Patógenos mortales clandestinos: así infiltraron en Ucrania los biolaboratorios militares de Estados Unidos
El Ministerio de Defensa ruso reveló nueva información sobre los esquivos laboratorios biológicos financiados por EEUU descubiertos en el este de Ucrania en el marco de su operación especial en la nación, y esta noticia recibió una dimensión totalmente nueva al revelarse que en ellos estaba involucrado Hunter Biden, hijo del presidente de EEUU.
Una operación de 2.100 millones de dólares que explora algunos de los virus más mortíferos en al menos 30 laboratorios, bajo el patrocinio del Pentágono y de tres empresas privadas: Sputnik destapa el programa clandestino de laboratorios biológicos de EEUU.
De hecho, este programa no era de dominio público porque a pesar de estar operando en 25 Estados, emplea a civiles que no tienen que rendir cuentas ante el Congreso y pueden eludir la ley debido a la falta de supervisión directa.
La existencia de este programa ha sido confirmada nada menos que por la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, en una audiencia del Comité del Senado el 8 de marzo. A pesar de ello, ha sido desestimada por la mayoría de los medios de comunicación estadounidenses que tildaron la situación de «conspiración», en un esfuerzo desesperado por esconder bajo la alfombra uno de los secretos mejor guardados de EEUU dentro de Ucrania.
Aunque el programa en sí es mucho más amplio — se extiende por África, Oriente Medio y el Sudeste Asiático — , es su rama ucraniana la que ha estado causando ansiedad en el Pentágono, así como en la Administración Biden, por el temor de que pueda caer en manos de las fuerzas rusas.
Entonces, ¿qué ha estado ocurriendo exactamente en los laboratorios biológicos de Estados Unidos en Ucrania?
Trabajo encubierto sobre virus mortales
Los laboratorios biológicos son operados por el programa militar de la Agencia de Reducción de Defensa de Amenazas de EEUU, o DTRA por las siglas en inglés. Además, el personal civil de estas empresas privadas puede operar en nombre del Gobierno estadounidense bajo cobertura diplomática, una práctica a la que recurre habitualmente la CIA.
Hay tres empresas de este tipo que operan en Ucrania:
Metabiota Inc., Southern Research Institute y Black & Veatch, con puestos clave ocupados por antiguos, y en algunos casos, actuales oficiales militares y de inteligencia de alto rango.
Además del Pentágono, estas empresas dirigen proyectos federales de investigación biológica para la CIA y otras agencias gubernamentales. Según diversas fuentes, la DTRA financia unos 15 laboratorios biológicos en Ucrania, y hay datos acumulados sobre 10 de ellos:
1. Centro Regional de Laboratorio de Ternopol, Ternopil, calle Fedkovicha 13.
2. Laboratorio diagnóstico de Jerson (Centro regional de laboratorios de Jerson), Jerson, calle Uvarova, 3.
3. Instituto de Medicina Veterinaria de la Academia Nacional de Ciencias Agrarias de Ucrania.
4. Laboratorio diagnóstico de Vinnitsa (centro regional de laboratorios de Vinnitsa), Vinnitsa, calle Malinovski, 11.
5. Laboratorio diagnóstico de Transcarpatia (centro regional de laboratorios de Transcarpatia), Uzhhorod, calle Sobranetskaya, 96.
6. Laboratorio diagnóstico de Dnepropetrovsk (centro regional de laboratorios de Dnepropetrovsk), Dnepropetrovsk, calle Schmidt, 26 / calle Filosófica, 39A.
7. Laboratorio regional estatal de medicina veterinaria de Dnepropetrovsk, Dnepropetrovsk, avenida Kirov, 48.
8. Instituto de Investigación de Epidemiología e Higiene de Lviv Ministerio de Salud de Ucrania, Lviv, calle Green, 12.
9. Laboratorio Regional Estatal de Medicina Veterinaria de Lviv, Lviv, calle Promyslova, 7.
10. Laboratorio diagnóstico de Lviv (centro regional de laboratorios de Lviv), Lviv, calle Krupyarska, 27.
Empresas de EEUU ganan contratos cuantiosos
Según un acuerdo del 2005 entre el Departamento de Defensa de EEUU y el Ministerio de Sanidad de Ucrania, el Gobierno de Kiev tiene prohibido revelar cualquier información «sensible» sobre el programa estadounidense. Mientras tanto, Ucrania está obligada a transferir patógenos peligrosos de los laboratorios de su territorio al Pentágono para que se realicen más investigaciones biológicas. A cambio, el Ejército estadounidense tendría acceso a los secretos de Estado de Ucrania relacionados con los proyectos en curso.
