¡Siempre Real Madrid: eterno rey de Europa!
JMR.- Es Real. La leyenda del Madrid indomable crece con la 14ª Champions tras doblegar al Liverpool en París. De nuevo combatió contra un rival formidable y contra los pronósticos que daban favoritos a los reds. De nuevo se rebeló con el carácter que imprimen las fibras del escudo para alzar un trofeo que hará rico al profeta que invirtió algunos euros en los blancos a comienzos de temporada. Estuvo en la lona, una, dos, tres veces, cuatro con la de ayer, y de todas se levantó para convencer a su gente de que nada es imposible cuando juega su Madrid. Marcó Vinicius, catapultado por Valverde, y los blancos se entregaron en un asombroso esfuerzo defensivo, pero fue Courtois, determinante en todo el torneo, quien agarró con fuerza la Decimocuarta con cinco paradas asombrosas.
Tiene además esta Champions un valor añadido. Los héroes de las cinco Copas demuestran el valor del colectivo por encima de las individualidades determinantes, especialmente la de Cristiano Ronaldo. Se temía que sin la llegada de un nuevo Mesías, Mbappé o quien quieran, no sería posible volver a alzar la Copa de Europa, y ha sido todo lo contrario. Con un camino inolvidable, provocando la mayor explosión de fútbol y fe que se recuerda en décadas, la Champions de las remontadas corona con una exhibición de su portero, la más decisiva que se recuerda en una final, y ocupará un lugar preferente en el corazón del madridismo. El Bernabéu siempre fue más de llegar al éxtasis por la vía del tormento.
Porque se sufrió. Vaya si se sufrió. Puede que fuera por el retraso de más de media hora en el inicio de encuentro, o puede que fuera el plan de Ancelotti. El caso es que el primer acto fue neto para el Liverpool en el balance global. De hecho, de no ser por dos manos imponentes de Thibaut Courtois, una a Salah abajo a contrapié y otra a Mané para desviar contra el palo, el equipo inglés habría obtenido ventaja en el arranque intenso de los reds. Con Valverde como falso extremo derecho, el Madrid no encontraba más salida que el balón en largo donde Van Dijk y Konaté dominaron con claridad. Similar a lo del PSG en la ida de los octavos, pero sin un tiburón como Mbappé para aprovechar las ventajas. Se suponía que Luis Díaz interpretaría ese papel, pero Carvajal le sujetó con facultades y carácter.
Thiago, duda hasta los minutos antes de iniciarse la final, ponía el pase de riesgo para encontrar a menudo a los puntas, que poco a poco perdían la claridad para girarse. Las buenas acciones defensivas de Valverde, Vinicius, Carvajal y Militao convencieron al Madrid de sus posibilidades. Porque, a pesar de esa sensación de asfixia, la final tenía un aire de historia ya vista. Vinicius, arrastrado en la persecución de Alexander-Arnold, se hartó de tirar desmarques que no leyeron a tiempo o con precisión sus compañeros. Fue Valverde quien le encontró en un cambio de orientación y el atrevimiento del brasileño al tirar un caño a Konaté desbloqueó a los blancos y, lo que es más importante, intimidó al Liverpool. Así llegó un ataque elaborado que leyó excelente Benzema, controló una diagonal en el área, cedió atrás, llegó apurado Valverde y el rebote cayó a Benzema, que convirtió desde cerca. Fuera de juego según el linier, pero con mucha miga. Porque entre el francés y la portería sólo había un defensor, pero como en el intento de despeje Fabinho tocó hacia atrás, había que aclarar si aplicaba la norma de Eric García con Mbappé u otra más conveniente. Tres minutos estuvieron analizando la acción en el VAR. Para que luego nos quejemos del nuestro, para anular un gol más que discutible que cargó de indignación al madridismo. Al descanso.
No hubo cambios de vuelta de vestuarios, pero el decorado fue distinto. Empezó a anticipar la defensa blanca, a combinar en la medular, y sobre todo fue creciendo la figura de Valverde, inmenso en todos los sectores. En las ayudas y en las arrancadas. Allí nació el 0-1, en una salida de Fede como un halcón por banda que desembocó en diagonal y acabó en un remate duro, seco, que se marchaba desviado hasta que Vinicius la puso en la red. A Carlo le encantan que los planes salgan bien.
