AR.- Isabel Díaz Ayuso es la única líder política española que tendría más futuro fuera que dentro de su partido. Lo sabe la torpe dirección nacional del PP, y sin embargo prosigue con su guerra sin cuartel contra el único activo que tendría el partido para ganarle a Sánchez. La querencia de Casado a la autodestrucción es algo que deberá estudiarse algún día en las facultades de Ciencias Políticas. Ayuso y él formarían un potentísimo tándem electoral de cara a las elecciones generales. El pueblo adora a la presidenta madrileña, la única dirigente del PP que genera ilusión y sinergia ganadora, pero Casado prefiere rodearse de verdaderas nulidades, como la riojana Gamarra, el murciano Egea y el desvirilizado panoli Montesinos. Si la supervivencia política del PP descansara sobre estos cuatro tibios, hace tiempo que Vox hubiera deglutido al todavía principal partido de la oposición. Hay que ser muy torpe, u otra cosa peor, para creer que se puede ganar unas elecciones a lomos de la filoprogresista Gamarra, del lanzador de huesos de aceitunas o del remilgado niño Vicente.

Precisamente, hoy toca hablar de Pablo Montesinos, que ha tenido el cuajo de enseñarle la puerta de salida a Cayetana Álvarez de Toledo. El lacayuno es uno de los que estos días más apoyan a Casado en su estrategia suicida, no para él, que sería hasta deseable, sino para su partido. Debería haberse deducido la acrisolada incompetencia de los miembros del PP malagueño tras la designación a dedo, como cabeza de lista al Congreso por Málaga, de un cursi, o gazmoño, afiliado al felpudismo, primero en la faceta periodística y ahora política. Pero no. El PP puede presumir de haber tenido en Málaga a sus mejores cuadros provinciales. Entre ellos descuella la figura icónica y sobresaliente del ex presidente provincial Joaquín Ramírez, al que quiero, admiro y respeto, uno de los gestores políticos más honestos y competentes que he tenido la suerte de conocer. Heredó un partido en barbecho en una provincia coloreada de rojo y lo convirtió en la fuerza política que durante 20 años ejerce el poder, de forma ampliamente mayoritaria, en la Diputación Provincial y en los principales ayuntamientos.

Por eso lo de Pablo Montesinos encabezando la lista al Congreso por Málaga no pude nunca digerirlo. Me pregunto qué méritos atesora este remilgado blandengue para que Casado le hiciera merecedor de las regalías y canonjías que lleva implícito el acta de diputado.

Salvo para hacer bulto en las tertulias de LaSexta, no ví nunca en él una sola virtud que justificase el honor de representar a la provincia en la que tampoco ha nacido. ¿Ha hecho Montesinos algo de provecho en su actividad laboral salvo escribir y opinar de cosas insustanciales para consumo de imbéciles? ¿Puede exhibir otros méritos curriculares que el dedazo de Casado?

No puede ser que los llamados a resolverle los problemas a los ciudadanos les toque el escaño como al que le toca un premio inmerecido por azar o en un sorteo. Si la basura va a seguir siendo la misma, mejor que siga gobernando Sánchez y sus cuates separatistas. Al menos con ellos tenemos asegurada la demolición del edificio tambaleante sobre el que se asienta la indignidad de una democracia para la que vale lo mismo Málaga que Malagón.