Sin embargo, una organización financiada por el país norteamericano, el Centro de Ciencia y Tecnología de Ucrania (STCU), se estableció en el país incluso antes de este acuerdo. Con sus empleados dotados de inmunidad diplomática, el centro apoya oficialmente los proyectos de los científicos que anteriormente trabajaron en los programas soviéticos para crear armas de destrucción masiva.
En los últimos 20 años, el STCU ha canalizado 285 millones de dólares en financiación y ha gestionado unos 1.850 proyectos en todo el mundo. El trabajo se lleva a cabo oficialmente en línea con el programa lanzado en 1991 para prevenir la propagación de armas de destrucción masiva. Así, el objetivo declarado es garantizar el almacenamiento seguro y la destrucción de las armas nucleares, químicas y biológicas, junto con sus vectores, en los países de la antigua Unión Soviética.
Puesto que Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán destruyeron su arsenal de cabezas nucleares, en los papeles, el programa terminó en 2013. Sin embargo, en 2021 se presentó un proyecto de ley en el Congreso de EEUU para renovar el programa, supuestamente ante la «amenaza reemergente de la proliferación de armas de aniquilación masiva». No obstante, según el sitio web de Contratación Pública Federal, el programa nunca dejó de funcionar en realidad.
En 2013, Raytheon Technical Services Company LLC era uno de los contratistas de la DTRA para la ejecución del programa en Ucrania, con un contrato de 43,9 millones de dólares.
En 2016, el propio STCU obtuvo un contrato de cinco años de la DTRA para prestar servicios científicos y técnicos por un valor de 10 millones de dólares. En la actualidad, no está claro el alcance de la actividad en curso del STCU en Ucrania.
Aunque no sea posible rastrear todas las investigaciones, la proliferación de biolaboratorios estadounidenses en suelo ucraniano y la financiación estadounidense de proyectos de la STCU coincidieron con varios brotes de graves enfermedades infecciosas en el país.
En enero de 2016, al menos 20 soldados ucranianos murieron de un virus similar a la gripe en cuestión de dos días en Járkov, sede de uno de los laboratorios gestionados por EEUU. Más de 200 personas fueron hospitalizadas en aquel momento. Para el mes de marzo se registraron 364 casos mortales en toda Ucrania. La causa del 81% de las muertes fue la gripe porcina A (H1N1) pdm09, la misma que desencadenó una pandemia mundial de la enfermedad en 2009.
Más recientemente, se registró otro brote repentino de una enfermedad infecciosa, la hepatitis A, en el sureste de Ucrania, también sede de varios biolaboratorios del Pentágono.
El pasado mes de enero, 37 residentes de la ciudad de Nikoláyev fueron hospitalizados con ictericia, lo que llevó a la Policía local a iniciar una investigación por sospecha de «infección deliberada con el virus de la inmunodeficiencia humana y otras enfermedades incurables».
Hace tres años, más de 100 personas de esa misma ciudad se enfermaron de cólera. En ambos casos, se asumió que la causa era el agua potable contaminada.
Ya en el verano de 2017, 60 personas fueron hospitalizadas con hepatitis A en la ciudad de Zaporiyia; la causa de ese brote sigue siendo desconocida. En la región de Odesa, 19 niños tuvieron el mismo diagnóstico, mientras que en noviembre de 2017 se registraron 27 casos en Járkov. El virus se descubrió en el agua potable.
Ucrania fue testigo de un brote de cólera en 2011, con 33 personas hospitalizadas con diarrea. En 2014, se diagnosticaron más de 800 personas con cólera, con casos repartidos por todo el país.
Similitudes peligrosas
Aunque los brotes en sí mismos no son prueba suficiente de ningún juego sucio, las enfermedades en cuestión se correlacionan curiosamente con la lista de patógenos peligrosos que los laboratorios estadounidenses han estado investigando. Por ejemplo, el Southern Research Institute tiene un proyecto sobre el cólera, así como sobre los virus de la gripe y del Zika, todos ellos designados por el Pentágono como patógenos de importancia militar.
