Cuando un obispo o sacerdote es más político que pastor, deja abandonado el rebaño de Cristo
Jesús Córdoba.- Juanjo Omeya nacido en Cretas, tierra de los Omeyas, califato árabe de Damasco, parece que hace honor a la teología islámica… El gran conquistador impuesto por Bergoglio a unos obispos que no le querían, lo cual no deja de ser una imposición al viejo estilo moruno, una forma de raquítica conquista para asaltar la Conferencia Episcopal Española. Estas ganas que usted tenia de controlar -como lo hicieron sus antepasados- y de someter los obispos de las Españas, al igual que hicieron sus antepasados del califato fue hasta más fácil de lo que pensaba su jefe Bergoglio. A Juanjo Omeya lo recomendó no el Espíritu Santo, sino el dedazo papal, y los obispos se sometieron a la arbitraria decisión de Bergoglio, no faltaba más. Si no lo hiciesen, podrían perder sus cargos y prebendas.
Ay Juanjo, San Mateo es claro en el Evangelio ” Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero” (Mt, 6:24).
Por tanto, no podéis amar a la política y a Dios. O amas más a la política y odias a Dios o al revés. Sí, Juanjo, cuando se juega a querer quedar bien con los políticos se sacrifica el rebaño de Cristo y se deja en manos de los lobos que lo devoran.
Cuando tomó posesión como presidente de la Conferencia Episcopal Española, el diario ABC destacaba una de sus frases: “El cardenal arzobispo de Barcelona llega a la presidencia de la Conferencia Episcopal con el reto de que «los enfrentamientos y las heridas sociales y políticas no rompan la convivencia”. Realmente, no creo que Jesucristo estuviese de acuerdo con esta actitud cuando afirma: ” He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! «¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división” (Lc, 12. 46-57).
La verdad causa conflictos y la palabra de Jesús pone en su sitio a las personas. Es la Verdad del Evangelio que Omeya ha silenciado ante un gobierno corrupto, que está pudriendo la moral y robando a los pobres, pero no hay que crear conflictos, dice. El señor da por descontados los conflictos y usted, eminentísimo cardenal, ¿con qué derecho le contradice?
Yo estaba en la residencia para discapacitados AFAP de Barcelona patrocinada por la parroquia de San Pio X en el barrio del Congreso, su presidente independentista y católico amigo íntimo del párroco, un gran “practicante”.
El problema es que las residencias concertadas o de la Generalidad se quedan la pensión que tu recibes y deben dejar a disposición del residente el 20 o 25 % de tu paga para los gastos personales. El resto lo paga la Generalitat a cuenta del presupuesto social. Sin embargo, el gobierno catalán, con el consentimiento de la residencia, se quedaba casi todo el importe de tu pensión y encima tenías que pagar de tu escuálido bolsillo la comida del medio. Probablemente financian la corrupción y la independencia a costa de las residencias, sanatorios y hospitales, los muy miserables.
No solo el gobierno catalán nos hizo la vida imposible a las residentes, sino que Omeya se puso a su favor, firmando el documento obsequioso con la independencia, abandonando así a tantos cristianos que hemos tenido que irnos por el acoso de los curas indepes, el gobierno de Cataluña. Con Omeya y Bergoglio la asistencia a misa ha disminuido en más de un 25%, y la recaudación a caído más 15%. En Barcelona se han cerrado bastantes Iglesias, algunos conventos que ha echado a los frailes para que Juanjo Omeya los pudiese vender y sacar una buena pasta. El obispado parecía más una agencia inmobiliaria que la casa del pastor. Sin contar los escándalos de algunos sacerdotes con problemas sexuales que usted protege, haría falta un Mons. Schneider para denunciar a sus protegidos, que hay unos cuantos.
El mismo San Pablo es claro sobre esto en la primera carta a los Corintios: “Cuando alguno de vosotros tiene un pleito con otro, ¿se atreve a llevar la causa ante los injustos, y no ante los santos”
¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no sois acaso dignos de juzgar esas naderías? ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? Y ¡cómo no las cosas de esta vida! Y cuando tenéis pleitos de este género ¡tomáis como jueces a los que la Iglesia tiene en nada! Para vuestra vergüenza lo digo. ¿No hay entre vosotros algún sabio que pueda juzgar entre los hermanos? Vais a pleitear hermano contra hermano, ¡y eso, ante infieles! De todos modos, ya es un fallo en vosotros que haya pleitos entre vosotros. ¿Por qué no preferís soportar la injusticia? ¿Por qué no dejaros más bien despojar? ¡Al contrario! ¡Sois vosotros los que obráis la injusticia y despojáis a los demás! ¡Y esto, a hermanos! ¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios. Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habéis sido lavados, habéis sido santificados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios”. Si, Juanjo, esto es Palabra de Dios. Por lo tanto, Dios te habla de tus malas tretas políticas. Entregaste al gobierno corruptor de Pedro Sánchez la gestión interna de la Iglesia durante la plandemia y renunciaste a defender la libertad de la Iglesia de Cristo. ¡Que Él te lo demande!
También en los hospitales católicos de Barcelona como San Pablo, Hermanos de San Juan de Dios, Camilos, se practican el aborto consentido y alentado por usted, pues a los grupos de sacerdotes que se manifestaban en defensa de la vida usted los amonesto y suspendió a algunos de ellos, ¿No es cierto que algunos sacerdotes que predicaban el Evangelio fueron expulsados de su parroquia porque molestaban con sus sermones a una alcaldesa socialista? ¿No es cierto que usted ha amenazado a los sacerdotes que han desaconsejado la vacuna coronavírica, expulsando a los seminaristas que se negaron a ponérsela? Recuerde lo que San Pablo le dice: “¡Al contrario! ¡Sois vosotros los que obráis la injusticia y despojáis a los demás! ¡Y esto, a hermanos! ¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios”. Todos sus títulos de honor, señor arzobispo, cardenal Juanjo Omeya, no le servirán para entrar al Reino de Dios limpio de polvo y paja.
¡Conviértase y crea en el Evangelio!, don Juan José, y haga lo que Cristo ha mandado, no lo que a usted le parezca en cada momento con la intención de quedar bien siempre con el poder.
*Teólogo y colaborador de AD
Mafia clerical.
La forma de chocarse la mano es totalmente masónica. No deja lugar a dudas.
Estaba borracho o colocado mientras daba rienda suelta a su rabia ??