El peligro del nuevo ‘boom’ de los pods: “Que tengan menos tóxicos no significa que sean inofensivos para la salud”
Los vapers han ido evolucionando y la última versión se presenta en forma de pods desechables: unos mini vapers que caben en la palma de una mano y son de usar y tirar. Estos mini cigarrillos electrónicos funcionan con un máximo de caladas, entre 600 y 2000. Una vez agotadas el dispositivo se tira y se compra otro. El atractivo de este nuevo producto es la gran variedad de sabores con las que se produce. Además, está el precio que ronda entre los 8 y 12 euros dependiendo del dispositivo.
La tendencia es crear un producto cada vez más atractivo. De tamaño y precio reducidos. Y que vaticina con crear una nueva moda de consumo entre la población más joven. El problema es que existe la creencia generalizada de que este tipo de cigarrillo electrónico es menos dañino que el tabaco convencional o que, directamente, es inofensivo.
Sin embargo, se trata de una creencia errónea que atrapa en las redes del tabaco a nuevos consumidores, especialmente los más jóvenes. Y perjudica sus pulmones. El principal problema de este tipo de dispositivos electrónicos es que contienen nicotina. Esta sustancia puede terminar generando adicción en personas no fumadoras de tabaco.
Carlos Rábade, neumólogo y coordinador del área de tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) declara lo siguiente al respecto “a través de estos productos se puede administrar unas cantidades mayores de nicotina y, como consecuencia, crear adicción”. Además, la nicotina es una sustancia tóxica en sí misma.
Según Andrés Zamorano, presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) la nicotina “tiene efectos negativos sobre la salud cardiovascular y es un carcinogénico en sí mismo”.
Aunque la venta de cigarrillos electrónicos sin nicotina parece solucionar este problema, no es así. Como bien afirma Rábade “el humo del cigarrillo electrónico es aire contaminado de agentes como el propilenglicol, la glicerina y agentes irritantes y carcinógenos. Todos ellos son productos nocivos para la salud respiratoria”. “No hay estudios que afirmen que los cigarrillos electrónicos tienen más tóxicos que los convencionales, pero que tengan menos cantidad no significa que provoquen menos daño”.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha publicado este año el “Informe sobre los cigarrillos electrónicos: situación actual, evidencia disponible y regulación” donde se enumeran los posibles efectos negativos de estos dispositivos sobre la salud. “El mal llamado vapor de estos cigarrillos —en realidad es un aerosol— es tóxico y cancerígeno: además de nicotina, contienen metales pesados asociados a la aparición de tumores y partículas finas PM2.5, que llegan al final del pulmón” afirma Zamorano.
Otro hecho fundamental es que el vapor que se expulsa al ambiente tras la calada también es tóxico. Igual que el humo del tabaco. “Nos quieren vender que tirarse de un tercer piso es mejor que tirarse de un décimo” explica Zamorano. Además, la evidencia de los últimos estudios realizados apunta a que los saborizantes artificiales de los cigarrillos electrónicos desechables están detrás de lesiones pulmonares observadas en consumidores habituales de estos productos.
En conclusión, “estas sustancias por vía inhalada resultan tóxicas y nuestros pulmones no están preparados para recibirlas”, explica Rábade.
Sin embargo, hay alternativas como las cachimbas con melazas sin nicotina, estas son una propuesta perfecta para fumadores sociales de forma ocasional. “Se pueden compartir durante la noche, tomando café o en eventos. Y son perfectas para las personas que solo fuman cuando salen de casa eliminando la dependencia del tabaco o de cigarrillos electrónicos”, nos comentan desde el club de Wookah, Woodenbird.
Las encuestas sobre hábitos de consumo realizadas hasta el momento han revelado que estos productos seducen principalmente a la población más joven de entre 14 y 18 años. En las encuestas se puede observar como la población adulta prácticamente desconoce o no consume este tipo de cigarrillo electrónico desechable.
Por eso, aunque se puedan adquirir dispositivos sin nicotina Carlos Rábade aclara que “el simple hecho de utilizar estos productos normaliza la conducta de fumar y ponen en riesgo la salud pública de jóvenes y adolescentes” creando hábitos de dependencia. Y es que, según estos especialistas, los cigarrillos electrónicos suponen un paso atrás en la lucha contra el tabaquismo y no son inofensivos.