los expertos de la ONU.
“Estuve encarcelado durante más de dos años en una celda con unos ocho drogadictos, a los que se inducía habitualmente a abusar de los practicantes de Falun Gong”, contó Lui. La celda tenía instalada una cámara de vigilancia, por lo que los guardias sabían todo lo que ocurría dentro. “Un día un preso drogadicto me estaba golpeando la espalda y la cintura y otro entró y le gritó: ‘¡No le dañes los órganos!’”.
Otro miembro de Falun Gong, Yu Xinhui, que pasó seis años entre rejas, dijo que un médico del sistema penitenciario había intentado advertir del horror. “No vayas contra el Partido Comunista, te quitarán el hígado sin que te des cuenta”.
La investigación señala, además, que el plan de tráfico depende en gran medida de trabajadores sanitarios calificados que deberían respetar el juramento hipocrático, entre ellos “cirujanos, anestesistas y otros especialistas médicos”, así como de la participación de diversos profesionales del sector público.
Una de los asuntos polémicos del sistema de trasplantes de órganos de China es que los receptores pueden reservar cirugías en horarios y lugares específicos. En otros sistemas médicos esto no ocurre porque los cirujanos no pueden predecir cuándo morirá una persona que ha elegido ser donante de órganos.
Según un protocolo ético aprobado por la OMS, los órganos se asignan al paciente más urgente de la lista de trasplantes que se encuentre a una distancia razonable del hospital.
El artículo del Daily Mail traza un interesante paralelismo entre lo que sucede en China con la nueva miniserie surcoreana “el juego del calamar” que está causando furor en Netflix.
Aunque el drama asiático es obviamente ficticio y una crítica mordaz de la vida moderna y corrupción surcoreana, una de las tramas secundarias del programa pone en foco la atroz realidad en China: el mercado negro de extracción y venta de órganos.
Las denuncias sobre sustracción forzada de órganos bajo el régimen comunista china comenzaron hace varios años. David Kilgour, ex secretario de Estado canadiense para Asía Pacífico junto con David Matas, un reconocido abogado internacional de derechos humanos, decidieron investigar a fondo y exponer este horrendo genocidio.
Los resultados de su investigación fueron publicados el 20 de julio de 2006 en un documento titulado “Informe sobre las denuncias de sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong en China”.