El “oligolopio” de los sindicatos marisqueros (Video)
No he podido resistirlo. Entre retortijones y espasmos de las carcajadas de origen sindical, que me llevaban hacia el suelo duro y frío, sentía lástima de estas pobres gentes a la vez que me partía escuchando los comentarios de Armando Robles, que se desternillaba al otro lado del teléfono entre ahogos preocupantes y golpeaba el suelo con ambos puños y la cabeza contra una pared, al tiempo que repetía entre estertores: “oligolopio”, “oligolopio”, y he terminado en una esquina cogido a las tripas, entre sollozos y una suerte de cloasma con ceceo que no me permitían sosegar.
¿Era necesaria esta exhibición de desafuero, esta charlotada de gente septuagenaria al menos, para defender lo indefendible? ¿Faltaba el sobrero? ¿Por qué hacen esto con “seiscientas” pobres criaturas inadaptadas, cuando el seiscientos era sinónimo del éxito franquista en los sesenta?
¿Podía “preveer” esto el pervertido Marlaska? ¿Era esto la llamada “expertitud” de la Carmen cabruñana? ¿El ”proponido” garzoniano, o “puesto de manifestación”? ¿Habían abierto las compuertas de residencias en cuarentena en pleno vómito? ¿Extrema derecha vestida de torero para desprestigiar a este gobierno de guardarropía, comunista y deleznable? ¿Un ataque del putilla de Moscú? ¿Polonio? ¿Sartenazo? ¿La desvergüenza zapateril? ¿”Oligolopio”? ¿Esquizolopio? ¿Irracional sistema de “meguinalista”? ¿A dónde nos lleva esto? Suena a traca final, a estruendo apoteósico.
Es un puto galimatías de incompetencia, de inepcia, inopia y desvergüenza cuando se utilizan medios ajenos y en cantidades insultantes. ”¡Que nadie piense que sus hijos son de él !” No vaya a ser que se entere la piadosa kabuki vaticana.
Hace poco recordaba con mi mujer a Alejo García, el malagueño saleroso de un programa nocturno que hacía con Ramón Pí, y Carlos Dávila, “La espuela” y nos partíamos recordando lo que contaba este Alejo sobre unas viejas beatas a las que había aplicado el oído porque le sonaba a lo que le sonaba su cántico:
“Tantum ergo sacramentum
veneremus a san Luis,
y el antiguo documento
tenemos que destruir”…
Pues eso, creo que ya está destruido lo poco que quedaba de los sindicatos marisqueros, a los que nunca han pertenecido estas criaturas iletradas, en los que no había ni siquiera odio, ni nada de nada. ¿Por qué hacen esto con gente que no se lo merece? ¿Quién es el cabrón, cabrona, o cabrone que se salva el culo con este ridículo, o lo intenta? Me producen pena y hasta ternura, porque escaparon de la roca Tarpeya, por la que se arrojaba a los subnormales y defectuosos, no a los ignorantes, que son utilizados por el chulo de mierda que nos las hace de todos los colores. Ya ni el Cañamero, el incondicional.