Hermann Hesse en su libro “El lobo estepario” (Der Steppenwolf, 1927), captura el sentimiento de angustia, desesperanza y desconcierto que se apoderó de la sociedad europea en el período de entreguerras y es un análisis lúcido de la locura de una época en la que los viejos está muriendo sin el recién nacido. En esta obra, critica mordazmente a la sociedad burguesa (“el declive de la civilización”), una dictadura invisible que anula los ideales del individuo primordial y lo transforma en un ser acrítico, temeroso y conformista que, sedado por el consumismo compulsivo de los bienes materiales , se vuelve más grande. ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable. Así, Hesse define al burgués como “una persona que siempre intenta situarse en el centro, entre los extremos, en una zona cálida y agradable, sin tormentas violentas ni tempestades. En consecuencia, es por naturaleza una criatura de débil impulso vital, temerosa, temerosa de entregarse a sí mismo, fácil de gobernar. Por eso ha sustituido el poder por el régimen mayoritario, la fuerza por la ley y la responsabilidad por el sistema de votación. Es evidente que este ser débil y temeroso, aunque existe en una cantidad tan considerable, no puede estar solo y, dependiendo de sus cualidades, no podría desempeñar en el mundo ningún otro papel que el de una manada de corderos entre lobos errantes. … ”.

Estas reflexiones siguen siendo válidas casi un siglo después, ya que la entrada en recesión de las economías europeas ha implementado el estigma de la incertidumbre y la incredulidad en una sociedad inmersa en la cultura del Estado de Bienestar del mundo occidental, lo que posteriormente se traduce en un shock traumático cuando verificando el vertiginoso tránsito de los niveles de bienestar a la cruda realidad de la pérdida del empleo y el posterior desalojo, la inmersión en los umbrales de pobreza y la dependencia exclusiva de los subsidios sociales, para lo que parece inevitable un proceso de catarsis y posterior metanoia colectiva (el griego metanoien), sería “un enunciado retórico utilizado para retractar cualquier enunciado realizado y corregirlo para enfocarlo de la manera adecuada en un nuevo contexto”, que traducido a la situación socioeconómica actual, se traduciría como “transformar la mente para adoptar una nueva forma de pensar, con nuevas ideas, nuevos conocimientos y una actitud totalmente nueva ante la irrupción del nuevo escenario socioeconómico ”.

Esto implicará la doble connotación de movimiento físico (desandar el camino recorrido) y psicológico (cambio de mentalidad tras descartar los viejos estereotipos económicos vigentes en la última década) y que tendrá como efectos beneficiosos la liberación de la parte indomable del original. individuo (la estepa del lobo) que ha permanecido agazapado en un rincón del corazón, sedado y oprimido por la tiranía de la manipulación consumista de la sociedad burguesa occidental de hoy. En consecuencia, asistiremos a la aparición de un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia crítica y sustentado en valores que han caído en desuso como la solidaridad y la indignación colectiva ante la corrupción y la injusticia imperantes y que bajo el lema “prohibido prohibir” generará un tsunami popular denunciando a los democráticos, déficit social y de valores de la actual elite gobernante. Asimismo, establecerá el caos constructivo que acabará diluyendo el inhibidor opioide de la conciencia crítica (consumismo compulsivo) y provocará la metanoia necesaria de la que nacerá un nuevo individuo (Individuo Multidimensional), dispuesto a romper las reglas y leyes impuestas por el establecimiento dominante.