Guardia Civil en la tragedia del Tarajal.

Pedro I. Altamirano.- Ocho años de la muerte de 15 personas en la playa de Ceuta, tras uso de material antidisturbios por parte de la Guardia Civil. Ocho años de impunidad en los que se ha archivado y reabierto tres veces el caso Tarajal. Ocho años en los que las familias de las víctimas siguen esperando verdad, justicia y reparación para que hechos tan lamentables y trágicos como los vividos aquella mañana no se repitan nunca más. Ocho años exigiendo #JusticiaTarajal.

Esto fue lo que ocurrió cuando el 6 de febrero de 2014, unos 200 migrantes intentaron entrar en Ceuta. Aproximadamente 90 alcanzaron la zona fronteriza de la playa del Tarajal, e intentaron cruzar a nado. Al menos 14 murieron ahogadas, una desapareció, y 23 fueron devueltas a las autoridades marroquíes desde la misma playa y sin acceso a ningún procedimiento formal. Mientras estas personas se encontraban en el agua, agentes de la Guardia Civil intentaron evitar que alcanzaran tierra firme mediante el uso excesivo de la fuerza y de material antidisturbios, como pelotas de goma, salvas detonadoras, y botes de humo, como reconocieron de forma posterior las autoridades españolas que testificaron sobre el caso Tarajal.

Miembros de la Gendarmería marroquí.

En aquella ocasión, los políticos españoles culparon de la muerte de los migrantes a manos, de forma aún presunta, de la policía española, a la pasividad de la policía marroquí. Exigíamos al Reino de Marruecos que fuera más contundente a la hora de controlar las vallas de Ceuta y Melilla. Hubo 15 muertos y se culpó a Marruecos. Hoy ocho años después, la gendarmería marroquí tiene información que una masa de migrantes se organiza en el monte Gurugú para un nuevo y violento asalto a la valla de Melilla, y actúa en consecuencia.

La policía llega al Gurugú y comienza el desalojo de los migrantes. Los migrantes, tal como se observan en las imágenes, responde armados de forma tan violenta que varios gendarmes son heridos de forma grave. La masa, de más de 2.000 migrantes, bajan por las laderas del Gurugú hacia la frontera. La gendarmería se refuerza y pone a la población de los barrios más cercanos a la frontera a salvo en casa, tal como se pueden observar en las imágenes de la masa de migrantes armados atravesando el barrio.

Lo migrantes, tal como también se puede observar en las imágenes (todas las secuencias están grabadas y publicadas en redes sociales), comienzan a subir por los primeros tramos de vallas, que por el peso cae y produce las primeras víctimas mortales y heridos.

Los atacantes, que de migrantes pacíficos tienen poco, y mucho de banda armada organizada, se abalanza contra la valla con el resultado que hoy conocemos. Una batalla cruenta en la que algunos consiguen saltar la valla causando heridos entre la Guardia Civil, y el resto no logran saltar. Como resultado final, más de 20 muertes entre los migrantes, que desde luego hay que condenar, pedir que no vuelvan a producirse muertes. Numerosos gendarmes resultan mal heridos defendiendo la valla de Melilla. ¿Cómo reacciona la política española? Exacto, culpando de las muertes a la policía marroquí.

Cuando no colabora y las muertes las pone la policía española, la culpa es de Marruecos. Cuando la policía marroquí actúa y son ellos los que cargan con los muertos, también culpamos a Marruecos. Entonces ¿por qué Marruecos va a poner en riesgo la vida de sus gendarmes, cargar con los muertos si intervenga o no, los muertos van a ser siempre responsabilidad de Marruecos? ¿Os imagináis lo que sería de España sin la lucha contra el terrorismo yihadista que mantiene la Gendarmería marroquí en colaboración con la policía española? Pensadlo.

Siempre que se produzca un ataque violento y masivo a las vallas de Ceuta y Melilla, habrá heridos, y en ocasiones de extrema gravedad, muertos. La culpa de ello no es de la Policía española o Marroquí, sino de quienes arman y organizan a los migrantes para que asalten las vallas. No culpemos a quienes ponen sus vidas en peligro en defensa de las fronteras, sino a quienes los mandan al matadero, que no es otro de Argelia, siempre detrás de todos los problemas hispano marroquíes, ya sea la banda armada del Polisario matando y secuestrando, ya sea protegiendo y financiando a ETA o Cubillos, ya sea cortando el gas, o como en esta ocasión amontonando a más de treinta mil sudaneses y subsaharianos en las fronteras cercanas a Melilla, para en vista de la reacción política española, comenzar a enviar grupos de miles de migrantes armados y organizados con el único objetivos de desestabilizar las relaciones entre España y Marruecos.

En efecto, la actual política española no merece que Marruecos ponga en riesgo la vida de sus gendarmes para la defensa de las vallas. No nos merecemos que muevan un dedo. Que lleguen los miles de migrantes organizados y armados a las vallas, que los heridos sean Guardias Civiles, Policías españoles y que, por supuesto los muertos sean a manos españolas. De ese modo, esa parte de la política española que odia a Marruecos desde la mentalidad colonial, xenófoba, racista y ciega, podrán despacharse a gusto con Marruecos, mientras que Argelia se frota las manos.

¿Dónde está la derecha española tan amante del orden y la Ley? Esa que no para de clamar la defensa de la españolidad de Ceuta y Melilla, de la protección de las fronteras ¿Por qué no defienden la valiente actuación de la gendarmería marroquí? ¿Por qué no agradecen el esfuerzo realizado por los gendarmes, el peso de cargar con los herido y muertos en la defensa de la valla y por tanto de la integridad del territorio español?

España nunca tuvo ni tendrá una política de Estado. Nunca hemos sido, somos ni seremos un Estado serio. Siempre seremos el país de pandereta que somos, incapaces de tomar decisiones, asumir responsabilidades nacionales e internacionales, y ganarnos el respeto. Lo seremos un país serio hasta que no tengamos políticos serios. Hoy solo tenemos un circo de tres pistas, donde los payasos no hacen gracia alguna, los trapecistas se nos caen, y en vez de ponerse de acuerdo en arreglar en circo, se dedican a tirarse los trastos unos a otros mientras el circo se les cae encima y el público huye despavorida del espectáculo.

Por cierto cuando el circo se caiga, no lo duden, la culpa la tendrá Marruecos.