La paloma mensajera que fue condecorada por el Ejército español
En el Alcázar de Toledo se encuentra ubicado el Museo del Ejército de España, el cual fue el resultado de la fusión de diversos museos militares creados desde inicios del siglo XIX. Se trata de un majestuoso edifico que recoge en sus salas diferentes colecciones en las que los visitantes pueden encontrar aquello relacionado con la historia militar española y en el que hay expuesto todo tipo de armamento, insignias, uniformes, esculturas, cuadros y fotografías, documentos, maquetas y objetos clasificados como ‘varios’, entre los que se encuentran expuestos restos óseos y animales disecados, entre ellos una curiosa paloma y que responde a la nomenclatura ‘paloma mensajera 46415’.
Y es que, al igual que otros muchos ejércitos, el español también dispuso de su propio servicio de palomas mensajeras en la conocida como ‘Sección Colombófila del Ejército de Tierra’ y que estuvo en activo a lo largo de 129 años (desde 1879).
El mencionado servicio de palomas mensajeras del Ejército español fue disuelto el 28 de marzo de 2008, entregándose todas las aves adiestradas en poder de esta institución (que se encontraba en el Palomar Militar de El Pardo del Regimiento de Transmisiones Estratégicas 22, en el cuartel de Pozuelo de Alarcón, Madrid) a la Asociación de Palomas Mensajeras, haciéndose cargo del cuidado de las aves y teniendo que prestarlas al ejército en caso de necesidad.
El hecho de que la paloma mensajera 46415 esté disecada en el Museo del Ejército responde a un homenaje que se le quiso rendir al ser condecorada póstumamente en 1937, tras realizar su última misión.
Fue durante la Guerra Civil en la que 200 miembros de la Guardia Civil, que se habían unido al bando sublevado quedaron sitiados en el Santuario de la Virgen de la Cabeza (en pleno parque natural de la Sierra de Andújar, Jaén) junto a un millar de vecinos de la comarca.
A lo largo de 256 días (entre el 14 de septiembre de 1936 y el 1 de mayo de 1937) aquel lugar sufrió el asedio por parte del ejército republicano.
Nueve meses en los que los sublevados pudieron mantener algún tipo de contacto con el exterior mediante las palomas mensajeras que iban y venían desde con el Gobierno Militar de Córdoba.
Gracias a este medio de comunicación pudieron ser ayudados, recibiendo instrucciones sobre cómo, cuándo y dónde recibirían los aprovisionamientos para poder subsistir todo aquel tiempo de asedio por parte de los miembros del Frente Popular.
Al frente de los sublevados se encontraba el capitán de la Guardia Civil, Santiago Cortés González, quien tenía un largo historial de desobediencia durante los años en los que se mantuvo en vigor la II República, habiendo mandado reprimir concentraciones obreras o haber intimidado a dirigentes políticos de izquierdas, por lo que el propio Manuel Azaña había señalado a este como ‘personaje peligroso’.
El ‘Capitán Cortés’(como popularmente era conocido) intentó hacerse fuerte en Santuario de la Virgen de la Cabeza, a pesar de que muchos de sus compañeros sublevados intentaron hacerle entrar en razón de que, ante tal asedio, lo mejor era entregarse a los milicianos republicanos, pero hizo caso omiso, llegando a arrestar a quienes le hicieron tal propuesta.
El tiempo iba pasando y entre las palomas mensajeras que sirvieron de comunicación con el exterior estaba la catalogada con el número 46415, la cual recibió un impacto de bala por parte de un soldado republicano mientras volaba hacia el santuario para llevar un mensaje.
A pesar de estar malherida (y según relatan las crónicas de la época) la paloma pudo llegar hasta su destino y entregar su último mensaje al Capitán Cortés, falleciendo acto seguido.
Aquel último servicio de la paloma mensajera 46415 sirvió para que fuese ensalzado como un acto heroico y patriótico del ave, por parte del sublevado Bando Nacional, siendo condecorada póstumamente y decidiéndose que debía ser disecada para ser expuesta en el Museo del Ejército de España ubicado en el Alcázar de Toledo.
Pero en realidad, de poco sirvió aquel último mensaje de la ‘heroica paloma’, debido a que el 1 de mayo de 1937 (tras 256 de asedio) los milicianos republicanos lograron herir al Capitán Cortés y hacerse con el Santuario de la Virgen de la Cabeza.