La guerra en Ucrania desvela los riesgos de la maternidad subrogada
El negocio de la gestación subrogada* en Ucrania se vio muy afectado por la guerra. Pero no es la primera vez que queda de manifiesto la necesidad de reglamentar esta práctica.
Mercedes Ferreira-Frey y su esposo Roland viven en Suiza. Nunca habrán podido imaginar que, al momento de regresar a casa con su tan esperado bebé, estallaría la guerra a las puertas de Europa.
El 24 de febrero, día en que comenzó el conflicto de Ucrania se encontraban en Kiev con Cristiano, su bebé nacido el 15 de febrero mediante un “vientre de alquiler”**.
La doctora que debía examinar al bebé no se presentó a la cita. Envió un mensaje por teléfono a la pareja. “La carretera está bloqueada. No puedo ir”.
“Vimos las noticias y nos dimos cuenta de que había estallado la guerra”, narró Roland en entrevista con la radio y televisión suiza francófona RTSEnlace externo.
La familia tuvo la suerte de poder regresar sana y salva. Los tres atravesaron la frontera con el último convoy organizado por la embajada suiza.
En un búnker
BioTexCom, la principal agencia de subrogación de Kiev, ha trasladado su sede a un búnker subterráneo donde las enfermeras cuidan a los bebés 24 horas sobre 24.
Han pasado dos meses desde que comenzó la invasión y cada vez más niños y niñas son llevados a la frontera, donde los esperan sus padres. Sin embargo, de los 52 niños nacidos desde el comienzo de la guerra, unos veinte siguen en el refugio.
Mucho más barato que en EE.UU.
La gestación subrogada está autorizada en numerosos países, entre ellos México, Colombia y Canadá, según la agencia internacional especializada Global Surrogacy.
La práctica comercial de “vientre alquilado” es legal en algunos estados de EE. UU., Georgia y Ucrania.
En Ucrania, las personas de nacionalidad extranjera solo pueden tener hijos de esa manera si forman una pareja heterosexual casada. Se calcula que cada año nacen más de 2 000 bebés a través de la gestación subrogada. La mayoría de ellos son hijos de parejas extranjeras como los Frey.
En Suiza, como en muchos otros países, la subrogación está prohibida. Según una investigaciónEnlace externo encargada por el Gobierno suizo y dirigida por Carolin SchurrEnlace externo, profesora de la Universidad de Berna, alrededor del 60% de las 28 parejas (incluyendo familias monoparentales) que tuvieron un hijo por subrogación en 2019 eligieron Estados Unidos en primer lugar y, en segundo, Ucrania.
Antes de la guerra, la pandemia
La gestación subrogada, ofrece a las mujeres a las que se les ha extirpado el útero por enfermedad congénita o cáncer, así como a las parejas masculinas, la oportunidad de tener un hijo. Sin embargo, muchos países prohíben esta práctica por razones éticas.
Por ello, existe una fuerte demanda a nivel internacional y el negocio de la gestación subrogada para parejas extranjeras está muy extendido en países como Ucrania.
Anika Konig, antropóloga social y cultural de la Universidad Libre de Berlín e investigadora asociada de la Universidad de Lucerna, señala, sin embargo, que “la subrogación transfronteriza siempre implica riesgos”.
Una situación similar a la actual con la guerra se dio hace apenas dos años, cuando estalló la pandemia del coronavirus. Debido a las restricciones de viaje, los padres no pudieron recoger a los niños.
Bebés en cunas y enfermeras
El conflicto también obligó a las madres sustitutas en Ucrania a tomar una decisión difícil: huir de la guerra o quedarse. Si daban a luz fuera del país, corrían el riesgo de que sus bebés no fueran reconocidos legalmente como hijos de sus “clientes”.
Si bien no se puede comparar una pandemia con una guerra, “ambas muestran dónde son particularmente grandes los riesgos: desde el momento en que es necesario atravesar fronteras, los arreglos, como la maternidad de substitución son más vulnerables”, explica König.
Abusos
De acuerdo con Schurr, los derechos de las madres sustitutas en países relativamente pobres como Ucrania no están suficientemente protegidos.
En el programa de gestación subrogada de Ucrania, los clientes de países occidentales o de China pagan entre 40 000 y 50 000 euros antes de tener a su bebé en los brazos. Sin embargo, “las madres sustitutas solamente obtienen una pequeña fracción de ese monto”, indica Schurr. A menudo, las madres sustitutas sufren el estrés físico y emocional causado por los tratamientos hormonales y el embarazo. “Pero una vez que nace el bebé, ya nadie se preocupa por ellas”.
Sin embargo, una prohibición total de la subrogación transfronteriza no resolvería el problema, afirma König. “La práctica escaparía al escrutinio y las madres sustitutas serían aún más vulnerables”. En cambio, argumenta, tendría más sentido legalizar esta práctica en todos los países, incluida Suiza, y establecer directrices y normas éticas claras para proteger los derechos de las madres sustitutas, los niños y los padres.
NOTAS
*Gestación subrogada: Técnica reproductiva que utiliza un vientre de alquiler
** Vientre de alquiler: Mujer que, previo acuerdo, cede su capacidad gestante para que le sea implantado un embrión ajeno, engendrado mediante fecundación in vitro, y se compromete a entregar el nacido al término de su embarazo.