¿Genocidio en Ucrania? Déjense de cuentos
Llaman genocidio a la muerte de entre 5000 a 6000 personas en medio de una población de 45 millones.
Cuando Napoleón invadió España, murieron un millón de los diez millones de habitantes que tenía nuestro país. Nadie llamó nunca genocida al emperador corso. En cambio, muchos historiadores atribuyeron la gigantesca mortandad a factores como “la sequía, las malas cosechas, las condiciones insalubres, la mala planificación…”
Creo que nunca se había frivolizado tanto con el término genocidio como con ocasión del conflicto de Ucrania. Veamos:
Los alemanes cercaron en 1942 San Petersburgo y murieron unos 500.000 habitantes de una población de 1,5 millones. Es decir, uno de cada tres ciudadanos rusos perecieron.
En la guerra de Irak promovida por Estados Unidos murieron entre 897.000 y 929.000 personas, en su mayoría civiles (entre 363.000 y 387.000). Aquí sí sería apropiado hablar de genocidio.
Entre el 19 de marzo y el 26 de mayo de 2011, los bombardeos de la OTAN y de la coalición internacional mataron a 718 civiles e hirieron a 4.067 en Libia.
Entre los siglos XVI, XVII y XVIII, la crueldad llegó a niveles de holocausto con la apocalíptica acción de los ingleses en sus áreas de influencia.
Entre 1885 y 1908, el Estado Libre del Congo (hoy República Democrática del Congo) era una colonia bajo el dominio personal del rey Leopoldo II de Bélgica. Las atrocidades cometidas contra la población aborigen son conocidas como los «horrores del Congo», y estaban particularmente asociadas con las políticas laborales utilizadas para recolectar caucho natural para la exportación. Junto con las enfermedades epidémicas, el hambre y una tasa de natalidad en descenso causada por estas interrupciones, las atrocidades contribuyeron a una fuerte disminución de la población congoleña. La magnitud de la caída de la población durante el período se disputa, pero se cree que se encuentra entre 10 y 15 millones de personas.
En la guerra que siguió a la invasión de Vietnam por EEUU se calcula que murieron entre 966 000 y 3.010 000 vietnamitas. Estos son algunos testimonios de los más de cien excombatientes de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en Vietnam que se congregaron entre el 31 de enero y el 2 de febrero de 1971 en Detroit para denunciar la masacre a la que su Ejército estaba sometiendo en el sudeste asiático a los militares y los civiles locales y a sus propios efectivos:
“Mi testimonio se refiere a la demolición de aldeas sin una razón concreta, arrojar a los sospechosos del Vietcong del avión después de atarlos y amordazarlos con alambre de cobre”.
“Mi testimonio incluye la quema de aldeas con civiles en ellas, el corte de orejas, el corte de cabezas, la tortura de prisioneros, la llamada de artillería en los pueblos para juegos, los miembros del cuerpo matando a prisioneros heridos”.
“Mi testimonio consistirá en presenciar y participar en la convocatoria de artillería en pueblos indefensos, mutilación de cuerpos, matanza de civiles, maltrato de civiles…”.
“Mi testimonio incluye el asesinato de no combatientes, la destrucción de propiedades y ganado vietnamitas, el uso de agentes químicos y el uso de la tortura para interrogar a los prisioneros”.
Si hablamos de genocidios, hablemos de los cientos que fueron de verdad, en su mayoría perpetrados por las naciones que hoy alientan la ofensiva económica y militar contra Rusia. Así que déjense de cuentos. Para cuentos, los de Calleja y no los de Zelenski.
Ni más ni menos, Es indignante el cuento que nos están contando sobre Ucrania.