El andalucismo frente al siglo XXI
Cuando el pueblo andaluz de forma mayoritaria y democrática vota a la derecha, lo hace en virtud de su libertad de opinión y voto. Todo aquel que lo rechaza, no solo rechaza la democracia, sino que atenta contra la libertad del pueblo andaluz.
Cuando el actual reelecto presidente del Gobierno de Andalucía Sr. Juanma Moreno accedió al poder en las anteriores elecciones, comenté con mis compañeros andalucistas que el PP jugaría bien sus cartas y que se quedarían con el andalucismo y la bandera. A la vista de los resultados de las ultimas elecciones puedo afirmar que acerté. Hoy el PP tiene el apoyo de la mayoría social de Andalucía entorno a los símbolos andaluces. Acaban de universalizar el andalucismo.
Tengo la suerte de conocer tanto a Juanma Moreno, como a Elías Bendodo y su círculo más íntimo desde que eran muy jóvenes hace ya más de veinte años, y ya se distinguían por su capacidad de gestión y honestidad, pero sobre todo por no tener complejos con el andalucismo, ya que se sentían tan andaluces como españoles. Eso que les cuesta a otros muchos comprender, ellos los llevan de forma natural. Son, sobre todo andaluces.
Los andalucistas “pata negra” esos que siempre piensan, pensamos o pensábamos que el andalucismo sólo nos pertenecía a nosotros, y que por serlo, tenía, teníamos que ser de izquierdas no solo estábamos equivocados, sino que hemos fracasado de forma más que estrepitosa. Negar esta evidencia es negar la luz del día.
El andalucismo debe entrar en un tiempo de reflexión y comenzar desde la autocrítica. Debemos dejar atrás viejas tesis ideológicas para pasar a las modernas tesis de gestión política, sociales, culturales y económicas en base a la trasversalidad que representa la sociedad andaluza, sin dejar atrás nuestra historia ni de dónde venimos, pero fijando la mirada en el presente y el futuro por encima del pasado. Pesar más en qué queremos ser que el lo que fuimos.
Reflexionar si la lucha por la independencia tiene cabida o lógica en la sociedad andaluza del siglo XXI y si lleva a algún lado, en vez de luchar por los intereses andaluces tanto a nivel del España como a nivel de la Unión Europea que cada vez avanza más hacia la Europa de los pueblos. Si continuar anclados en una izquierda rancia incapaz de aportar soluciones y fracasada, leamos los últimos resultados electorales andaluces, o avanzar el andalucismo hacia posiciones más amplios donde el propio Blas Infante nos reclama de forma clara “Andalucía necesita de sus clases trabajadoras e industriales, sobre todo de sus artistas, intelectuales, de todos los hombres honrados que trabajan.
Andaluces de todos los campos y partidos, venid a esta labor, los hombres de ideas más opuestas, unidos por el ideal de una Andalucía grande y redimida”. En estas palabras que siempre olvidamos está la clave por su rabiosa actualidad. ¿Cómo es posible que el PP la haya llevado a la práctica mientras nosotros filosofamos a la sombra de un olivo?
Tenemos la obligación y la oportunidad de cambiar el paso, de pasar de la insignificancia que hoy representamos, a ser una alternativa real y efectiva para el pueblo andaluz cuando llegue el cambio de ciclo político que llegará, quizás dentro de cuatro u ocho años, pero llegará sin duda. Tenemos tiempo para reflexionar con calma, trabajar por la unidad del andalucismo, por debatir hacia dónde queremos y por qué camino andar hacia el futuro.
Por ello llamo al andalucismo, a todos los hombre y mujeres de Andalucía al duro trabajo de la travesía del desierto que nos queda por delante sino queremos desaparecer para siempre. Debemos ser el andalucismo del siglo XXI, capaz de ser el recambio lógico y no traumático del Partido Popular, pero no desde la carga ideológica ni anclados en el pasado, sino desde la trasversalidad y capacidad de dar respuestas claras y útiles a los problemas reales de los andaluces.
Este es solo un primer artículo de muchos en los que reflexionaré sobre el futuro del andalucismo en todas sus áreas como base de debate. No espero que se esté de acuerdo, pero sí que se reflexione porque no podemos ser nuestras propias mordazas. No seamos nuestras propias armaduras que nos hunden en el barro, liberémonos de nuestras cargas y busquemos ese camino que debemos recordar, para repito, no volver a ser lo que fuimos, sino ser lo que queramos ser.