Además del Southern Research Institute, los laboratorios de Ucrania están gestionados por otras dos empresas, Black & Veatch y Metabiota.
Black & Veatch
Fundada en 1915 en Kansas City, Missouri, Black & Veatch tiene actualmente su sede en Overland Park, Kansas. Se especializa en minería, centros de datos, ciudades inteligentes, banca y mercados financieros. Esta compañía cuenta con más de 100 oficinas por todo el mundo.
En 2020, Black & Veatch era la séptima empresa más grande del país norteamericano, con unos ingresos de 3.700 millones de dólares aquel año. Desde sus inicios, la actividad de la empresa ha estado inextricablemente ligada al Ejército y a las agencias de inteligencia estadounidenses.
Black & Veatch obtuvo dos contratos quinquenales de la DTRA por un valor de 198,7 millones de dólares para construir y gestionar laboratorios biológicos en Ucrania, Alemania, Azerbaiyán, Camerún, Tailandia, Etiopía, Vietnam y Armenia.
El sitio web de Compras Federales afirma que solo en Ucrania este contratista del Pentágono tiene compromisos de DTRA en línea con el Programa de Participación Conjunta Biológica por un valor de 140 millones de dólares desde 2013, con trabajos por un valor de 77 millones de dólares aún por completar.
En 2014, Metabiota, especializada en la identificación, seguimiento y análisis de posibles brotes de enfermedades, firmó un contrato federal de 18,4 millones de dólares como subcontratista de Black & Veatch en Georgia y Ucrania.
Southern Research
La organización sin ánimo de lucro Southern Research, fundada en Birmingham (Alabama) en 1941 con el nombre de Instituto de Investigación de Alabama, lleva a cabo investigaciones fundamentales y aplicadas para organizaciones comerciales y sin ánimo de lucro en cuatro áreas: desarrollo de la medicina, energía, medioambiente e ingeniería.
Durante los últimos 70 años, Southern Research se ha dedicado a actividades de investigación relacionadas con la defensa nacional. Sus primeros programas para el Departamento de Defensa de Estados Unidos incluían el desarrollo de materiales resistentes al calor para los sistemas de cohetes que regresan a la atmósfera terrestre.
A lo largo de las décadas, Southern Research amplió la dirección de su trabajo al desarrollo de sistemas de misiles balísticos, vehículos hipersónicos, etc.
Desde 2008, el Southern Research Institute era el principal subcontratista en Ucrania. En 2001, la empresa se convirtió en subcontratista del Pentágono para la investigación del ántrax. El principal contratista era Advanced Biosystems, dirigido en aquel momento por Ken Alibek, un antiguo microbiólogo soviético y experto en armas biológicas de Kazajistán, que se marchó a EEUU en 1992.
El Southern Research Institute es conocido por haber presionado activamente por los programas de investigación de la inteligencia estadounidense en el Congreso y en el Departamento de Estado, más o menos al mismo tiempo que empezaban a surgir laboratorios biológicos en Ucrania y otros países de la antigua URSS.
Así, la empresa pagó 250.000 dólares al senador Jeff Sessions (exfiscal general de EEUU) por sus servicios de lobby en 2008-2009, cuando el Instituto obtuvo varios contratos federales.
En total, desde 2006 hasta 2016, el Southern Research Institute desembolsó unos 1,28 millones de dólares en actividades de lobby ante el Senado, la Cámara de Representantes, el Departamento de Estado y el Departamento de Defensa.
Metabiota Inc.
Por último, Metabiota Inc. es la más privada de las empresas mencionadas, vinculada a los biolaboratorios de Ucrania. Esto podría explicarse por sus vínculos con la familia del presidente de EEUU, Joe Biden, más concretamente con su hijo, Hunter Biden.
Fundada en 2008, Metabiota recibe encargos de gobiernos, compañías de seguros y ganaderos para investigar y evaluar las amenazas de enfermedades infecciosas, digitalizar los datos microbianos mundiales y evitar activamente la propagación de enfermedades.
