Argelia y las consecuencias de jugar con fuego
EC.- Tras el cambio de postura del Gobierno español en relación con el Sahara Occidental en favor de Marruecos, era de esperar que Argelia respondiera con una contundente represalia, como hizo ayer al suspender el tratado de amistad, buena vecindad y cooperación que unía a los dos países desde hace veinte años. Desde la independencia de Argelia en 1962, las relaciones con España se han caracterizado por una ausencia de conflictos que ha favorecido los intercambios comerciales y, sobre todo, los suministros de gas a través de sendos gaseoductos, el Medgaz y el Magreb-Europa que atravesaba Marruecos. Este último fue cerrado por Argelia el pasado noviembre, como consecuencia del deterioro de las siempre tensas relaciones con Marruecos, precisamente cuando arreciaba la tormenta en las relaciones entre Madrid y Rabat.
El cambio de postura sobre el Sahara, adoptado personalmente por el presidente Sánchez, ha modificado abruptamente toda la estrategia de equilibrio en las relaciones de España con el Norte de África. Para recuperar la relación con Marruecos, se ofendía a Argelia, que ahora suspende sus relaciones comerciales con España, con la incógnita inquietante de qué sucederá con el suministro de gas.
El trascendental cambio de política sobre el Sahara, que Sánchez no ha explicado aún de manera convincente, ha sido jugar con fuego, un fuego que puede provocar un incendio en el Mediterráneo occidental, del que ya empezamos a sufrir las consecuencias.