Hunter Biden, hijo del presidente de EEUU, ayudó a los chinos a obtener la más grande mina de cobalto que existe en el mundo
Una empresa de inversiones fundada por Hunter Biden ayudó a una compañía china a comprar una de las minas de cobalto más ricas del mundo. La compra se hizo a una empresa de EEUU por 3.800 millones de dólares. El acuerdo comercial contribuyó al conglomerado a obtener una cuota masiva del metal clave utilizado para fabricar baterías para vehículos eléctricos.
El hijo del presidente fue uno de los tres estadounidenses que se unieron a socios chinos para establecer la Bohai Harvest RST Equity Investment Fund Management Company, o BHR, en 2013.
Los estadounidenses controlaban el 30% de la empresa y realizaron exitosas inversiones que resultaron en una ayuda a la empresa China Molybdenum para la compra de la mina de cobalto Tenke Fungurume en el Congo en 2016, informó el New York Times.
La noticia llega después de que el presidente Joe Biden advirtiera de que China podría utilizar su dominio del cobalto extraído para perturbar el desarrollo de los vehículos eléctricos en Estados Unidos.
También se suma al escrutinio al que se han enfrentado Hunter Biden y su padre por sus tratos con empresas chinas y ucranianas mientras Joe era vicepresidente y posteriormente candidato a la presidencia.
BHR se convirtió poco a poco en una potencia inversora tras ayudar a financiar una empresa minera australiana de carbón controlada por una empresa estatal china, según el periódico.
La gran oportunidad de la empresa de inversión llegó en 2016, cuando compró y vendió una participación en CATL, una empresa china que es ahora el mayor fabricante mundial de baterías para vehículos eléctricos.
Ese mismo año, China Molybdenum, uno de los principales productores mundiales de los metales preciosos molibdeno y tungsteno, anunció que compraría la mina de cobalto Tenke Fungurume a la minera estadounidense Freeport-McMoRan.
Pero para comprar la mina, la empresa china necesitaba un socio que comprara a uno de los accionistas, la canadiense Lundin Mining.
Fue entonces cuando BHR compró Lundin con 1.140 millones de dólares recaudados íntegramente de oscuras empresas chinas respaldadas por el Estado, según el Times.
Biden aún controlaba el 10 por ciento de BHR cuando sus acciones de las minas fueron vendidas a China Molybdenum en 2019.
Chris Clark, uno de los abogados de Biden, dijo que el hijo del presidente “ya no tiene ningún interés, directa o indirectamente, ni en BHR ni en Skaneateles”, una firma que Biden utilizaba para controlar sus acciones de BHR.
Los registros chinos muestran que Biden ya no formaba parte del consejo de administración de BHR a partir de abril de 2020, y un antiguo miembro del consejo de administración dijo al Times que los fundadores estadounidenses no estaban directamente implicados en el acuerdo de la mina y que supuestamente sólo ganaban una comisión nominal por ello.
No conocemos a Hunter Biden, ni estamos al tanto de su participación en BHR”, dijo Vincent Zhou, un portavoz de China Molybdenum, en un comunicado.
Un portavoz de la Casa Blanca dijo al Times que el presidente Biden no ha sido informado de la conexión de su hijo con la venta.
El presidente se ha enfrentado a menudo a reacciones negativas por los tratos con empresas chinas y ucranianas a través de bancos, grupos de presión y empresas de inversión.
La necesidad de cobalto por parte de las empresas estadounidenses se hizo aún más vital después de que el presidente firmara una orden ejecutiva en agosto en la que se esbozaba el objetivo de que los vehículos eléctricos y otros de cero emisiones constituyeran la mitad de los nuevos coches y camiones vendidos en Estados Unidos para 2030.
El objetivo del 50% no es vinculante y es más bien simbólico, pero establece la expectativa de que los fabricantes de automóviles estadounidenses inicien la transición de la fabricación de vehículos de gasolina a los eléctricos.
Incluye vehículos eléctricos de batería, híbridos enchufables o de pila de combustible. Biden también incluyó la primera red nacional de estaciones de recarga de vehículos eléctricos en su proyecto de ley de infraestructuras de 1,2 billones de dólares.