La narrativa transatlántica de la guerra se desmorona, la guerra económica de Londres contra la economía mundial es contraproducente
Por Harley Schlanger y Executive Intelligence Review.- Entre las redes financieras occidentales está surgiendo el temor de que la política de sanciones contra Rusia pueda desencadenar un impago de la deuda mundial.
Victoria Nuland admitió bajo juramento, durante un testimonio en el Senado, que Estados Unidos tiene laboratorios de armas biológicas en Ucrania, a pesar de los continuos desmentidos de otros funcionarios estadounidenses.
Mientras EE.UU admite tener ‘instalaciones de investigación biológica’ en Ucrania, Rusia le responde: ‘hemos encontrado tus armas biológicas’.
Y los rusos publicaron un plan de guerra, redactado por el comandante de la Guardia Nacional de Ucrania, el pasado 22 de enero, que muestra que Ucrania tenía la intención de lanzar una invasión mortal a gran escala contra las repúblicas del Donbass a finales de este mes, si Putin no hubiera intervenido.
A medida que la verdad emerge, ¿por qué alguien creería las historias alimentadas a los principales medios de comunicación por los Halcones de la Guerra, dada la amplia evidencia de que son mentirosos en serie cuando se trata de medidas de guerra psicológica para promover guerras y cambios de régimen?
¿Le resultará contraproducente a Londres su guerra financiera contra la economía mundial?
Dos semanas después de iniciada la guerra entre Ucrania y Rusia, los responsables políticos de Occidente debaten con nerviosismo si la guerra financiera de tierra quemada que han lanzado contra Rusia -y contra el mundo- será contraproducente. ¿Va a hacer saltar por los aires todo su sistema transatlántico antes de que puedan poner a Rusia a raya? ¿Podría dar lugar a un formidable contrabloque económico Rusia-China, fuera y contra el sistema especulativo de saqueo de Occidente? ¿Podría incluso desencadenar una guerra nuclear?
Estas son preguntas que habrían sido rechazadas como apocalípticas y tontas hace apenas un mes; pero hoy se discuten abiertamente en los medios de comunicación occidentales como las preguntas existenciales del día. Son precisamente las cuestiones que Lyndon LaRouche advirtió durante décadas que pronto estarían en la agenda de la Humanidad, a medida que la crisis de ruptura sistémica conducía al mundo hacia las pandemias y las guerras.
Un problema especialmente angustioso para el establishment financiero de Londres y Wall Street es el hecho de que los crecientes círculos políticos de Occidente están despertando al hecho de que sus países en todos los continentes -Alemania, Japón, Estados Unidos, Argentina, Nigeria, Tailandia, etc.- están tan en el punto de mira de esta política demente como lo está Rusia. Se están dando cuenta de que LaRouche tuvo razón todo el tiempo: que la guerra militar y financiera contra Rusia es simplemente la excusa para hacer retroceder a toda la economía mundial a la Edad Media.
“¡Un momento! Esa es mi comida, mi gasolina, mi vivienda, mi trabajo que acaba de esfumarse!”, se está convirtiendo en una respuesta cada vez más común y frenética a la crisis.
El mundo se está desmoronando, ha subrayado hoy Helga Zepp-LaRouche, y nos dirigimos hacia una explosión como pocos pueden imaginar. Seguimos con los pelos de punta en el teatro de Ucrania, y también estamos en la cúspide de la peor ola de hambruna en siglos. Los medios más elementales del sustento humano -la energía, los alimentos y los medios para producirlos, como los fertilizantes y el transporte- se están poniendo a un precio fuera del alcance de la mayoría de las naciones y personas, al mismo tiempo que su producción física se desploma. En estas condiciones, es criminalmente irresponsable promover las políticas verdes de “retirada de tierras” y “30 por 30”, que sólo acabarán con la producción de alimentos y llevarán a más millones de personas al hambre y la inanición, subrayó Zepp-LaRouche.
El colapso y la reacción abren una breve ventana de oportunidad para sacar a la humanidad del abismo. Nuestro trabajo es atrapar a la gente cuando se despierta a la realidad, señaló Zepp-LaRouche, y evitar que se vuelva pesimista sobre la dificultad de la batalla, catalizándola hacia un enfoque orientado a la solución. Eso significa ayudar a organizar la mayor difusión posible y las firmas del llamamiento del Instituto Schiller para una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo, un llamamiento que presenta la única solución programática viable para la crisis.