En su primera etapa fue financiada por Rosemont Seneca Technology Partners (RSTP), una rama de Rosemont Capital, un fondo de inversión fundado por Hunter Biden y Christopher Heinz, hijastro del exsecretario de Estado John Kerry en 2009, en el que Biden era director general.
Los turbios negocios de Hunter Biden en el extranjero, que ocultaban una red de corrupción en la que pretendía utilizar la notoriedad de su padre para conseguir acuerdos sin escrúpulos, desde Ucrania hasta Hong Kong, han dado vueltas durante años, pero no han dado lugar a ninguna acción por parte de las autoridades estadounidenses o internacionales hasta ahora, con una investigación todavía en curso.
Metabiota figura en las carteras archivadas de RSTP, con informes financieros que muestran que RSTP cubrió la primera ronda de financiación de la empresa por un importe de 30 millones de dólares.
Desde 2014, Metabiota ha sido socia de la EcoHealth Alliance dentro del proyecto PREDICT del programa Amenazas Pandémicas Emergentes (EPT) de USAID, que tiene como objetivo llevar a cabo la vigilancia global de patógenos para ostensiblemente «identificar y prevenir la amenaza de nuevas enfermedades infecciosas emergentes».
Sin embargo, como parte de estos esfuerzos, los investigadores de Metabiota, EcoHealth Alliance y el Instituto de Virología de Wuhan realizaron conjuntamente un estudio sobre las enfermedades infecciosas de los murciélagos en China.
Los investigadores de EcoHealth Alliance y Metabiota también colaboraron en proyectos controvertidos sobre cómo «vivir de forma segura con los murciélagos», y en investigaciones que vinculan los brotes de enfermedades infecciosas emergentes con el comercio de animales salvajes.
Los investigadores de Metabiota también figuran junto con el personal de EcoHealth Alliance en un estudio de 2014 sobre la diseminación del henipavirus Nipah, un estudio de seguimiento del ébola en 2014 y un estudio sobre el herpes en 2015.
En abril de 2021, la USAID anunció un nuevo proyecto financiado por los contribuyentes, dirigido por la EcoHealth Alliance, para el seguimiento de nuevas enfermedades infecciosas con potencial pandémico.
Metabiota, cuyos investigadores figuraban como autores de artículos fechados en junio de 2021 relacionados con la vigilancia de los coronavirus en África, también está vinculada al nuevo proyecto encabezado por EcoHealth Alliance.
In-Q-Tel es una empresa estadounidense de capital riesgo sin ánimo de lucro con sede en Arlington, Virginia, fundada para impulsar la seguridad nacional «conectando a la Agencia Central de Inteligencia y a la comunidad de inteligencia estadounidense con empresas emprendedoras respaldadas por el Estado». La empresa, fundada por Norm Augustine, antiguo director general de Lockheed Martin, y Gilman Louie, que fue el primer director general de In Q-Tel, está considerada como una empresa que marca tendencias en el sector de las tecnologías de la información.
In-Q-Tel recibió financiación por al menos 120 millones de dólares en 2016, principalmente de la CIA, pero también de la NSA, el FBI y el Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Aunque In-Q-Tel opera parcialmente de forma pública, hay un manto de secretismo sobre sus productos y su uso, siendo los más famosos conocidos los sistemas analíticos para el análisis de datos de Palantir Technologies y la aplicación de intercambio de mensajes cifrados.
Con los documentos en la mano, Rusia abordó las pruebas condenatorias relativas a los laboratorios biológicos financiados por Estados Unidos en Ucrania.
El 11 de marzo, el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió en una sesión especial convocada a petición de Rusia para debatir la cuestión. Sin embargo, la secretaria general adjunta de Asuntos de Desarme de la ONU, Izumi Nakamitsu, dijo que la organización «no tenía conocimiento» de ningún programa de armas biológicas en Ucrania.
Washington se apresuró a denunciar las afirmaciones de Rusia, y Ned Price, portavoz del Departamento de Estado, la acusó de «inventar falsos pretextos en un intento de justificar sus propias acciones en Ucrania».
Rusia exigirá una explicación sobre la participación de Hunter Biden, el hijo del presidente estadounidense, en la financiación de la investigación de patógenos en Ucrania, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.