Reaccionó el Liverpool con vigor y con calidad, porque tiene futbolistas excelentes. Salah, zurdo cerrado, recibió en derecha, cabalgó por el balcón del área y buscó el palo alejado con rosca. Iba dentro. Fijo. Qué mano de Courtois. Metió Klopp a Diogo Jota, y el portugués rescató un centro pasadísimo para ponerla al otro palo y allí apareció Salah para rematar. También acudió, enorme, Courtois, que volvió a hacer un milagro. Un arreón brutal anulado por el coloso belga.
No se puede poner un pero a Klopp, que metió toda la leña en la hoguera. Firmino y Keita por Thiago y Henderson. Cuatro delanteros. Al Madrid le faltaba resuello para llegar a los balones divididos, y el agobio alargaba los minutos como si fueran horas. Hasta que un balón largo a Salah controló con toda la clase del mundo, se deshizo de Mendy y el tiro cruzado del egipcio provocó otra obra de arte de Courtois. Porque si las chilenas y las voleas son arte, convendría hacer un molde con las manos de Thibaut para exponerlas en un museo.
Metió los cambios Ancelotti, en parte por necesidad, con Valverde tieso, en parte para perder tiempo. Pudo sentenciar en una contra el Madrid, con Kroos desatado, y después en otra Ceballos, que se atrancó con la bola. Pero donde estaba ganando la partida era con su imponente rendimiento defensivo. Brutal. Casemiro, Kroos, Militao, Alaba, Carvajal… Un espectáculo para abordar todos los centros laterales del Liverpool. El eterno campeón gestionó los últimos minutos con la sabiduría de los grandes campeones hasta el pitido final. El Madrid dobla a su inmediato seguidor en número de Champions gracias a un equipo eterno, el Madrid de las Cinco Copas en cinco finales. Ahí queda eso.
Real Madrid y Barcelona, dos equipos que hace propaganda de la multiculturalidad para que los invasores con camisetas del Madrid y Barça quieran venir a millones. Asco y vergüenza de equipos.
Así es. Por una parte uno se alegra instintivamente, celebra el gol, celebra la decimocuarta Copa de Europa de Campeones. Y tiene sentido: se enfrentan el campeón de la Liga española contra el segundo de la Premiere; o sea, a nivel comercial y de imagen, una rivalidad anglo española; y una rivalidad publicitaria entre dos ciudades, Madrid y Liverpool. Madrid que fue capital del primer Imperio global. Pero el sentimiento es agridulce. Mayoría africana y solo un español en el equipo titular. Al final hasta el capitán, el brasileño Marcelo, ídolo de masas, que recibe la Copa, en nada se… Leer más »
Realmente puede catalogarse a Valverde de español,ya que es uruguayo blanco de origen español. Madrid,Courtois y Kroos son europeos,con lo que hay 5 blancos en el Madrid.Tremendo,aunque peor fue lo del Liverpool,que solo alineó a 3 jugadores blancos.
Cierto, pero luego salieron Camavinga y Rodrigo, de orígenes africano bastante puro el primero, y africano y amerindio el segundo. Más Ceballos, que es español pero tiene un fenotipo extra europeo, no sé si medio árabe o kalé. O sea en el cómputo global los fenotipos europeos están en franca minoría. Y la próxima temporada llega Rudiger…
pués cuando lo compre algún Jeque marbellí no sé q dirán.
Creo que fue Di Stéfano el que dijo: “el mejor jugador del Madrid somos todos juntos”.
El fútbol pierde pasión por diferente motivos, uno de los cuales es la falta de empatía con unos jugadores que parecen meros mercenarios que no son ni del propio país del equipo. Lejos queda esa norma de la UEFA en que los futbolistas tenían que ser del Estado que pertenecía el club salvo un par o tres de extranjeros.
El Real Madrid ganó su 14º Copa de Europa con un único español de titular (Carvajal).
Y Ceballos entró en el minuto 90 haciendo un: 2 españoles de 14…
El fútbol está para que el pueblo canalice la rabia por ahí.
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Totalmente cierto
Madridistas, seamos realistas, saquemos la lección completa. El Liverpool jugó mejor. Jugó con una perfecta precisión. Otra vez nos fue del canto de un duro, nos salvó tener el mejor portero de Europa. Y creo q el equipo necesita fichajes estrella. O podemos ir por el mal camino del Barça.